Se acercan las elecciones en Colombia y comienza, más fuerte que nunca, la disputa por ocupar el cargo más importante del país: la Presidencia de la República. Candidatos como Petro, Duque y Vargas Lleras representan la clase política ruin, populista y oportunista en el medio.
El primero, por ser un hombre de gran ego, buen criterio, inteligente, pero soberbio y, sobre todo, pésimo gobernante. El segundo, un hombre joven con ideas de “viejo”, inteligente, inexperto en gobernabilidad y una persona con ideas moldeables.
El tercero, y último de estos tres, representa el trato excluyente hacia sus seguidores, posee una mente de gran conocimiento, pero con intenciones algo revueltas y con tendencia a la soberbia y ruindad, además: miembro ya conocido de la política tradicional. Los nombro a ellos tres no porque sean los más opcionados, sino los menos oportunos para dirigir el timón de nuestro país.
Hoy vengo a hablar del segundo puesto en mención, es decir: Iván Duque, el que dijo Uribe. Lo pongo a él en este espacio porque ha sido el que ha encabezado el primer lugar en las encuestas y al que su maquinaria no demora en activarse con toda su dimensión y capacidad para comprar la conciencia y la dignidad de los colombianos, algo similar a lo que pasará también con Vargas Lleras: activar su maquinaria política. Aclaro: también tendrá su sección: “¿Por qué no Gustavo Petro presidente?” y “¿Por qué no Vargas Lleras presidente”.
Iván Duque no merece ser presidente porque se autodenomina y define como la “renovación de la política tradicional”, aunque sigue tradiciones como, por ejemplo: ser el que dijo Uribe.
¿En qué impacta esto? Sencillo y, a la vez, alarmante, pues estamos hablando de un hombre joven (Duque) influenciado por un hombre experimentado (Uribe) que se perpetuó en el poder por cuatro años más de los establecidos en la Ley —sin contar los cuatro años que quiso gobernar a través de Santos, este último “traicionándolo” y otros cuatro años con Oscar Iván Zuluaga, involucrado en caso Odebrecht—, eso sí, pasando y pisoteando la Constitución Política, la dignidad de los colombianos y jugando con las necesidades de los más vulnerables; un hombre inalcanzable con sus sueños,
Es decir: ambiciones de soberbia y con sed de poder, e igualmente, un hombre inalcanzable por la justicia, pues contempla más de 200 investigaciones detrás suyo, aunque la impunidad es la suerte que en él corre y hoy sigue haciendo política como si nada hubiera pasado.
Lo anterior quiere decir que un gobierno de Duque significa revivir las políticas lesivas de Uribe contra los pobres, las campañas de desprestigio y persecución contra los opositores y la reconstrucción de un país violento y llevado por el odio. Ya lo ha dicho el subconsciente de Uribe: Cuando Duque sea vicepresidente, porque claramente no será Duque quien gobierne en primer mandato.
Además, mintió sobre sus estudios. No olvidemos cómo el candidato Iván Duque mostraba en su página web una especialización en negociación en la prestigiosa Universidad de Harvard, estudio que, al mejor estilo Peñalosa, terminó siendo, en realidad, dos cursos de cinco días. ¿En serio queremos un presidente que mienta en sus capacidades académicas?
Una persona que miente sin descaro de sus estudios, no merece en nada ocupar un cargo tan importante como es la Presidencia de la República, principalmente porque es la honestidad y la verdad lo que hace a la confianza del buen político y del buen gobernante.
Acabar con las altas cortes y darle paso a una gran Corte unificada que conozca de todos los temas jurídicos es la otra razón para no votar por Duque. Esta idea nace de su mentor, o presidente —como muchos le siguen llamando por puro fanatismo—, o sea: Uribe.
Esto quiere decir que el propósito de Duque… o mejor dicho: de Uribe, es eliminar las altas cortes con el fin de, según ellos: reducir el número de magistrados que acarrean un monto económicamente elevado y porque no han actuado con la transparencia que deberían, pero, realmente, esta decisión tendría los siguientes efectos:
1) Acabar con la Corte Constitucional, y “por esa vía con la tutela”, según lo afirmó el Senador del Polo Democrático Alternativo, Iván Cepeda; 2) la JEP entraría en un proceso de “muerte”, por así decirlo, o sea, se perderían los esfuerzos y recursos invertidos para poder juzgar, al fin, a todos los que se vieron involucrados en el conflicto armado; 3) Pasaríamos de una justicia inoperante, a una justicia más inoperante aún, pues se estancarían todos aquellos procesos que están pendientes y los jueces ya no contarían con la especialización que requieren ciertas decisiones.
Duque propone volver a la seguridad democrática de Uribe, es decir, la misma que le arrebató la vida no a 3000 jóvenes (falsos positivos) como se decía en un principio, sino que la cifra real supera más de tres veces la cifra calculada y conocida hasta ahora, es decir, 10.000 jóvenes asesinados y conocidos hoy como falsos positivos, información hallada en el libro “Ejecuciones extrajudiciales en Colombia, 2002-2010. Obediencia a ciegas en campos de batallas ficticios”, publicado por la Universidad Santo Tomás. Lo más triste de todo, es que el expresidente no dice nada al respecto. ¿Cómo es posible que con una cifra tan grande como esa, pase por desapercibida en la presidencia de ese entonces?
