Se acercan las elecciones presidenciales y es normal que haya indecisión por quién votar, como también lo es buscar ayuda o sugerencias en nuestro entorno, y encontrarse con un montón de fanáticos ofreciéndote un dios que hará de Colombia el Jardín de Heden.
Algunos lo hacen porque ese dios les está pagando para que le hagan campaña y otros por mera convicción. En los 2 casos dejarse guiar por este tipo de personas implica un riesgo alto. Aun así, entre tanta histeria colectiva que traen las elecciones es posible votar bien y no morir en el intento.
La herramienta más segura para elegir bien, en estos tiempos donde todas las esferas de la vida se convierten en una plaza de mercado donde todos quieren venderte algo o alguien, está en nosotros mismos, se llama indagación.
Para elegir, por un momento de nuestras vidas tenemos que jugar al buen investigador, el que se detiene detalladamente y se cuestiona cosas como: quién es el candidato, qué propone y cómo lo propone.
Posiblemente usted al momento de leer este texto tenga cierta simpatía o preferencia por algún candidato, lo primero y fundamental es que tenga en cuenta que ese candidato sin importar quien sea no es un dios, por lo tanto es probable que tenga contradicciones, aciertos, errores, buenas y malas propuestas.
Aceptar eso es un gran paso, puesto que aunque parezca sencillo hacerlo, muchos lo dicen de boca pero siempre escudriñan o atacan cuando se les cuestiona en lo más mínimo su candidato. ¡Es un humano y punto! Acepte que tiene cosas malas y cosas buenas, destaque las cosas buenas y reconozca sin temor las malas, desde la crítica también se construye.
Como segundo paso, tenga en cuenta que el periodo presidencial demora 4 años y no existe la reelección, así que es importante saber a qué plazo promete cumplir lo que propone y si ese plazo está acorde con la realidad. La construcción de un país, y la destrucción, cuesta dinero, usted debe preguntarse de dónde lo obtendrá. Para financiar lo que propone de ser elegido, su posible candidato no recibirá una hoja en blanco para disponer a placer, así que es importante preguntarse cómo esta financieramente el país, cómo se encuentra cada sector de la economía, en otras palabras, ver si “las cuentas le dan”.
Otro elemento importante a tener en cuenta es que de ser elegido, su posible candidato tampoco recibirá poderes absolutos, de hecho pueden ser más limitados de lo que usted se imagina.
Por eso son importantes las elecciones legislativas, puesto que si su posible candidato no obtiene la mayoría de afines en el legislativo, es probable que los 4 años de gobierno se conviertan en una batalla entre las 2 ramas del poder público, lo que llevará a que muchas de las propuestas de este que requieran del Congreso no sean aprobadas, como una reforma tributaria. Esto es importante para tener una noción de qué propuestas puede cumplir su posible candidato y cuáles se quedaran en “no pude hacerlas porque no me lo aprobaron”.
En la política, más que en ninguna otra esfera de la vida, aplica el popular dicho dime con quién andas y te diré quién eres, es fundamental indagar sobre los aliados políticos del candidato, partido político, financistas e incluso que personas de la “elite” lo apoyan.
En este punto es importante ser rigurosos, no caer en prejuicios por fotos, videos, o declaraciones que circulan en las redes sociales, no hay que desestimarlas claro está, pero es importante formar un criterio antes, buscar el contexto verdadero de lo que se ha publicado, puesto que en la era de la diplomacia y los medios digitales cualquier enemigo puede darse la mano por un momento y ser fotografiado por miles de cámaras en un segundo.
Son estas elementales herramientas para tener un voto ilustrado y consciente. Es imposible en efecto que su posible candidato supere las expectativas en cada una de ellas, pero si después de haber indagado tuvo más virtudes que defectos, más aciertos que desaciertos, o menos contradicciones, siéntase listo y seguro de usted mismo y salga a votar; de no ser así, siga haciendo el ejercicio hasta que se dé el resultado esperado.
Recuerde siempre que los malos gobernantes son elegidos principalemente por los buenos ciudadanos que no votan.
Acertado artículo.
De paso, se escribe: Edén.