Joven, tu voto sí cuenta

Es necesario que cada día sean más los jóvenes que se involucren en el contexto político, económico, social y cultural de nuestro país, que no se dejen amedrentar por aquellos que se llaman “Los cultos”.

Opina - Política

2018-06-16

Joven, tu voto sí cuenta

La juventud puede cambiar el rumbo de un país que tanto lo necesita, es la hora de un nuevo comienzo en donde cada joven colombiano tenga la oportunidad de hacer valer su Derecho a la libre opinión y expresión.

La Constitución Política de mil novecientos noventa y uno fue clara en su artículo primero al establecer que Colombia es un Estado social de Derecho, Democrático, Participativo y Pluralista, por lo tanto, se puede inferir que en el país se debe respetar la libertad de expresión y opinión, pero llama la atención que cada día acrece el número de ciudadanos que por las redes sociales maltratan, agreden y ridiculizan a los jóvenes que tienen sus pensamientos filosóficos, políticos y económicos bien definidos, pero como son jóvenes, los tildan de locos, desadaptados, ignorantes, mamertos o que simplemente viven la euforia de una moda, la cual son las elecciones presidenciales de la presente anualidad.

Sin embargo, pese a toda la propaganda negra en contra de los jóvenes, es satisfactorio analizar los resultados de la primera vuelta de las elecciones presidenciales, donde se reflejó que la juventud se volcó a la calles desde muy temprano para hacer uso del Derecho Universal al Sufragio.

Sin importar el color, partido y candidato por el cual cada joven colombiano depositó su voto, es de resaltar que la juventud se sintió, lo cual permite analizar y traer a colación la frase célebre de Jaime Garzón, “Si ustedes los jóvenes no asumen la dirección de su propio país, nadie va a venir a salvárselos”, y tenía mucha razón el ilustre Jaime, pues tenían que transcurrir casi 19 años después de su asesinato para que la juventud comprendiera que este país sí tiene salvación, y la única forma de acabar con el tradicionalismo político, los clanes familiares, la mermelada y la corrupción, es aprender a votar.

Por primera vez desde 1999, no se registraba una participación alta de votantes como ocurrió en las elecciones presidenciales de primera vuelta del pasado 27 de mayo, quizás este suceso histórico sea debido al proceso de paz, el cual pudo haber generado un ambiente de tranquilidad en poblaciones afectadas por la violencia, es un factor que no se puede desconocer, pero de igual forma, se hace necesario hacer hincapié en la importancia del masivo grupo juvenil que asumió una participación activa en las elecciones, es gratificante observar tan comprometidos a los jóvenes, es muestra de sentido de pertenencia, de querer un mejor país y de luchar hasta los últimos días por una nación, por un Estado Social de Derecho, lejos de la mala praxis de hacer política.

Por eso, es necesario que cada día sean más los jóvenes que se involucren en el contexto político, económico, social y cultural de nuestro país, que no se dejen amedrentar por aquellos que se llaman “Los cultos” y, que por ende, se sienten con la autoridad moral de llamar “mamertos e inútiles” a una generación de jóvenes que no traga entero, una juventud que despertó y sabe que su voto sí cuenta.

No se pueden hacer vuelos rastreros, se debe volar alto para afrontar los liderazgos de una nación que  necesita una oxigenación política, y aunque siempre el inicio de todo proceso es difícil, se debe tener en cuenta que no es imposible conseguirlo, aunque existan amenazas de por medio, hay que seguir luchando por conseguir un país equitativo.

Este Domingo 17 de Junio, la juventud debe participar masivamente en las urnas, es un día de gran importancia para la democracia Colombiana, salgan a ejercer el Derecho al voto y, a aquellos jóvenes que no votaron en la primera vuelta, espero que este artículo les sirva un poco para reflexionar y se motiven a ejercer el Derecho Universal al Sufragio y hagan parte de la trasformación de Colombia.

Es la hora de asumir liderazgos, es el momento de la juventud, no se dejen silenciar, háganse sentir y luchen por sus ideales, pero siempre bajo los preceptos del respeto a las demás opiniones, porque se debe aprender a debatir con respeto, tolerancia y, sobre todo, con argumentos sólidos, porque aquellos que discuten sin argumentos son como los columpios, que van y vienen sin llegar ningún lado.

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Andres Felipe Casadiegos Navarro
Abogado.