Hacia atrás

Pareciera que la democracia se estuviera cansando de ser demócrata. 

Opina - Internacionales

2018-11-01

Hacia atrás

Tras el triunfo en segunda vuelta de Jair Bolsonaro en Brasil con 55 millones de votos contra 42 millones del candidato del PT, América Latina y, otras partes del mundo, quedaron perplejas, pues al igual que lo que pasó con Trump en Estados Unidos, parecía un chiste que personajes tan extremistas ganasen las elecciones por lo menos de una forma “democrática”.

Y es que pareciera que la democracia se estuviera cansando de ser demócrata; porque en los últimos años sopena de los avances tecnológicos y la evolución biocientífica, el pensamiento de que el hombre va hacia atrás. Ya lo dijo el maestro Umberto Eco en su colección de artículos titulada A pasos de cangrejo: “Por otra parte, se vio claramente que avanzábamos hacia atrás después de la caída del muro de Berlín, cuando la geografía política de Europa y de Asia cambió de forma radical.

Los editores de atlas tuvieron que desechar todas sus existencias (que se habían vuelto obsoletas por la presencia de la Unión Soviética, Yugoslavia, Alemania del Este y otras monstruosidades semejantes) e inspirarse en los atlas publicados antes de 1914, con sus mapas de Serbia, de Montenegro, de los estados bálticos, etc”.

La historia que en los dos milenios anteriores caminó rauda hacia adelante, parece que en este tercer milenio se detuvo y vuelve sobre sus pasos. Los extremistas religiosos piden a gritos que vuelvan las cruzadas. Los inmigrantes invaden países cuales bárbaros. Los machistas gritan que el ser mujer es señal de debilidad y, como el presidente electo de Brasil, dividen las mujeres entre violables y no violables, según su atractivo físico.

Los países se inventan enemigos para cambiar sus políticas económicas que luego serán sus políticas de guerra. Los fascistas extrañan la guerra en caliente, porque para ellos el negocio de las armas y la industria militar, es lo más importante. La ultraderecha le inyecta miedo a la población mediante las redes sociales y, en menor medida aunque no menos importante, a los medios de comunicación tradicionales.

Es curioso que en la era de la información, sea cuando menos estamos informados. Pues la proliferación de las fábricas de noticias falsas nos recuerda como una profecía horrorosa el libro de Orwell, en el que con mucho éxito se modificaba la realidad. Vamos hacia las dictaduras modernas que han hecho de América Latina, el caldo de cultivo perfecto de los experimentos populistas. Vamos hacia atrás, cuando creemos que el fascismo murió con el tercer Reich, pero aceptamos como filosofía de vida sus postulados.

Siguiendo con Umberto Eco, son 14 los fundamentos del buen fascista. Que sin embargo, no tienen que cumplirse todos, para que el fascismo exista. Veamos algunos:

  1. “Culto a la tradición». El rechazo y la rabia a lo que rompe con lo tradicional o el defender a ultranza las tradiciones por absurdas que sean.
  2. “Rechazo a lo moderno”. Este se conecta con lo anterior, sumándole el concepto de que lo moderno es inmoral, el que sigue lo moderno es un depravado.
  3. “El desacuerdo es traición”. Se me viene a la mente aquella frase que dice que quien no está conmigo está contra mí. La ciencia elogia el desacuerdo como una forma de enriquecer el conocimiento.
  4. “El miedo a la diferencia”. Por ello el racismo, las definiciones sexuales no estandarizadas y toda una serie de miedos que, según el lugar, se van alimentando e influyen así en la sociedad.
  5. “Obsesión por la conspiración”. Tiempos aquellos de la guerra fría donde al enemigo se le consideraba fuerte y débil a la vez. Y en caso de no tener un enemigo, hay que crearlo, pues es él en quien recaen las desgracias de una nación y nunca en el fracaso de sus políticas o en la corrupción de sus líderes.
  6. “Desprecio por los débiles”. Aquí caben las mujeres que en cualquier movimiento reaccionario son ciudadanas de segunda, los pobres, desplazados, campesinos, víctimas, población con discapacidad y todo aquel que no represente a los barones blancos y sanos.
  7. “Culto a los héroes”. Todos en una ideología fascista, debemos luchar por proteger el bien común y, por ello estamos autorizados para incluso, violar las leyes y la constitución.

Creo estimado lector, que en el ejercicio que estamos haciendo hemos coincidido en que en nuestro país, más de uno de estos aspectos confluye y los gobiernos renovadores al igual que la historia política mundial, van en retroceso; instalando a Colombia nuevamente a finales del siglo XIX. Venerando a esa gran constitución, promulgada por la “gente de bien” en 1886.

¿Qué hacer? Creo que lo único que le queda al ciudadano es resistir. Pero no en redes sociales, donde los discursos cambian presidentes y matan gente. No. Hay que salir a la calle, paralizar el país y su economía. Hay que dejar de jugar el juego del consumismo, evitando visitar centros comerciales y sometiendo nuestras decisiones al análisis riguroso de los principios tributarios de: necesidad, proporcionalidad y causalidad, que si bien es cierto se aplican específicamente al tema de impuestos, creo que si más de uno lo aplicásemos en nuestras vidas, tendríamos muchas menos cosas de las que en verdad necesitamos y lo más importante: fuéramos menos consumistas como una forma de resistencia.

Finalmente, quiero hacerles un llamado de atención a las mujeres, ya que son ellas las que pueden enderezar la historia. Ellas tienen que apropiarse de su papel y no seguir jugando a las mujeres machistas. Pues algunas, desde sus puestos públicos, solo favorecen el statu quo, impuesto por una sociedad machista que desprecia y se avergüenza de su lado femenino, tan necesario e innegable.

Ojalá que estos años nos sirvan para aprender y, sobre todo, para pensar. Porque si seguimos como vamos, terminaremos creo, en el feudalismo y la resurrección de las monarquías.

( 1 ) Comentario

  1. Excelente artículo, gracias por fomentar la lectura reflexiva .

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Mauricio Ceballos
Mauro Ceballos Montoya (Junnio), es abogado, comunicador social-periodista, amante de la literatura, la música, la radio y los animales. persona sensible, buen amigo, alegre y optimista. le gusta hacer las cosas bien y por eso es algo perfeccionista. no le gustan las injusticias y trata de no quedarse callado, aunque a veces es difícil. tiene la costumbre de malpensar, porque dice que así está más consciente de su realidad. por último, quiere compartir con usted, este pequeño escrito que en mucho o en parte, lo condensa todo: Puro humano. Soy juez y parte, fiscal y defensor, luz y oscuridad, ángel y demonio, egoísta y altruísta, tímido y despierto, soy la duda y la razón, lo ideal y lo absurdo, creyente y necio, trasparente y mentiroso. Soy la contradicción perfecta, humanidad pura.