El pasado domingo 26 de agosto pudo ser un domingo histórico para Colombia. Se llevaba a cabo la consulta popular anticorrupción, era la oportunidad perfecta para que saliéramos a decirle a la clase política corrupta que estamos cansados de que se roben la plata de los colombianos.
La consulta recibió muchas críticas, algunas de ellas eran de ciudadanos preocupados por la validez jurídica y constitucional de la consulta, pues como lo aseguró Rodrigo Uprimny en una columna publicada el pasado 19 de agosto en el diario El Espectador: “Esta consulta tiene un elemento problemático: dos de las preguntas son inconstitucionales: la limitación de la remuneración de los congresistas (preg. 1) Viola el artículo 187 de la Constitución, que define los incrementos anuales de estas remuneraciones, y la imposición de un límite de tres períodos para ser elegido en una misma corporación (preg. 7), pues la Constitución no prevé esa restricción”.
La consulta fue objeto de mentiras y de una campaña sucia en su contra, como aquellos que atacaron a sus dos principales promotoras Claudia López y Angélica Lozano diciendo que iban a recibir dinero por la reposición de votos, o aquellos que aseguraron no votar la consulta por la condición sexual de López y de Lozano, un argumento estúpido y homofóbico como aquellos que lo usaron. Hubo quienes usaron el costo económico que tendría la consulta para oponerse a ella, entre estos se encuentra el expresidente y, ahora senador, Álvaro Uribe Vélez, quien en un principio la apoyó, con la condición de que se realizara después de la elección presidencial, pero luego se dedicó a atacarla.
Aproximadamente 11 millones y medio de colombianos salimos a votar el 26 de agosto por las 7 preguntas de la consulta. En todas las preguntas el SÍ ganó por una mayoría abrumadora, pero lamentablemente no se alcanzó el umbral de un poco más de 12 millones de votos que eran necesarios para darle validez a la consulta anticorrupción. Perdimos la oportunidad de ganarle a los corruptos, pero esta votación es un anuncio a la clase política de siempre, un anuncio de que el pueblo se cansó de que lo roben.
Muchos de los opositores celebran el abstencionismo de los más de 20 millones de colombianos aptos para votar que prefirieron quedarse un domingo en casa y dejar ganar a los corruptos, nuevamente. El 26 de agosto no perdieron Claudia López ni Angélica Lozano, perdieron los niños a los que se les roban el dinero de la alimentación escolar, perdieron aquellos que mueren por causa de los que se roban los recursos económicos de la salud, y ganaron los corruptos que se compran lujosos automóviles y casas en Miami con ese dinero.
Si usted prefirió quedarse un domingo en casa y no salir a votar la consulta anticorrupción, usted perdió el derecho a quejarse por los Samuel Moreno, Otto Bula, “Ñoño” Elias, Luis Gustavo Moreno. Usted se convirtió en cómplice de ellos.
