Hace un poco más de 100 días que viene gobernando el joven Iván Duque los hilos del gobierno de Colombia, y es igual el tiempo donde se ha venido observando la mayor arremetida del establecimiento en contra de esa ferviente esperanza de cambio que fue la votación de Gustavo Petro, ahora Senador de la Republica.
Y es que este senador puso a temblar de miedo a todo el establecimiento, tanto así que vieron la necesidad de unirse esos que se “odiaban’ para evitar perder el poder y ese linaje que creen tener desde hace 208 años de independencia.
Pero, de todas formas, les ha costado bastante caro esa unión alrededor del joven Iván Duque, un político sin votos, con solo un periodo como senador y con una nula experiencia en el ejecutivo, que a diario no hace más que demostrar que no sabe para qué fue colocado ahí, en la presidencia de Colombia.
Desde ese momento en que lograron alinear a muchos colombianos alrededor de las mentiras y el miedo en las palabras: “nos volveremos como Venezuela” o “evitemos el Castro-chavismo”, para que el joven Iván Duque ganara la presidencia, también comenzaron a entender que el país y la sociedad se han transformado, que ya no es tan fácil manipular y llevar a los colombianos hacia sus intereses particulares y empresariales como lo han hecho por décadas confabulados con los en otrora medios más influyentes RCN y Caracol.
No contaban con que ahora las redes sociales y los medios alternativos han logrado grandes objetivos como empoderar al ciudadano y llevar información veraz a muchos rincones del país, en donde antes solo podían ver lo que les decía las noticias en Tv.
Es que esa Colombia profunda ha despertado, esa Colombia anestesiada viene saliendo de ese “lapsus” en la que la han metido el ruido de los fusiles, precisamente porque lo mejor que ha pasado con la firma del acuerdo de paz en la Habana, es que el silencio de los fusiles ha dejado escuchar el ruido del monstruo de la corrupción.
Ahora bien, esos mismos que pusieron al Joven Duque en la presidencia, son los mismos que les molesta que se les hable de educación superior pública, gratuita y universal.
Les aturde que se les hable sobre abolir la ley 100 que mata más colombianos que la misma guerra; les da nauseas que se les hable de abolir la ley 50 que tercerizó el trabajo, incrementó las horas laborales y eliminó las horas extras.
Les causa escalofrío que se les hable de energías renovables, les duele escuchar que regrese el tren y se reduzca el negocio del diésel, les aturde escuchar sobre reforma pensional y les causa temor el zumbido de una reforma agraria… Es así como quieren detener la esperanza de cambio, a como dé lugar.
La quieren detener simplemente porque son ellos los más afectados, porque sus negocios se reducirían a lo más minino, y porque no pueden comprender que un Gobierno está para brindar el bienestar general y no el particular.
Vienen en una ferviente escalada de agresiones sistemáticas, en términos judiciales, quieren borrar a como dé lugar a Gustavo Petro, su más cercano contendor electoral.
Partiendo de que ahora no es “bien visto” el asesinato físico porque deja mucha evidencia y la ventana internacional sería catastrófica, ahora lo hacen por medio de la justicia y sus entidades de control, es así como han querido quitarle los derechos políticos al senador y líder progresista de la Colombia Humana, ya no quieren utilizar las armas del Estado, ahora lo están haciendo con todo el aparato de justicia, manipulado, claro está.
Tanto que han querido desviar la podredumbre de Odebrecht y el Fiscal General Néstor Humberto Martínez, con un video del líder progresista de hace 15 años en donde le hacen una donación en efectivo para su campaña al Congreso, la bajeza en su máxima expresión, con un evidente desespero del establecimiento.
También han querido manchar la imagen del Senador Jorge Robledo, que aunque con su promoción de votar en blanco en segunda vuelta presidencial ayudó indirectamente a elegir al joven Duque, ahora lo quieren señalar de incitar protestas sociales, y ¿acaso es delito hacerlo? ¿Acaso no es función política promover y formar a la sociedad a que se movilice ante la ausencia o negligencia de un Estado?
Y van a seguir así, durante estos cuatro años, saben que el joven Duque no tiene la capacidad para gobernar, saben de sus falencias, poco talante y autonomía.
Por eso van a utilizar todo tipo de artimañas para deslegitimar las movilizaciones sociales, como ha pasado en Brasil, Ecuador, Argentina, solo les queda el aparato de justicia para detener el cambio, saben que están en la mira de la comunidad internacional como para que sigan utilizando las armas del Estado para asesinar al adversario político.
Amerita recordar los más de 80 reinsertados de las FARC que han sido asesinados por las balas de “desconocidos”, y cómo no, los más de 300 líderes sociales que han sido masacrados en lo que va corrido de este 2018
¡No sobra pedir justicia, verdad, reparación y no repetición! Para todos esos que quieren detener cualquier esperanza de cambio… Debemos responderle con una frase que nos dejó el poeta chileno, Pablo Neruda:
«Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera»
— Pablo Neruda
Foto cortesía de: La Silla Vacía
Muy bueno para el pais éste despertar, pero por favor no lo personalicen, el empoderamiento de los lideres lo da el pueblo, si pensamos en pais, debemos reconocer que la alternativa es variada, solo falta deponer los egos y continuar con el cambio.
Que gran verdad: «….. porque lo mejor que ha pasado con la firma del acuerdo de paz en la Habana, es que el silencio de los fusiles ha dejado escuchar el ruido del monstruo de la corrupción.» La cleptocracia institucional de esta nación siempre le hizo creer al pueblo que el problema de Colombia eran las FARC, pretexto perfecto para seguir robando y enquistándose en el poder.
Excelente. Si en este país leyeran más, artículos como éste, pronto despertaría el pueblo de su embrujo y su letargo.
Esa es la fiel muestra de que el colombiano es un berraco pal de al lado, pero es un cobarde para el opresor.