Colombia ya tocó fondo en materia de corrupción, no hay un solo día en el que no se conozcan nuevos casos, uno más aberrante que el otro, pero todos emanados del pútrido fango en el que nadan a sus anchas los infames sinvergüenzas que se apropian de los recursos públicos.
Esos mismos que hacen del poder el maquiavélico instrumento para satisfacer su desmedida avaricia y la gloriosa oportunidad para amamantar su insaciable ego, envalentonándolos a proclamarse como probos y aguerridos mesías, amados salvadores del maleable, subyugado e idolatra pueblo.
Ya ni nos asombramos frente a la corrupción que carcome como un cáncer desahuciado todas las esferas sociales, como ciudadanos pasamos la página día a día y seguimos pasmosamente impertérritos; las posturas y reacciones de ese pueblo, víctima y a la vez cómplice inerme de los bellacos corruptos, se encuentran maniatadas por un estúpido fanatismo que se aparea con una idolatría cegadora, tan conveniente en un país al extremo polarizado.
Hoy en el panorama político colombiano hay 2 personajes endiosados por todos sus seguidores, Álvaro Uribe Vélez y Gustavo Francisco Petro Urrego, igual de engreídos, ambos enarbolan con orgullo un innegable liderazgo, capaz de dividir la nación en 2 polos opuestos.
Se baten constantemente los uribistas y los petristas en contiendas infructíferas y sin sentido, engendrando recalcitrante odio, arremeten unos contra otros con venenosa saña, aplastar a toda costa al enemigo parece ser su principal baluarte de batalla, no hay contemplaciones, ni existe la misericordia, su único fin es la desquiciante lucha por el poder.
No nos digamos mentiras, haciendo solo unas cuantas salvedades, la gran mayoría de los políticos están cortados con la misma tijera y se arropan con la misma cobija, crasa estupidez es meter las manos al fuego por alguno de ellos, donde menos se espera salta la liebre. Todos tienen rabo de paja y al parecer son pocos los que gozan de autoridad moral para señalar o juzgar un acto de corrupción de sus adversarios políticos.
¿Quiénes son los buenos y quiénes los villanos en el mundillo político?, definirlo en un país donde la ética y los valores se pisotean sin remilgo y la honestidad fue sepultada como uno de esos tantos NN víctimas de la maldita violencia y el conflicto armado, es en ultimas una tarea intrínsecamente subjetiva.
Como si fuera poco, la justicia en este país se encuentra prostituida, al servicio de los más poderosos y de sus intereses, el peso de la ley solo recae, como se concluye con evidente amargura, en los de a pie, ruana, machete y azadón.
El senador Petro, representa para la oligarca casta política colombiana, ese acérrimo, detestado y peligroso enemigo, al cual hay que sacar del camino a toda costa, no están dispuestos los oligarcas bajo ninguna circunstancia, a permitir que la izquierda gobierne y rompa con su vitalicio y nocivo dominio. Ya se ha conjugado el escenario propicio para aniquilar al temido enemigo de izquierda.
A pesar de todo este sombrío panorama, en nuestras manos y propiamente en las de la venidera generación se mantiene germinante, la posibilidad de darle un contundente viraje al rumbo de este, al que algunos compatriotas llaman con desdén e impotencia: “país de mierda”.
Foto cortesía de: Semana
Excelente análisis pero hace falta lo principal que son las conclusiones y propuestas de cambio o sugerencias.
Me gustó mucho por su imparcialidad, pero hace falta profundizar en los pro y en los contra de cada personaje citado en el texto.
Pareciera que ahora que el Caudillo de la izquierda, que se ha visto inmerso en cuestionamientos e investigaciones por corrupción, se ha convertido en el objeto de mención más importante por toda la opinión pública del país ya sea para desprestigio, para cortina de humo o para ser medido con el mismo rasero que el otro Caudillo colombiano pero ese a todas luces corrupto. En el caso de este contenido se decantan por la tercera opción, y con relación al título rabo de paja síntoma de cuestionamiento, se vende la idea de qué tan corrupto es como los demás y que por tanto Ahora sí lo podemos contemplar como una opción política para el país, Ahora sí nos parece lógico a nosotros los colombianos, que habituados estamos a perder en temas de política, acostumbrados a llorar los muertos, que el tipo ese pueda llegar a la presidencia y disputarle los vivos mandos a los novicios oligarcas.
Entonces la nociva sensación que queda después de digerir este contenido es que todos manchaditos más bonitos, aquí ninguno se las venga pintar de Santa Paloma porque contra ese en ristre nos vamos, o que se va a creer el guache ese tan envalentonado y tan alevoso que no le vamos a encontrar el hueco del cagadero.
Que tristeza que hayan pasado tantos años y aun como en la época de Jesús, hayan personas que manipulados por los poderosos que controlan todo, elijan al delincuente, porque el inocente que les hace ver toda su opresión, es el malo del paseo.
Y son más peligrosos los que así piensan, porque son unos tibios que no quieren salir de su zona de confort, no salen a votar o lo hacen en blanco y por estadísticas, son ellos los que ponen Presidente permitiendo que en un país de casi 50 millones de votantes, solo 10 millones «dizque» elijan Presidente. Pero más de 30 millones al no salir a votar lo permiten. Entonces? De que se quejan? Mejor sigan viendo ballenas con su líder Fajardo.
Es Tiempo de empezar a Educar a nuestros hijos e hijas de que la cultura del «vivo, astuto, avispado, avion, abeja, malicioso indígena, culebrero, en resumen del culto a la CORRUPCION NO es la solución a la problemática Nacional. Es tiempo de Educarnos y Educarlos POLITICAMENTE, NO seguir siendo sujetos PASIVOS ni convertirlo en eso mismo.