Gobierno de Iván Duque quitará subsidios a los servicios públicos

Lo que no aclaró el presidente Duque es si su dolor por la situación de doña Amanda era porque quizá pensó que ella estaba pagando muy poquito en su factura.

Opina - Política

2019-02-15

Gobierno de Iván Duque quitará subsidios a los servicios públicos

“Me duele que doña Amanda Contreras tenga que pagar 98000 pesos de luz cuando vive en una provincia generadora de energía como la del Guavio”. – Iván Duque.

 

Cuando Iván Duque, el entonces precandidato presidencial por el partido del expresidente Uribe, el Centro Democrático iniciaba sus actos proselitistas (bastante populistas) al mejor estilo de su jefe conocidos como “talleres construyendo país”, sin ruborizarse y mirándola a los ojos era capaz de decirle a personas como doña Amanda Contreras que votando por él llegarían soluciones y mejores subsidios no solo para ella sino para todas las familias vulnerables de los sectores más pobres.

Lo que no sabía la señora Amanda, una humilde mujer de la tercera edad, trabajadora y quien hace grandes esfuerzos para pagar su factura de la energía eléctrica en el municipio de Guachetá – Cundinamarca, es que el hoy presidente tomaría decisiones que afectarían su bolsillo como nunca antes.

Esta semana su gobierno presentó ante el congreso de la republica una propuesta en la que según el articulo 179 del Plan Nacional de Desarrollo se expone que: «En ningún caso el subsidio será superior al 40 % del costo medio del suministro para el estrato 2, ni superior al 50 % de éste para el estrato 1».

Esto quiere decir que a los estratos 1 y 2 se le quitará el 10% del subsidio actual, pasando el estrato 1 de un subsidio del 60% al 50% y el estrato 2 del 50% al 40% y, el subsidio actual que recibe el estrato 3 que es del 15% prácticamente será quitado de tajo.

Esto es un atentado a la economía familiar de los hogares colombianos, ya que por ejemplo personas humildes como doña Amanda, pasarían de pagar en su factura de $98.000 a $117.624 y con esa misma regla terminaríamos no solo pagando más por la disminución del subsidio, sino que a ello debemos sumarle el aumento de tarifas con los incrementos que viene contemplando la CREG (Comisión de Regulación de Energía y Gas) impulsadas por el mismo gobierno, un aumento total para el bolsillo entre $12.000 y $30.000. sin que el aumento del salario mínimo sea el necesario para cubrir las necesidades básicas, sin que se detengan los aumentos en el transporte, la canasta familiar, los servicios bancarios y un largo etc.

Hoy los votantes del expresidente Uribe y quienes ciegamente confiaron en su pupilo deben estar sintiendo un gozo tremendo o una traición indescriptible, pues se les está cumpliendo lo que tanto repudiaban en campaña “¡es que todo lo quieren regalado!”.

Pero, es que todo el gabinete del gobierno está cortado con la misma tijera pues aún son recientes las palabras de la ministra de minas y energía María Fernanda Suarez cuando al ser preguntada por este tema dijo: “No habrá ningún alza tarifaria en los estratos de menores ingresos por cualquier modificación en el costo de los subsidios eléctricos.Ahora esta declaración podríamos tomarla como un Fake News o una inocentada como a las que ya nos tiene acostumbrados este gobierno.

Cabe señalar, que senadores como Armando Benedetti reaccionaron con prontitud, ya que en regiones como la costa caribe es donde estas decisiones tendrían un mayor impacto, primero porque el consumo de energía es más elevado por las mismas condiciones climáticas propias de la zona, así como por factores económicos como los altos índices de pobreza.

Ante esto el senador Benedetti fue de los primeros en advertir a través de redes sociales: “¡Ojo! En el PND, artículo 179, eliminan el subsidio de energía para el estrato 3 y además disminuyen el subsidio para los estratos 1 y 2, ¡No lo permitiremos!”

El mismo senador Benedetti en 2015 en debate al ministro de minas hizo serios señalamientos indicando que el gobierno viene privilegiando a las empresas encargadas de prestar servicios a expensas de desmejorar la capacidad económica de los hogares colombianos, esto en medio del escándalo de las térmicas y las amenazas de apagón en todo el país a finales de ese año, donde se pretendía aumentar impuestos, disminuir subsidios y recaudar más recursos para los privados. Cambia el gobierno, pero siguen las políticas en contra de los menos favorecidos, ¿acaso no eran muy diferentes a Santos?

La cereza de este pastel es que el subdirector de planeación Rafael Puyana, encargado de presentar el proyecto propone que estas mismas familias de estratos 1 y 2 deben cambiar sus electrodomésticos para disminuir los consumos. La pregunta es: Una familia que escasamente puede reunir para pagar la factura de la energía ¿de dónde saca plata para cambiar los electrodomésticos? Esta propuesta fue acogida de inmediato por la vicepresidenta Martha Lucía Ramírez quien salió a los medios a hacerle publicidad ¿en qué mundo viven?

Acá lo delicado de todo este asunto es que al presidente y su partido el centro democrático no les importa llevarse por delante la propia constitución nacional y “modificar articulitos” en las leyes para lograr su cometido ya que claramente la ley 143 de 1994 en su artículo tercero, señala:

  1. g) “Asegurar la disponibilidad de los recursos necesarios para cubrir los subsidios otorgados a los usuarios de los estratos I,II y III y los de menores ingresos del área rural, para atender sus necesidades básicas de electricidad.” Es decir, garantizar los subsidios es una obligación del estado y sus gobernantes.

A todas luces, cambiar las reglas del juego es un acto ilegal en el gobierno del presidente que promueve la legalidad, paradójico ¿no?

Al final, lo que no aclaró el presidente Duque es si su dolor por la situación de doña Amanda era porque quizá pensó que ella estaba pagando muy poquito en su factura.

Comienza uno a entender cuando decían en campaña: ¡Duélale a quien le duela!, porque sí, esto duele. Dueles colombia.

 

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Nelson Villarreal
Administrador Financiero. Lector apasionado. Escritor aficionado. Trabajador social por convicción y soñador por vocación.