Estamos viviendo una de las épocas más desconcertantes y preocupantes para Colombia en el contexto social y político, y aunque hay un presidente que fue elegido el 17 de junio, la falta de liderazgo, talante y autonomía le juega cada vez más en contra al “que dijo Uribe”, el joven presidente Iván Duque Márquez.
Es tanto su desconocimiento como primer mandatario y lo poco que refleja de autoridad internacional, que la revista “The Economist”, lo resumió con toda contundencia: “Duque es la aguja de una brújula que no encuentra el norte.”
Y para no irnos tan lejos, su propio mentor, el expresidente Álvaro Uribe Vélez, precisamente creador y tutor del que muchos llaman “el títere”, hace poco salió en unas grabaciones al parecer predeterminadas, diciendo que “si Duque no endereza, el partido de Gobierno tendrá graves consecuencias electorales”.
Pero más allá de esto, lo que nos debe preocupar no es el resultado de un partido político como lo dijo el expresidente, lo que nos debe preocupar son los 48 millones de colombianos que dependemos de las decisiones del ejecutivo que está en cabeza del joven Iván Duque, que sin experiencia, cada vez se muestra más nervioso en sus discursos, mas indeciso en su aplicación de políticas públicas y con poco criterio para afrontar los problemas del país colombiano, que necesita de una persona preparada, que sepa y tenga claro el norte para donde va un gobierno.
Y es que así como vienen los más de cien días del Gobierno Duque, se puede creer que será mayor el colapso social que un pequeño índice de “buen vivir” en estos cuatros años del mandato constitucional.
Está tan perdido el joven Duque, que no se le ve claridad en ningún tema de la agenda nacional, por ejemplo, nada más iniciando su Gobierno, el ministro de defensa, Guillermo Botero, manifestaba que la prioridad del nuevo ejecutivo era la de “regularizar la protesta social”, desconociendo el derecho que está plasmado en la constitución y aún peor, omitiendo integralmente la grave situación de más de 300 líderes sociales asesinados.
Luego el joven Duque, salió públicamente a rectificar a su ministro, lo que comenzó a generar un desconcierto en la opinión pública preguntándose, ¿quién es verdaderamente el mandatario?
Pocos días después, la denominada economía naranja que tanto predica el joven Duque, comienza a generar suspicacias, y es donde otro ministro, en esta ocasión, el Ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, al parecer sin consultarle al mandatario, propone públicamente ponerle IVA a la canasta familiar.
Sí, ¡a la canasta familiar!, en un país donde la desigualdad según el coeficiente de GINI ronda el 0,56. Pero nuevamente el joven Duque sale a rectificar públicamente al Ministro Carrasquilla, y sigue creciendo el desconcierto en la opinión pública, preguntándose de nuevo, ¿quién es verdaderamente el mandatario?
Y ni qué decir de la gran preocupación que afrontan las universidades públicas, que a falta de presupuesto, el movimiento estudiantil está en un justo paro indefinido, con un pliego de peticiones que el ejecutivo rechaza, y el joven Duque no da la cara y solo se limita a decir, “no hay presupuesto”.
La pregunta reinante es, ¿y los 3,5 billones asignados a Defensa y policía son necesarios? ¿Acaso no se firmó un acuerdo de paz con el actor contrario de violencia más fuerte que tenía el Estado? ¿No es mejor apostarle a los libros que a las minas?
La poca gobernabilidad del joven Duque tiene preocupado no solo a su partido, sino también a empresarios, ganaderos, terratenientes, medios de comunicación, clase media, Sarmiento Angulo y algunos académicos que le apostaron “al que dijo Uribe”, precisamente porque están viendo que como se dice popularmente, “en el desayuno se sabe lo que va ser el almuerzo”.
En materia de pos-conflicto es aún más grave y delicado lo que sucede, aunque con la complicidad y el silencio de los medios de comunicación, parece que lo que planteó el exministro Fernando Londoño en una cumbre del Centro Democrático de que, “el primer desafío del Centro Democrático será el de volver trizas ese maldito papel que llaman el acuerdo final con las FARC” lo están cumpliendo a cabalidad.
Es así como la implementación de los acuerdos de paz parece estar más embolatada que el propio joven Duque en la presidencia, a esto sumándole que van alrededor de 82 desmovilizados de las FARC que han sido asesinados desde la firma del acuerdo. ¡Preocupante panorama para el anhelo de una paz con verdad, justicia, reparación y no repetición!
Y en términos de reforma agraria…. Ni para qué hablar del tema, solo dejo estos interrogantes… ¿alguien cree de verdad que se tocará este tema en este gobierno del joven Duque? ¿Será que veremos nuevos y más terratenientes? ¿Será que veremos más campesinos asesinados o en las ciudades como desplazados por una nueva violencia?
Para terminar, es preciso recordarles a todos los ministros del gobierno y hasta a la vicepresidenta Martha Lucia Ramírez, que el presidente constitucional es el joven Duque, porque eso de salir a dar declaraciones públicas y nombrando como Presidente al senador Álvaro Uribe Vélez, no solo disminuye el poco liderazgo del joven Duque, sino que fortalece esa imagen de que es el “Sub-Presidente” de los Colombianos.
Foto cortesía de: The Economist