La exclusión de las mujeres en la participación política y en los procesos de toma de decisiones fue heredada por la historia humana. Incluso cuando la democracia había dado a luz a la antigua Atenas en el siglo V a. C., existía la exclusión de las mujeres de la participación política y la toma de decisiones. Las mujeres atenienses no tenían derecho a votar o participar en el proceso democrático e incluso ellas no eran reconocidas como ciudadanos.
Muchos años después, la participación de las mujeres en puestos de toma de decisiones políticas fue reconocida como un derecho político después de la adopción de la Declaración Universal de 1948. Hoy en día, la participación política de las mujeres ha sido reconocida internacionalmente como una medida importante del estatus de la mujer en un país. Por lo tanto, en los últimos años, la participación de las mujeres en la política y la toma de decisiones ha recibido una atención significativa en todo el mundo. Sin embargo, las mujeres siguen estando muy poco representadas en los puestos de toma de decisiones.
De hecho, la participación de las mujeres en la vida política depende en gran medida de su acceso al empleo, lo que les proporciona no solo independencia material, sino también ciertas habilidades profesionales y una mayor autoconfianza. De modo que el acceso a los medios de producción y las finanzas tiene una relación directa e influencia sobre la participación de las mujeres en las instituciones políticas.
Al mismo tiempo, la participación plena y equitativa de mujeres y hombres en la toma de decisiones políticas contribuye a proporcionar un equilibrio que refleja con mayor precisión la composición de la sociedad y, como tal, mejora la legitimidad de los procesos políticos haciéndolos más democráticos y receptivos a las preocupaciones y perspectivas de todos los segmentos de la sociedad.
A pesar de los importantes avances logrados en los derechos de las mujeres, las mujeres siguen limitadas a roles estereotípicos de género, es decir, que tienen una gran responsabilidad en el cuidado de los niños y los asuntos del hogar, por lo cual se debe garantizar la participación política de las mujeres, está es esencial para legitimar al gobierno y establecer la democracia en su forma real y práctica. Es importante que separemos las condiciones políticas del sexo del candidato porque de lo contrario perpetuaremos el mito de que las mujeres no pueden ser elegidas presidente de una nación.
Vemos entonces como, muchos de los países del mundo usan algún tipo de cuota electoral de género para sus gobiernos. Las cuotas de género electorales a menudo se entienden como la mejor manera de compensar la discriminación estructural y las barreras contra las mujeres en la política, se utilizan como un método temporal a corto plazo para impulsar la participación de las mujeres a fin de disipar los efectos de inhibir los sesgos y crear un cambio sistematizado. La discriminación directa y un patrón complejo de impedimentos ocultos, impide que las mujeres se postulen para un cargo, sean seleccionadas como candidatas y obtengan una participación legítima y efectiva de influencia política. Es una barrera omnipresente pero a menudo olvidada que impide que las mujeres de todo el mundo escuchen sus voces.
En el Día Internacional de la Mujer, debemos llamar la atención sobre este problema, porque si creemos en la democracia, debemos ser fiel a que cada persona debería poder ir tan lejos como lo permita su talento. Mujeres y niñas de todo el mundo que comparten esa creencia están listas para dar forma al futuro de sus países, porque la integridad, la dedicación al servicio público y el trabajo duro deberían ser la única tarifa de entrada a la política. Y mujeres tengan siempre presente que al final del día, la mejor manera de hablar es votar.
