En la madrugada del 23 de febrero de 2019, 5 ríos desbordaron su cauce e inundaron 6 municipios en departamento del Chocó: Istmina, Condoto, Tadó, Medio San Juan (Andagoya), Cértegui y Rio Iró. En su voraz creciente el caudal del San Juan y 4 arterias se desbordó, penetró en las poblaciones causando destrucción de viviendas, deslizamientos y grandes inundaciones, dejando a su paso cuantiosas perdidas materiales, más de 5000 damnificados y una gran catástrofe social, ambiental y sanitaria.
Pronto empezaran los casos de múltiples enfermedades en la población: gastrointestinales por la carencia de agua potable, enfermedades como la malaria y el dengue que son endémicas de esta región aumentarán considerablemente por la proliferación de vectores en aguas estancadas, así como patologías respiratorias derivadas de las fuertes lluvias en este adverso clima húmedo y selvático.
Esta catástrofe no es solo resultado de un adverso cambio climático, de un inesperado aumento de lluvias, detrás esta el permanente ecocidio provocado por la minería ilegal, la deforestación por explotación maderera y derivada del cultivo ilegal por múltiples organizaciones armadas que mantienen en constante amenaza a las comunidades y un estado indolente, casi cómplice de esta situación.
La zozobra y la miseria de sus habitantes se profundizan en una situación de esta magnitud, en un ya empobrecido y olvidado departamento. Este departamento de aproximadamente 500000 habitantes ha sido por décadas saqueado por corruptas administraciones locales, olvidado por gobiernos nacionales y abandonado por los entes de control.
La corrupción nacional y regional ha desangrado al Chocó, hundiéndolo en una quiebra económica siendo paradójicamente rico con incontables recursos naturales. El 79,7% de su población tiene necesidades básicas insatisfechas y presenta un índice de desarrollo humano medio bajo, un índice de pobreza de 58,7%, pobreza extrema 32,7%, GINI 0,566 indicador de desigualdad similar al de países como Zambia (0.575) o Haiti (0.599), aun así nuestros gobernantes omiten sus responsabilidades y centran la mirada en problemas políticos mas taquilleros como la situación en Venezuela, dejando desprotegida a la población a merced de la pobreza y la violencia. Es incoherente que tengamos tanta miseria adentro de nuestra casa y queramos ayudar primero al vecino.
El pueblo chocoano necesita de nuestro apoyo y solidaridad en este momento, pero se necesita ademas de la ayuda humanitaria, el desarrollo serio de políticas publicas para la intervención en salud, vivienda, saneamiento básico, agua potable, redes de conexión eléctrica, movilidad, seguridad alimentaria, educación, creación de empresa y empleo, deben implementarse claras estrategias para hacer presencia estatal para dar seguridad y paz a las comunidades, así como llevar a cabo acciones para la protección de su rico medioambiente.
Es necesario un gobierno nacional comprometido para mitigar la emergencia y dispuesto a poner en marcha esta gran revolución que propongo en el párrafo anterior, puede ser loable el afán de buscar solución a la problemática venezolana, pero al presidente se le escoge para mejorar la calidad de vida de todos los colombianos, no para jugar a ser el “libertador” de países vecinos.
#SOSChocó
PD: Bienvenidos los conciertos y demás manifestaciones para recaudar fondos para el Chocó, Guajira, Vaupés y demás regiones pobres de la nación.
