Si cinco kilogramos de carne emiten la misma cantidad de dióxido de carbono (CO2) que un barril de petróleo, entonces una vaca de entre 300 y 500 kilos contamina tanto como 76 barriles de petróleo.
En estos términos algunos medios han puesto la lupa sobra la huella de carbono que tiene el sector ganadero a nivel mundial, llegando incluso a realizar mediciones personales como en el caso de la referida columna del Diario La República, la cual según su autora, está basada en el cálculo realizado en la página de la empresa CO2Cero, que al inicio del ejercicio en la plataforma pregunta “¿juras decir la verdad, solo la verdad y nada más que la verdad?”
Pareciera que la necesidad de llamar la atención sobre el indiscutible papel que tiene el sector ganadero, como cualquier otro sector de la economía a nivel mundial, en el proceso de calentamiento global a partir de la emisión de Gases de Efecto Invernadero-GEI, ha llevado a los medios de comunicación a afirmar que “producir carne contamina más que sacar petróleo”, tal y como lo afirma la nota del periódico El Espectador en su portal web del día 21 de julio de 2018, al hacer referencia a un estudio donde se analizó la huella de carbono de las 5 principales empresas industriales de carne y leche a nivel mundial, que al compararla con la huella de carbono de empresas petroleras como Exxon Mobile o Shell, concluye que dichas empresas contaminan más que las empresas dedicadas a la explotación petrolera.
El informe al que hace referencia la nota del Periódico El Espectador (“Emisiones imposibles. Como están calentando el planeta las grandes empresas de carne y lácteos”) generado por GRAIN, una pequeña organización internacional que trabaja apoyando a campesinos y a movimientos sociales en sus luchas por lograr sistemas alimentarios basados en la biodiversidad y controlados comunitariamente y el Institute for Agriculture and Trade Policy- IATP, tomó como referencia para su informe varios trabajos de la FAO, entre ellos, uno que al leer de manera rápida daría la impresión de que en verdad, el sector “ganadero” contamina más que el sector petrolero.
De acuerdo con el informe de la FAO: “Enfrentando el cambio climático a través de la ganadería. Una evaluación global de las emisiones y oportunidades de mitigación” del año 2013, las emisiones estimadas de dióxido de carbono de la ganadería a nivel mundial equivalen al 14,5% del total de emisiones de GEI inducidas por el hombre al año, lo que daría sustento a la idea de que una vaca en medio de un potrero contamina tanto o incluso como algunos afirman, más que un carro en una ciudad.
Sin embargo, al leer detenidamente el informe, surgen algunos elementos:
Primero, el informe de 2013 de la FAO incluye dentro del sector “ganadería” a especies como los vacunos, los búfalos, las ovejas, las cabras, los cerdos y las aves de corral, que sumados, aportan 7,1 gigatoneladas de dióxido de carbono equivalente por año – CO2-eq/año (una gigatonelada es un mil millones de toneladas), el 14,5% del total de emisiones inducidas por el ser humano.
Segundo, los vacunos de carne aportan 2,4 gigatoneladas de CO2-eq/año, los vacunos lecheros 2,1 gigatoneladas de CO2-eq/año, los cerdos 0,668 gigatoneladas de CO2-eq/año, los búfalos 0,618 gigatoneladas, de dióxido de carbono equivalente por año CO2-eq/año, los pollos 0,612 gigatoneladas de CO2-eq/año y los pequeños rumiantes 0,474 gigatoneladas de CO2-eq/año.
Tercero, el modelo de toma de datos del informe incluye todos los eslabones de la cadena productiva, desde la elaboración de alimentos balanceados (popularmente conocidos como concentrados), hasta los procesos relacionados con transporte al matadero, cortes y empaques.
Cuarto, el 45% de las emisiones del sector ganadero corresponde a la producción y transporte de los alimentos balanceados y el 40% corresponde a la fermentación entérica, es decir, los eructos y el flato de los animales.
Quinto, los pastizales podrían minimizar 0,6 gigatoneladas de CO2-eq por año, lo que en la práctica implica que el sector ganadería es a la vez emisor y sumidero de GEI, reduciendo así la cantidad neta de emisiones.
En líneas generales, sobre el informe de la FAO existen algunas variables que no han sido tenidas en cuenta en los medios de comunicación interesados en el efecto sobre el medio ambiente que tienen los sectores pecuarios a nivel mundial.
En pocas palabras, los medios de comunicación desconocen que no todo lo que se llama ganado a nivel mundial es sinónimo de vacas, que no todas las vacas contaminan lo mismo, que no toda la contaminación del sector es netamente por las flatulencias de las vacas y que no todas las emisiones del sector han de interpretarse como brutas, obviando el efecto que tienen especialmente los sistemas de pastoreo al momento de la absorción de GEI.
Para el caso colombiano, existe algo similar
Al revisar el escenario en el país, el Inventario Nacional de Gases Efecto Invernadero del año 2016 del IDEAM informa que en Colombia para el año 2012, el sector agropecuario en su conjunto, emitía 66,3 y absorbía 43,3 megatoneladas de GEI (una megatonelada equivale a un millón de toneladas), mientras que el sector minero y energético emitía 25,4, el sector transporte 28,2 y las industrias manufactureras 28,5 megatoneladas. Ninguno de estos tres sectores económicos reportó absorción de GEI.
Si a las 66,3 megatoneladas emitidas por el sector agropecuario (que incluye ganadería en el sentido de la FAO y cultivos como café, palma y frutales) le restamos las 43,3 megatoneladas que se absorben, según el informe del IDEAM, vía tierras de cultivo y pastizales, el neto de emisiones es 23 megatoneladas, lo que permite afirmar que en términos generales, el sector agropecuario en el país contamina menos que otros sectores económicos como por ejemplo, el sector petrolero, aclarando que el sector agropecuario incluye el sector agroforestal y los cultivos agrícolas.
En síntesis, se podría afirmar que el manejo de la información que los medios tienen sobre los efectos en el calentamiento global por parte del sector ganadero, indica no solo una falta de rigurosidad en el uso de los términos, al no definir con plena exactitud los subsectores económicos a los que hace referencia el término “ganadería”, que contrario a lo que se cree, se usa no solo para designar al sector vacuno, con lo que genera una imagen negativa sobre el mismo; sino que también parece indicar la existencia de un prejuicio al hacer comparaciones generales, sin profundizar en los pesos porcentuales que los eslabones que hacen parte del proceso productivo de la carne y de la leche tienen sobre las emisiones totales de GEI.
Indudablemente, el debate acerca del efecto sobre el medio ambiente que tienen todos los sectores de la agroindustria seguirá, sin embargo, es necesario que todas las partes que puedan tener interés en él, sean rigurosas en el manejo de los informes y reportes que desde la Academia se hacen de manera frecuente en estos tiempos.