No estamos en el cuerpo equivocado, la sociedad es la que está equivocada

Las personas trans no nacen en el cuerpo equivocado, nacen en una sociedad equivocada que les impuso a los cuerpos con pene ser hombres y a los cuerpos con vagina ser mujeres.

Opina - Sexualidad

2018-06-22

No estamos en el cuerpo equivocado, la sociedad es la que está equivocada

Esta semana recibimos con júbilo la noticia de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) había sacado a la transexualidad de la lista de enfermedades mentales, tal como sucedió el 27 de mayo de 1990 con la homosexualidad. Este suceso ocurre, mientras el mundo sufre una fuerte reacción transfóbica por parte de los sectores de la derecha internacional que cada vez más están incidiendo en los gobiernos, poniendo en peligro la garantía de estos avances.

Sin embargo, es de resaltar que ha sido la lucha de las personas trans la que ha hecho posible que la identidad de género deje de verse como una patología, ya que esta población es una de las más invisibilizadas por el activismo gay y son las más vulnerables, alcanzando una expectativa de vida de tan solo 35 años.

Las cifras son escandalosas, pero no dicen mucho de las experiencias de las personas trans, de la inseguridad y la depresión que produce la discriminación, del miedo que genera la violencia por expresar cómo se sienten. El 85% de las personas trans no tienen un empleo formal, y el 36% ha tenido que renunciar a sus trabajos por motivo de su identidad de género. Esto hace que vivan una situación inhumana que les impide experimentar plenamente su dignidad como personas.

Y es que gran parte de este odio e intolerancia proviene de la ignorancia acerca de la vida de las personas trans, no solo de grupos fundamentalistas, sino también de simpatizantes y activistas gay. Uno de los mitos comunes está en confundir a las personas homosexuales con las personas trans, metiéndonos a todos en un mismo saco.

Tal vez es por eso que la causa de las personas trans es invisibilizada por los hombres gay, cuando muchas veces las y los trans son discriminados dentro de la misma población por el machismo y la misoginia que reproducen algunos homosexuales.

La diferencia consiste en no confundir la identidad de género con la orientación sexual, lo primero tiene que ver con la idea que me hago de mí mismo, con cómo me siento, con cómo quiero ser, mientras que la orientación sexual está relacionada con el deseo sexo-afectivo, la atracción que nos genera uno o varios géneros. Aclarando esta diferencia podemos hablar de personas trans heterosexuales, homosexuales, bisexuales o pansexuales.

Lo trans nos habla del tránsito que deben hacer algunas personas a las que les impusieron un género debido al supuesto de que la genitalidad está ligada a un conjunto de comportamientos, conductas, estéticas, pensamientos y sentimientos que generalmente se enmarcan entre la masculinidad y la feminidad, lo que los activistas llamamos binarismo.

Pero muchas veces incurrimos en el error de decir que las personas trans nacieron en un cuerpo equivocado o que son mujeres u hombres encerrados en un cuerpo ajeno. Respeto si alguna persona trans define su identidad de esta forma, pero la idea es romper con los tabúes, con los prejuicios, con los esencialismos de género para poder finalmente desnaturalizar el cisgenerismo.

Las personas trans no nacen en el cuerpo equivocado, las personas trans nacen en una sociedad equivocada que les impuso a los cuerpos con pene ser hombres y a los cuerpos con vagina ser mujeres.

Esta sociedad patriarcal que impuso esta norma por medio de la violencia es la misma que determinó que los hombres deben dominar el mundo y hacer la guerra, mientras las mujeres deben parir hijos y permanecer en la cocina, es esa misma sociedad que destruye la naturaleza para obtener riqueza, mientras desplaza poblaciones rurales y acaba con el campesinado.

Es por eso que me atrevo a decir que las personas trans no están equivocadas, que los equivocados somos nosotros, sí nosotros, sobre todo los hombres privilegiados por este sistema, pero también las mujeres que han naturalizado su rol social como reproductoras. Si queremos cambiar como sociedad, debemos romper con esos prejuicios y esos esencialismos, reconocer que existen mujeres con pene y hombres con vagina, que estas personas no son monstruos ni enfermos ni pecadores, sino que son personas común y corrientes, tal vez más conscientes de que el género es una ficción y que al fin de cuentas todos, todos somos travestis.

 

Ilustración cortesía de bacanika.com

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Jean Paul Saumon
Ibaguereño. Profesional en Filosofía y Letras de la Universidad de Caldas. He sido docente universitario y editor de la revista El Salmón Urbano de Ibagué. Mi trabajo está enfocado en la poesía y el artivismo a través de la performance. Hablo desde mi posición como "marica" y transfeminista, además de tomar una postura contra el capitalismo y el extractivismo. Mi grupo favorito son los Beatles.