Draco Rosa: el poeta vagabundo

No pasa de moda, ni es una composición efímera de un momento, él es musicalidad en carne y hueso.

Opina - Cultura

2018-08-09

Draco Rosa: el poeta vagabundo

Nació siendo Robert Edward Rosa Suárez, pero el mundo lo conoce como Draco Rosa, quien es un vagabundo fino y poético. Su regreso a Colombia es el próximo 31 de agosto y primero de septiembre en Bogotá, diré que valdrá la pena experimentar nuevamente su música luego del tributo de su álbum Vagabundo realizado el año pasado en el Rock al Parque; aquella noche me dejó con una emoción perpleja ante su sensibilidad artística.

Draco expresa con furor una personalidad extrovertida; una experiencia intensa de sus sentimientos y percepciones sobre la vida, pues como buen artista, connota desahogo y una resaca existencial que con detenimiento uno puede comprender en momentos de su show.

Draco Rosa es sinónimo de complejidad musical. Los acordes menores y alterados que le gusta componer en una vieja guitarra obsequiada por su hermana, junto con un matiz vocal rasgado, fue una combinación utilizada en la producción de Vagabundo, un álbum que hace brotar pasiones e ideas introspectivas de su pasado adicto, miedoso y delirante. Además del sucio y oscuro sonido que adoptó, el contenido lírico fue escrito por influencia de los perturbados poetas Rimbaud y Baudelaire, escritores «malditos», duros críticos de la vida, ideólogos y sensibles en exceso.

Sin duda, este músico latino de sangre y corazón es un bohemio desenfrenado que organizó su imaginación y obtuvo éxito. Viviendo dentro del amor, el caos, la confusión y la duda, consume su fascinación barroca y surrealista en la música.

El arte es definido como una herramienta simbólica que provoca cualquier tipo de emoción ambivalente, y mientras uno sea espectador de Vagabundo, se da la posibilidad de apreciar a un público que mantiene una descarga de sentimientos provocados por un cantante explosivo, un Draco absurdo del mundo real porque estaba en su terreno, en el escenario donde hace fantasía con luces, cuerdas, batería, gritos, baile, actitud y muchos voltios.

La música hecha con frenesí y sinceridad creo que es la que siempre debe ser considerada una obra de arte. En todo su sentido estético, sonoro, lírico y expresividad, ese poeta vagabundo que vuelve a visitar Colombia, me impresiona como artista; Draco Rosa no pasa de moda, ni es una composición efímera de un momento, él es musicalidad en carne y hueso.

 

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Imagen tomada de Colectivo Sonoro

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Andrés F. Benoit Lourido
Comunicador Social y Periodista. Colaborador de prensa escrita en medios digitales independientes. Trabajo en comunicaciones digitales del periódico El Tiempo. Amante de la cultura y el arte.