Los homosexuales son para querer de lejitos

Opina - Sociedad

2015-04-02

Los homosexuales son para querer de lejitos

Mi familia me crió en la fe católica, con la costumbre de ir a misa todos los domingos, hacer el bien y no comer carne los viernes de Cuaresma; pero a medida que iba creciendo, me di cuenta de que, para muchas personas, el catolicismo se trata de repetir plegarias de memoria, prohibir, censurar, castigar y amar por conveniencia; ya que Jesús dijo que amáramos a todos, pero las parejas que deciden no casarse, las madres solteras, los homosexuales y todo lo que no vaya con las estrictas normas de la Iglesia, no hace parte de ese todo, no son para amar, o son para querer de lejitos.

Me duele ver como las personas cada vez crecen más escépticas a la espiritualidad; pero es entendible, porque en la iglesia, constantemente, se dedican a predicar el amor por el prójimo, pero a negar públicamente el derecho a ciertas personas a amar o a formar una familia.

Esta Iglesia está en crisis por seguirle predicando a las personas con fábulas pastoriles, de ovejas y rebaños; a la gente hay que hablarle directamente de acciones, de sus seres, de sus cotidianidades, del celular, la internet, la tecnología y el sexo. Obviamente es más fácil gobernar a quienes obedecen sin chistar, a quien no pregunta y no cuestiona en lo que cree; pero no podemos seguir creyendo que en el Siglo XXI, donde los jóvenes son cada vez más despiertos, se pescan nuevos católicos con versículos sobre árboles parlantes o infiernos infestados de calderos ardientes.
[Tweet «El Papa modernizó el discurso, pero en la iglesia se siguen repitiendo frases como trabalenguas.»]

Si la religión no le habla al mundo en el lenguaje en que hablamos ahora, está condenada a desaparecer a medida que vayan muriendo sus adeptos.

La religión católica y cristiana asume que somos culpables por el hecho de ser humanos, que nacemos ya siendo pecadores, y decir eso es como decir que nacer con dos manos es pecado, porque también es algo que sucede porque sí, sin que yo lo decida, ¿cómo puedo sentirme arrepentido por nacer o por tener dos brazos?

Además, ha contribuido fuertemente, y lo sigue haciendo, al menosprecio por la mujer y su rol de ser inferior -desde el simple hecho que la mujer, de los más altos cargos que puede ocupar en la organización, es el de Madre superiora-; y porque desde el principio nos venden la mujer ideal como una virgen que procrea gracias a la bienaventuranza del Espíritu santo; que al día de hoy, según la Iglesia, es una mujer que cría tantos hijos como la naturaleza quiera, porque la planificación es pecado, pero yo me pregunto, ¿por qué habría de desear Dios que las mujeres parieran como conejas y sobrepoblaran el mundo?

Si nacemos con el pecado original y somos impuros hasta que nos bautizan, cuando uno de estos pequeños bebés se muere antes de recibir el sacramento del bautismo, ¿se condena en el infierno?, ¿se queda en una especie de limboguardería? Es más, ¿por qué tenemos que ver la sexualidad como un pecado?

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La sexualidad es un proceso natural, si tenemos órganos que nos proveen de placer, ¿por qué habría de ser malo disfrutar ese placer? ¿Que debe la sexualidad ser llevada con cuidado y responsabilidad? Sí, pero es natural al fin y al cabo; y en la era digital, donde los niños y jóvenes tienen tan fácil acceso a material pornográfico y erótico, no se les debe decir que Dios los va a perdonar el domingo por ser unos promiscuos, cuando se confiese en la misa, o que si no, se va para el infierno, en un montón de años.

No, no, no, ¿a ustedes eso les parece pedagógico? Hay que educar a nuestros muchachos en el autocuidado, en el respeto por el cuerpo, en enseñarle los peligros de tener una vida sexual irresponsable, las enfermedades de transmisión sexual, en la concientización de las responsabilidades que trae un embarazo, de cómo se retrasa su proyecto de vida (porque no se acaba), y de muchas situaciones más acordes a su realidad.

[Tweet «Dios es una fuerza motivadora, una energía que nos rodea y con la cual compartimos nuestro ser»]

Todos somos energía, como todo el universo; porque nos lo han vendido como una entidad perdonadora de pecados express, con sucursales en cada iglesia, donde se deben depositar los pecados para poder ser limpiado mediante un acto de penitencia, y poder volver a pecar, y así, así.

