Hace unas semanas, en las diferentes plataformas sociales, se hizo popular el hashtag #10yearsChallenge bajo el que millones de usuarios compartieron fotos de hace 10 años, para ver qué tanto habían cambiado en ese periodo.
Como era de esperarse, todos hemos cambiado, la tecnología ha cambiado y Colombia ha cambiado. El país ha sufrido una transformación total entre 2008 y 2018, sobre todo, en lo relacionado con el conflicto armado.
Finalizando la presidencia de Álvaro Uribe Vélez (2002-2010) el país contaba víctimas por cientos de miles. Por ejemplo, durante 2008, según la Unidad de Víctimas, entidad gubernamental encargada de llevar las estadísticas del conflicto, hubo 457.967 personas afectadas por la guerra, la cifra más alta de la última década.
En esos tiempos, el gobierno de Uribe había terminado el proceso de paz con las Autodefensas Unidas de Colombia, sin embargo, muchos desmovilizados se unieron a bandas criminales que causaron bastante violencia en zonas de cultivos ilícitos y rutas del narcotrafico. Además, la guerra con las guerrillas de las FARC y el ELN estaba en su punto máximo, por lo que el número de víctimas seguía sumando y sumando colombianos.
Uno de los flagelos que más ha impacto a las víctimas ha sido el del desplazamiento forzado. Durante ese año, 426.543 personas tuvieron que dejar su territorio por causa del conflicto; de igual forma, 22.948 personas fueron asesinadas en el marco de la guerra; mientras que 697 colombianos fueron secuestrados durante ese año.
Aunque la paz que negoció el gobierno del presidente Juan Manuel Santos (2010-2018), que le valió el premio Nobel de la Paz, no fue perfecta, sí cambió el panorama del conflicto abruptamente, como lo demuestran las cifras de la Unidad.
En 2018, el número de víctimas llegó a 97.916 personas, aunque es una cifra considerable, es tan solo la quinta parte de los casi 500.000 de 2008.
Los desplazamientos, que aún siguen ocurriendo a lo largo del país, bajaron hasta 85.942 casos, es decir, casi seis veces menos que los ocurridos en 2008. El caso más evidente del mejoramiento de la seguridad en el país tiene que ver con el número de asesinatos que cayó hasta 605, la cifra más baja de la que se tenga registro. Si se compara con 2008, los homicidios se redujeron en 97%.
Algo similar ocurre con los secuestros, que bajaron hasta 33, 95% menos que los presentados en 2008.
Como lo demuestran las cifras y, aunque una parte del país se empeñe en decirlo a diario en medios de comunicación y redes sociales, el país está mucho mejor que hace 10 años, aunque persistan algunos problemas como el asesinato sistemático de líderes sociales.
Fotografía cortesía de La Verdad.
