HidroItuango y elecciones: ¿Al fin la tragedia nos hará sabios?

Cuando el desastre humano de Hidroituango —y no de la naturaleza— era no solo evidente, sino con tendencia a agravarse, quien finge ser alcalde de Medellín —Federico Gutiérrez Zuluaga—,y que además finge sin lograrlo no ser uribista, asomó su cabeza y su tono bravucón para atacar al candidato Gustavo Petro porque, según él, estaba politizando un problema que al parecer era técnico, causado por la naturaleza o por la voluntad del todopoderoso, cuyos designios no solo son inescrutables, sino además incuestionables.

Habría que preguntarle a ‘Fico’ alcalde, si el megaproyecto de Hidroituango, nacido el 29 de diciembre de 1997 mediante la ordenanza No. 35 de la Asamblea Departamental de Antioquia, y sancionada por el entonces gobernador Álvaro Uribe Vélez, para así darle vida a la “Sociedad Promotora de la Hidroeléctrica Pescadero S.A.”, concebida como zona de reserva natural, turística y ambiental, no tiene acaso un carácter político.

¿Y será que esas ganas de hacer política, pero de la más mezquina, no le permiten a ‘Fico’ alcalde entender que un proyecto político como este tiene una connotación pública, es decir, de interés colectivo, porque se proyecta y se aprueba y se construye y se vigila y se pone en obra y se evalúa con dineros de los ciudadanos que administra el Estado?

Y como buen paisa —o sea de doble moral—, Gutiérrez le hace campaña a Iván Duque Márquez, el apéndice del exgobernador y expresidente Uribe Vélez, atacando a Petro, el rival “más peligroso” de su candidato del Centro Democrático, el grupo de las dos mentiras porque ni es de centro (?) y mucho menos es democrático, como el mismo Fernando Londoño Hoyos puede certificarlo, cuando no solo dejó en claro que el CD era de derecha pura y que por ello era el ungido para “hacer trizas los acuerdos de paz”, ¿se dan cuenta por qué digo que ‘Fico’ es un uribista vergonzante?

O sea que el uribismo vergonzante de quien finge fungir como alcalde de mi ciudad, es uno de los síntomas recientes que nos permiten llegar al origen primario de la gigantesca obra que no solo no está terminada sino que, por el espíritu improvisador, avariento, cerrado a la crítica y además abiertamente cicatero en su inversión económica, buscando ganar más, presenta serios problemas técnicos y pérdidas billonarias ocasionadas para detener de inmediato su efecto letal sobre las comunidades de por lo menos 7 municipios del Bajo Cauca antioqueño y de los que pertenecen a Sucre y Bolívar.

Y si seguimos la lógica necia de ‘Fico’ alcalde sobre el desastre de Hidroituango, habría que cerrar los ojos e imaginar que semejante dislate técnico, financiero y administrativo nada tiene que ver con las elecciones presidenciales del próximo 27 de mayo de 2018, en las cuales participará el venerado candidato uribista de Gutiérrez Zuluaga.

Por el contrario, es necesario que todo elector, antes de escoger y votar por su candidato, piense en la responsabilidad política, técnica, financiera y humanitaria que le cabe al candidato Iván Duque Márquez, el mascarón de proa de quienes lo lanzaron a la aventura electoral de llegar a la Casa de Nariño para que Uribe Vélez —su titiritero— y Luis Alfredo Ramos Botero —su flamante jefe de debate—, ambos empapelados hoy ante la Corte Suprema de Justicia —y no por cualquier contravención—, gobiernen por él, buscando evadir así su responsabilidad ante la justicia.

Pero resulta que ambos son los dos principales responsables de origen, en lo político, administrativo y financiero, del desastre de Hidroituango: El primero, por sancionar la ordenanza arriba citada —además de que la impulsó como presidente—, y el segundo, porque siendo gobernador comenzó a darle vida a esta cuando en 2010 adjudicó el multimillonario proyecto, tasado al comienzo en 5 mil 508 millones de dólares, a Empresas Públicas de Medellín, EPM. Solamente en el área de actividades del proyecto, Hidroituango influye sobre cerca de 9 mil familias.