Pero ese es un Dios al que hay que temerle, porque la ira de Dios es terrible, y para mí su figura representa amor y felicidad. Y bueno, muchos dirán que no creen en nada, porque es una ola muy popular hoy en día; pero uno siempre cree en algo, el problema es creer que uno está obligado a creer en lo que los demás creen, sin entender que Dios es como un río, diferente para todos.

En fin, no soporto la idea de un Dios tirano, vengativo, rencoroso, al que hay que vivir humillándosele -¿por qué?-. Nos vendieron la idea de que el respeto es igual al miedo, y la compramos sin entender que el respeto se mide en admiración y no en adulación, en amor y no en temor. Si usted cree en Dios, como sea que quiera llamarle, vívalo con amor, alegría y mucho respeto, no con zalamería y verborrea. Las iglesias deberían hablarnos de ese Dios de amor, de la alegría que puede traer una espiritualidad sana y clara, no seguirnos atemorizando y haciéndonos sentir culpables por todo lo que hacemos, pensamos o dejamos de hacer.

[Tweet «No podemos dejar que la gente se siga sintiendo mal por disfrutar las cosas que los hacen felices.»]

( 3 ) Comentarios

  1. ReplyGustavo Martinez

    Yo estoy muy de acuerdo con usted en muchos de sus puntos. Hace un año y medio me retire de un seminario después de seis años de dedicar y entregar mi vida con mucho esfuerzo. La razón. Muchos,pero muchos desacuerdos con la meara en la que se nos pedía ver la vida. Era como si hubiera tenido un velo que no me permitía ver con tranquilidad. Claro que gané muchas cosas a nivel personal, pero cuando te piden que dejes de ser quien eres, eso ya Sr sale de todo.

    En resumidas cuentas, gracias por su artículo.

  2. Me siento incómoda cuando alguien usa como argumento a Dios en temas como el matrimonio igualitario.

    La enseñanza de Dios al mundo fue clara y sencilla: «Ama a Dios y a tu prójimo como a ti mismo». Pero parece que nosotros, humanidad, estamos dispuestos a poner en práctica esta enseñanza siempre y cuando no interfiera con nuestros prejuicios.

    Estoy dispuesto a amarte como Dios nos enseñó, mientras no seas homosexual. Y nos quedamos tan anchos y sintiendo que nosotros somos las buenas personas. Por favor, no usen a Dios para justificar sus prejuicios.

    Cuando Dios murió por amor a la humanidad, no hizo excepciones, hasta donde yo sé. No dijo muero por todos, pero no por ti Ana porque tu eres egoísta, no por ti Pedro porque tu eres homosexual.

    El amor de Dios no tiene condiciones.

    Y respetar, tolerar, ser bondadoso, ser amable con todos, sin importar su orientación sexual, su raza, su religión, es un acto de amor.

    Y cuando soy capaz de dar amor incondicional significa que Dios está en mi vida, porque esa es la representación de Él en nuestra existencia.

    Apuntar también que la iglesia somos todos, en el sentido de la comunidad que comparte la misma fe. No es el lugar físico, ni la institución, con la que podemos estar más o menos de acuerdo, porque al final si de verdad crees, va más allá de la institución o del párroco, etc.

  3. Todo este asunto apesta. A nadie le importa en realidad con quién tenga amores otra persona, y en la discusión siempre estuvo colada la fe. Pero no nos hagamos tarugos. Los Gays como personas bien necesitan de gozar de los mismos derechos y beneficios que goza una pareja (ahora hay que llamarlas «parejas heterosexuales») tradicional, o un casado normal, porque viviendo así no más, así a muchos no les gustara; no tenían dichos beneficios.
    Pero hasta ahí. La discusión es admisible en lo social, porque el homosexualismo es antinatural y depravado.

    Supongo que este comentario no se publicará automáticamente, sino que pasará por un estricto escrutinio y censura, porque se puede «amar libremente» pero no «pensar libremente».

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Ían Schnaida
Campesino antioqueño | Periodista de la UdeA | Fundador y director de laorejaroja | Dudo de pa' fuera.