La ironía

¿Qué ganamos con tener un presidente de izquierda si desde la rama legislativa, que es la que aprueba los proyectos, no tiene una buena bacanda?

Opina - Política

2018-03-20

La ironía

Desde el desasosiego que generó las elecciones pasadas y tomando como referencia el término “budismo político”, toda corrupción, todo mal manejo, las necesidades, los miedos y el clientelismo reencarnan otra vez en oscuros personajes que mágicamente, (así como apoyaron a Hitler, a Pinochet, a Franco o al muy célebre Trump) tienen altos votos.

Ya no es hora de llorar sobre la leche derramada, no hay Santa Lucía que valga ante esta ceguera emocional que existe ante tanta alma nacional o nacionalista que se dejo enamorar de cuanta cadena de frases o textos salieron en las redes sociales. Es tiempo de reflexionar, es tiempo de entrar a la batalla más grande y darnos cuenta que este es el momento de dar un cambio.

El cambio es gradual, porque no es solamente tener un presidente nuevo y un gabinete renovado o un gobierno más inclinado a la socialdemocracia y al progresismo, es gradual en la medida en que todos nosotros nos formemos políticamente y esto inicia en las aulas de clase, en las familias y en la sociedad donde vivimos. El cambio se dará en la medida en que nos demos cuenta sobre la importancia que ejerce la rama legislativa, no solo desde los salarios que ganan, sino desde su función constitucional y su tarea en crear las leyes y hacer un verdadero control político a la rama ejecutiva.

¿Qué ganamos con tener un presidente de izquierda si desde la rama legislativa, que es la que aprueba los proyectos, no tiene una buena bacanda? ¿Qué gana un presidente de talante progresista cuando su opositor seria el senador más votado que hay en este momento? Y cuando ese mismo senador es un ser tan oscuro y despótico. Como decían los amigos de la JUCO en esos años idealizados de izquierda utópica: “hay que crear base” y crear base implica que la fuerza que trabaja con dicha campaña progresista inicie un proceso con las JAC, iniciar con ideas, proyectos, programas, no dejarse vender al señor del tamal, al politiquero que da su voto por su una teja, o al señor que es cooptado en su empleo a que tenga que elegir al amigo de su jefe porque a él, le dan los contratos; es iniciar a hacer un trabajo honesto, serio, jugando en contraestrategia con esas maquinarias aceitadas, patrocinadas por diversos sectores o gremios empresariales, ganaderos o ilegales.

¿Existen actores ilegales en las elecciones? Si, y es extraño que no exista un análisis donde determinen que votos dieron dichos actores, ejemplo: las odines o las bacrim (Paramilitarismo al más puro estilo castañista), que votos dieron los amigos de Tom y Douglas o de aquellos donde los medios no comunican mucho. Los votos militares, los votos de las familias de los soldados, los votos de los que viven de los lavaderos (taxis hasta panaderías), la familia de los “raspachines”, los votos de aquellos que trabajan en el restaurante al lado de la carretera, los votos de los contratistas (por eso los altos votos de cambio radical), del señor de la tienda que presta al 20%.

Por eso y como explico no es solo ganar las presidenciales, eso sería apoteósico, hermoso, mágico, pero las bases, aquellas que votaron por el contrario, aquellos gremios de toda índole no le harían la vida fácil al gobierno.

¿Qué hay que hacer? La primera pregunta es ¿Cómo esta pedagogizada la base? La base vota por necesidades, miedos, ideas o intereses, por ejemplo: si el hijo de mi hermana tiene un político que le va ayudar, por ese hay que votar. En ese caso no existe ideología, ni principio, es tanto, puede ser un ladrón, matón, lavador de dinero, amigo del ELN y de los del Clan del Golfo, puede ser Mason, Evangelico, del Opus Dei o lefevbrista, puede ser cualquier cosa, pero esa persona es la que va a meter a mi hijo en el trabajo, el que le va a dar el puestico.

Por eso es importante que aquellas personas que tienen bases ideológicas inicien proyecto que impacten las personas, donde exista una convergencia de pensamiento del uno y del otro, donde enamore al empresariado honesto (poco pero los hay), donde apoye al campesinado, donde el sector honesto de los ganaderos (para algunos es utópico), de los banqueros y hasta de aquellos actores “ilegales” que tienen poder político, entren a un dialogo.

Para terminar, la ironía es que Colombia es una madeja, es un enredo de cosas, situaciones, fenómenos y culturas, Colombia es un ERROR POLÍTICO, este país no debería funcionar de esta forma, esta forma creada para que el hampa y los corruptos actúen. Un país que puede ser fuertemente Federalizado, actúa de forma centralista, cuando sabemos que las regiones tienen sus propias dinámicas; por eso para ese cambio es necesario: volver a las bases.

 

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Juan F Lopez Giraldo
Feliz autodidacta. Lector, analistas, educador en la universidad de la Vida. Egresado de la Universidad de Antioquia Teologo Aficionado.