Además, es un candidato con poca experiencia. Comencemos hablando de sus inicios: Duque comenzó su carrera en el sector público como Consultor de la Corporación Andina de Fomento, luego se hizo asesor del entonces Ministro de Hacienda del gobierno de Andrés Pastrana, o sea: Juan Manuel Santos. Fue, igualmente, asesor del Banco Interamericano de Desarrollo en temas relacionados con Colombia y Perú y, luego, jefe de la división de asuntos culturales, creatividad y solidaridad. Uno de los logros que más resalta de su hoja de vida es el ser Senador de la República del Centro Democrático. Como vemos, no hay nada en gobernabilidad.
Que no tenga experiencia en gobernabilidad deja muy claro cuál va a ser su papel en su gobierno, o sea, ser el vicepresidente de Uribe en la práctica. O acaso ¿creen ustedes que Álvaro Uribe soltaría a un inexperto así porque sí, teniendo en cuenta su amarga experiencia con Juan Manuel Santos? Como dicen por ahí: La inexperiencia es manejable y, a su vez, sumisa y controlable.
Un político joven que no piensa como joven. ¿Qué les espera a los jóvenes con un presidente que propone el trabajo desde edad temprana para resolver problemas como el embarazo no deseado en jóvenes? O ¿Qué me dicen de que sea el candidato joven el más opcionado en las encuestas por las personas mayores de 30? O ¿Qué opinan de la estrategia de pasar de un día a otro a optar por las canas y el acento paisa al estilo Uribe? ¿Es esa la representación de la juventud?
Los jóvenes, a diferencia del candidato más joven, pensamos y queremos un país que innove en la forma de hacer política. No aquella que utiliza la mentira, el odio y el miedo, sino de la forma de los argumentos, las ideas y las propuestas. Duque se la pasa hablando de renovación política, pero su campaña se enfoca a los métodos tradicionales ya puestos en cuestión.
Duque propone bajar impuestos a empresas para “generar más empleo formal”. Según Iván Duque, las empresas están asfixiadas con tanta carga tributaria. Así que, lo que propone este personaje es, en realidad, dejar todo igual o peor, les explico por qué: resulta y pasa que, a través de rentas exentas, descuentos y deducciones, las empresas han tenido cerca de $58 billones en beneficios tributarios el 2014, según Aurelio Suárez, los cuales equivalen en costos, a cargo del Estado, superiores al 1% del PIB anual.
Esto quiere decir que, si Iván Duque propone bajar más impuestos, realmente lo que se arriesga es a que el recaudo de ingresos de la Nación a través de tributación disminuya; la brecha social aumente, porque según el director del Centro de Estudios del Trabajo (Cedetrabajo), se profundizaría la concentración del ingreso; además, debilitaría la capacidad del Estado y bajaría la posibilidad de dotar al país con bienes públicos para el acceso de la población.
Más que bajar impuestos, realmente lo que necesita el país es que se formule y proyecte la progresividad en la estructura impositiva y se haga una transición de indirectos a directos. Iván Duque debe preguntarse, ¿bajar impuestos a grandes empresas a costa de qué? Porque, evidentemente, menores impuestos no se han visto reflejados en el impacto sobre el empleo.
Vale la pena preguntarse: ¿Es Iván Duque el adecuado? Esta columna no la escribí ni la tomé como algo personal, sino como un fin político. Estas son mis razones, esta es mi opinión y no involucra en nada los medios para los que escribo.
Colombia necesita estar informado y orientado en sus decisiones. Estos espacios de opinión brindan una gran herramienta para aquellos que no conocen o no se mueven muy bien en el tema político. Como lo dije antes: este espacio no es solo para Duque, también lo será para Petro y Vargas Lleras: dos candidatos que han dado de qué hablar y la verdad no los acompaña en nada.
La manipulación del nefasto expresidente, que se cree dueño del pais, nos puede llevar al abismo, duele ver el sectarismo de «sus seguidores» y duele más el futuro que le espera a nuestros descendientes
Muy buen analisis y aplaudo incluir a otros candidatos, pero deberia hacerle mencion a los otros dos candidatos, fajardo y a de la calle
Siempre he dicho Duque caribonita será el títere de Uribe.
perdón por mi ignorancia, pero cuando fue gobernante el señor duque?
Me gustaría ver tu comentario sobre Petro y en especial después del debate de anoche… Que lo ví completico!!! Y quiero hacer una aclaración: Duque dijo que iba a bajar los impuestos de la micro, pequeña y mediana empresa, no de todas las empresas y yo, que ya tuve empresa formalizada, creo que esa carga impositiva es la que no nos deja avanzar, cómo empresarios y como país. Pero al mismo tiempo, me di cuenta de grandes incoherencias en el discurso de Perro y Fajardo… Se nota que Petro tiene, no uno sino varios guardados que seguramente visibilizaremos cuando ya para qué… Y Fajardo, con el nepotismo que demostró en su gobernación, lo más seguro es que siga en las mismas. Es que aquí no se vota por el mejor, sino por el menos peor.