Pensar para votar, no votar para pensar

A quien vaya a votar por Iván Duque, le invito a que antes de hacerlo, piense en las siguientes situaciones relacionadas con los antecedentes, los presentes y los futuros del megaproyecto que hoy no solo ha causado billonarias pérdidas por culpa de la improvisada, ambiciosa, mezquina e inescrupulosa cultura paisa —que no antioqueña— que esta vez han liderado los exgobernadores de Antioquia, Uribe Vélez y Ramos Botero, hoy “guías espirituales” del candidato inexperto e impreparado que sueña con anular los acuerdos de paz para avivar la salida guerrerista en Colombia y, de paso, entorpecer los procesos judiciales contra su protector por corrupción, paramilitarismo, ejecuciones extrajudiciales, falsos testigos y relaciones con narcotraficantes:

— Solo para garantizar la desviación del río Cauca, ante la presencia que entonces ejercían las FARC, 29 soldados murieron en combates y otros 53 quedaron heridos, muchos de ellos amputados.

— Cerca de 200 familias del Bajo Cauca perdieron seres queridos durante el conflicto armado, por lo cual pidieron no llenar la represa sin haber rescatado sus cuerpos desaparecidos en numerosas masacres de guerrillas y paramilitares; de las 500 víctimas de unas 62 matanzas en 12 municipios afectados por Hidroituango, han sido localizados 159 cadáveres. Por ello, en abril de 2018, parlamentarios de seis países de la Unión Europea, le pidieron al presidente Juan Manuel Santos detener el llenado de la obra, pero el proceso siguió adelante.   

— El Centro Nacional de Memoria Histórica calcula en 643 las víctimas de desaparición forzada en la zona de influencia de Hidroituango.

— Dos líderes del “Movimiento Ríos Vivos” —Hugo Albeiro George Pérez y Alberto Torres Montoya— fueron asesinados en mayo de 2018 y en menos de una semana por grupos paramilitares y en respuesta a su lucha por defender a las comunidades damnificadas por la represa de Hidroituango.

— El proyecto total tuvo un costo inicial de 5 mil 508 millones de dólares y fue adjudicado en 2012 al consorcio colombo brasileño “Construcciones y Comercio Camargo Correa S.A.” —de Brasil— y las colombianas “Constructora Conconcreto S.A.” y “Coninsa Ramón H.S.A.”, el cual debía entregarlo en 2018, lo cual es ya imposible ante el gigantesco daño que aún no ha sido solucionado, incluyendo las reparaciones sociales, habitacionales y materiales a los cientos de familias que de un momento a otro tuvieron que abandonar sus casas, pertenencias, trabajos y esperanzas.

— La organización brasileña “Correa Camargo” se vio involucrada en el escándalo de corrupción “Lava Jato”, en el cual también participó Odebrecht. Ambos consorcios ganaron numerosas licitaciones en Suramérica, incluida Colombia, a base de sobornos a empresas y funcionarios y manipulación de pliegos de condiciones.

— Ante la emergencia, EPM determinó inundar la casa de máquinas, o sea el cerebro de Hidroituango, para darle salida al agua acumulada. Los daños derivados se calculan en 400 mil millones de pesos.

— La contratación de las principales obras tuvo un costo de 11.4 billones de pesos; apenas ahora, la Fiscalía dice adelantar tres investigaciones por denuncias sobre sobornos y sobrecostos, además, de manipulaciones previas para eliminar competidores y así direccionar el proceso hacia los ganadores finales, tal como lo informaron “Virtual Transparency” y “Construcciones El Cóndor”.

— Pero la corrupción no es de ahora: El hoy candidato del CD, Iván Duque, acompañó en 2014 a Brasil a Óscar Iván Zuluaga, en ese momento aspirante presidencial, para reunirse, por mediación del presidente de Odebrecht, con el asesor de campaña electoral del CD, Duda Mendonça, a quien la empresa brasileña le pagó cerca de 4 millones de dólares para orientar la campaña del entonces candidato presidencial uribista. A pesar de las evidencias aportadas por el asesor brasileño y por el presidente de Odebrecht, Eleuberto Martorelli, Zuluaga fue declarado inocente por el Consejo Nacional Electoral (CNE).

— El conflicto armado colombiano, en los últimos 50 años, ha causado no menos de 300 mil muertos, 84 mil desaparecidos y unos 8 millones de desplazados. ¿Acaso no es ya suficiente sufrimiento, como para querer reanudar la confrontación bélica y acallar la verdad por parte del aspirante presidencial del CD?

Amigo elector: ¿Votaría usted por un candidato presidencial que, como en “Tartufo”, propone un modelo de desarrollo como este, en el cual se mezclan la improvisación, el despilfarro, la corrupción, la indolencia frente a las víctimas del conflicto armado y el silencio complaciente con las masacres de los paramilitares —“buenos muertos”, dice su mentor—, todo a nombre de “el progreso, la patria, la tranquilidad y la seguridad democrática”?