La Fundación Feminicidios Colombia registró, el año pasado, 300 feminicidios. Una cifra triste y alarmante ante la cual algunos medios de comunicación y periodistas no estuvieron a la altura.
Medios de comunicación, periodistas y editores tienen una gran responsabilidad social y ética al ser agentes socializadores y formadores de opinión. Es alarmante como algunos suelen ser, por el contrario, reproductores de roles y estereotipos de género patriarcales que limitan la visibilización de las mujeres en su diversidad y desarrollo, y justificadores de violencias machistas.
Si bien las violencias en contra de la mujer, hoy tipificadas en la Ley 1257 de 2008, son parte de la agenda mediática, falta un camino largo por recorrer. Cuando el titular de una nota informativa o de un reportaje es “Crimen pasional”, “La mató por celos”, “Historia de amor terminó en asesinato” no se está informando.
Cuando en el titular y en el cuerpo de la nota se justifica la violencia y se culpa a la víctima, o cuando en la imagen que acompaña la nota se oculta al victimario y se expone a la mujer violentada/asesinada, no se está informando.
Cuando se trata el tema con sensacionalismo o se hace, deliveradamente, hincapié en las condiciones mentales y sicológicas del agresor sin consultar expertas/tos o cuando se reproducen discursos sexistas y misóginos, los medios de comunicación y los/las periodistas están generando violencia simbólica y dando un valor errado a un patrón que atenta contra la vida de las mujeres, justificando un crimen y perpetuando prejuicios sobre las relaciones de pareja. Están ignorando la estructuralidad de estas violencias y promoviendo su normalización.
La violencia contra las mujeres no es un suceso, ni una noticia convencional, ni un hecho policial más. Es un problema de salud pública y una manifiesta violación a los derechos humanos de mujeres, niñas y adolescentes. Es necesario reflexionar y contextualizar desde un conocimiento previo, con sensibilidad y empatía, con expertos y expertas, priorizando las fuentes policiales y de la investigación y evitando informar con precipitación. Violencia contra la mujer: un problema de salud pública. Sólo en 2018, 300 feminicidios.
A las mujeres no se las halla muertas: son asesinadas. Quien ejerció violencia no es “polémico” es un agresor, un violento, un feminicida y así debe ser llamado. Las víctimas de violencia no forman parte de un grupo homogéneo, pero aún así se acude a estereotipos erroneos para culpabilizarlas.
Es indispensable la formación en perspectiva de género en facultades y redacciones. Y es urgente mantener el tema en agenda, con notas preventivas, denunciando la violencia en todas sus expresiones sin esperar la muerte de las mujeres e incluir siempre en las notas referencias sobre lugares donde puedan recurrir para buscar ayuda en situación de violencia.
No olviden la responsabilidad que tienen sobre sus hombros. La sociedad lo pide. El movimiento de mujeres lo exige.
«La violencia contra las mujeres no es un suceso, ni una noticia convencional, ni un hecho policial más», desde el subtítulo se veía venir el sesgo nada sutil contenido en el cuerpo del artículo que no le faltó sino rematar el artículo con el falso dilema del dogmático: si no estás conmigo estás contra mi. Acompañado por supuesto de un argumento de autoridad que se puede ver desde el espacio y un tono demandante de quien sin vergüenza alguna, le exige a sus colegas le sirvan de megáfono a su ideología e incluso les da instrucciones de cómo redactar los titulares de prensa conforme a sus creencias personales. No señora, las problemáticas de las mujeres no tienen por qué tener un lugar protagónico entre las demás, aquí todos tenemos derechos y todos enfrentamos situaciones victimizantes, y prácticamente todas las violencias están normalizadas, cuando una mujer es violada las personas se preguntan «con qué ropa andaría vestida» y usted asume que es una problemática especial, pero olvida que cuando el hombre joven aparece asesinado la gente pregunta «con quién se habrá metido, qué cagada habrá hecho» y eso a las feministas no les parece una problemática social ni de género, me pregunto yo, un hombre que asesina a otro por robarle el celular si cuenta como «un hecho policial mas»? Por qué darle mas protagonismo a lo que mata menos gente? porque ciertamente el «feminicidio» afecta anualmente al 0.002% de las mujeres, será que sí es suficiente esa cifra para considerarlo un «problema de salud pública»? En un país donde mueren sindicalistas por ser sindicalistas, periodistas por ser periodistas, líderes sociales por su labor, reclamantes de tierras, de verdad cree que «lo que pide la sociedad» es darle prioridad a lo que mata menos gente?
Sergio Gómez
Abogado y masculinista confeso