El caso de violación del que reconoció haber sido víctima la periodista Claudia Morales, las reacciones y la ola de especulaciones que generó su columna de opinión, hay que anclarlas en una cultura falo céntrica como la colombiana, la misma que está inserta en un mundo masculinizado que, por siglos, ha podido no solo dominar y someter a la Mujer, sino a la Naturaleza.
Más allá de las especulaciones alrededor de la posibilidad, real o no, de que el violador, es decir, “Él”, sea el ex presidente Uribe Vélez, lo que hay que decir es que la periodista muy seguramente no midió los efectos que produciría su confesión, el haber expuesto su caso y sobre todo, el exigir públicamente el derecho que tiene a guardar silencio en torno a los hechos y sobre todo, alrededor de la identidad del criminal que la violó.
El derecho al silencio al que apela la periodista tiene graves problemas en su reconocimiento y aplicabilidad a partir del momento en el que hizo públicos los hechos. Y es claro que en el discurso no hay lugar a la ingenuidad.
Los efectos de su columna son claros: en primer lugar, la comunicadora viene siendo revictimizada por los propios colegas periodistas que al saber el nombre del abusador sexual o sospechar, con un alto grado de certeza de la identidad del violador, se abstienen de llamarlo y confrontarlo, así como a los otros que fungieron en el pasado como jefes de Claudia Morales, para que se pronuncien sobre el hecho publicado. Por supuesto que eso incluye preguntarle de manera directa al senador Uribe, así se niegue a responder o eluda referirse al tema, dado que ahora mismo sobre Él recaen las sospechas no solo por las “pistas” que la propia periodista dio al señalar que se trata de una figura pública, poderosa, que genera miedo y terror y de constante aparición pública, sino por la tardía y el tono de la respuesta que brindó el operador político sobre el particular.
El caso de Claudia Morales no se agota en lo periodístico-noticioso. El periodismo colombiano está ante una única oportunidad de convertir lo sucedido en un asunto que, en clave cultural, permita que reflexionemos no solo alrededor de las prácticas del Poder, y de las actuaciones de los hombres poderosos, sino del ejercicio mismo, en el sentido en que el violador de Claudia Morales, cualquiera que sea, muy seguramente gozó de la complacencia, relaciones melifluas y la zalamería de periodistas y empresas mediáticas; al igual de un entorno social y político igualmente complaciente.
No es suficiente con sacar algunas notas reproduciendo lo que pasa en las redes sociales. Los colegas de Morales deben cerrar filas en torno a unos hechos que una sociedad solidaria y normal no puede dejar de lado, así haya de por medio el miedo de la periodista que fue violada y el posible exceso de respeto, admiración e incluso temor, hacia el principal señalado de haber cometido el acceso carnal violento.
Estamos ante un evidente caso de auto censura porque la figura comprometida por las especulaciones que circulan en las redes sociales, hace parte de un Régimen de poder que hará todo lo que esté a su alcance para evitar que sus figuras y defensores sufran algún tipo de erosión en la positiva imagen que la misma Prensa coadyuvó a consolidar del hoy intocable senador de la República.
En segundo lugar, la andanada de insultos que circulan en las redes sociales, de hombres y mujeres, simpatizantes y áulicos del Senador sobre quien giran las sospechas y especulaciones, dan cuenta, con claridad, de que somos una sociedad que subvalora a las mujeres, en particular a las que se atreven a reconocer y denunciar que fueron violadas por hombres que saben que contarán con el respaldo de una sociedad que puso por encima de la decencia, el pudor y la ética, el acceso a como diera lugar del Poder político, a partir del Todo Vale. Por eso, una violación siempre será en Colombia un “mal menor”, un “error” o un “impasse”.
Así entonces, el caso de Claudia Morales hay que ubicarlo y entenderlo en un marco cultural complejo, en el que sobresale una sociedad machista.
Estamos inmersos en una cultura falo céntrica que le permite a Machos con Poder, pensar que pueden acosar y violar mujeres, porque dichas prácticas hacen parte del viejo derecho de pernada. Y puede resultar así, porque en este país podemos encontrarnos con Hombres poderosos que piensan y actúan como si viviesen en señoríos feudales y que en su calidad de nobles, tienen el derecho de pasar la primera noche («ius primae noctis») con específicas mujeres.
Adenda: como Hombre, persona y ciudadano siento vergüenza con Claudia Morales. Y sugiero cambiar el pronombre para seguir llamando al hombrecillo que la violó. No digamos Él, hablemos de Ese.
Es el deber de la peridista claudia morales el hacer publico el nombre de «el»,pase lo que pase.
Si los EEUU vivieron el nixongate,porsue no en colombia el el uribegate??
En Colombia?? criminales de las élites pagando por sus fechorías?? está borracho??
En mi opinion como mujer creo que la periodista Claudia Morales debe decir el nombre del violador sea quien sea, no se debe encubrir una accion de esta indole por miedo o por temor a las represalias del individuo que cometio el delito. Y sino sra. Periodista se hubiera quedado callada porque si yo denuncio digo las cosas como son. Y el callar implica que el violador no pague por su delito.
¿Pagar? En este país no pagan nada.
En mi opinión como ser humano creo USTED y los demás deben respetar la decisión de la periodista. ¿es tan difícil para ustedes entender el derecho que alguien tiene a hablar como a guardar silencio?
Busque en el diccionario: letra «r» R E S P E T O
Protegiendo al vilador da a entender que goso esta situacion
Atrevido
imbecil
Pero que idiotez! Quien quiere al innombrable de enemigo? Se reserva el nombre por panico a las represalias, pero que puede entender un hombre de lo destructivo que puede ser una violacion?
Coraje, valentía, sentido de justicia, dignidad que no se negocia, amor .’…son cualidades de un ser íntegro, el silencio abriga al culpable y condena al inocente
De acuerdo, excelente.
Germán…una pregunta: ¿está usted dando por hecho que Uribe fue el violador? Es lo que queda después de leer esto. Gracias
Claudia se dice que una vez untado un dedo, untada toda la mano. Es comprensible que en su momento usted guardara silencio, pero ahora, ya que destapó la olla, sirva todo el arroz porque en este momento que usted ya enfrentó y pasó todo sola y que sabe lo que es, debe pensar en las otras víctimas que usted con su valor podría ayudar y los muchos “él” que pululan por ahí no se sentirían tan invulnerables y se mediaría. Un poco antes de actuar. Usted tiene el poder en este momento haga algo o más le valdría seguir haciendo uso de su derecho al silencio y se hubiera quedado calladita.
querida claudia: respeto su silencio pero no lo apoyo le esta pasando lo de el adagio popular «mata el tigre y le tiene miedo al cuero». si después de tener la valentía de denunciar tan execrable acto va a tener la cobardía de no denunciar el autor, créame esta en nada o piensa que con el silencio esta protegida mentira. esos criminales por callarla son capases de cualquier cosa, piénselo y se dará cuenta que esta mas protegida contando todo, que callando y de paso le ase un favor a colombia
No soy adorador de Uribe pero sin embargo me genera cierta sombra de duda, por qué hasta ahora se le ocurre contarlo? Porque no es directa y señala al presunto abusador? Porque en medio de un proceso electoral? Porque lo vuelve mediático? Porque no acudió a la fiscalía? Será que fue consentido? Hay un manto de duda que me permite sospechar qué hay algo más poderoso detrás de toda esta situación, claudia morales siempre motiva la denuncia pero….,
Este personaje solo produce asco. Roguemos porque la investigación siga su curso hacia la justicia, y que claudia pueda desenmascarar esa faceta de este criminal…. uribe eres un boyo perfumado por los medios de comunicación y algunos periodistas con poder
Sigo del lado del silencio de Claudia. En este país sin justicia y sin compasión por el otro, si ella dijera un nombre lo mínimo que le pasará sería verse empapelada por abogados encopetados como el presunto violador. Suficiente con el costo asumido por la columna escrita…
Este es un país lleno de odios viscerales, ya somos Jueces y verdugos, damos por hecho tanto que el hoy senador fue el culpable, y que lo que dice la periodista es totalmente cierto, este tema debe ser manejado por los profesionales, por la justicia, que con los elementos de juicio nos entreguen al culpable de esta bajeza, Colombia necesita desarmar sus corazones, y enfocarnos en los cambios que hoy se dan en nuestra tierra, respetar el principio de presunción de inocencia y el derecho de la periodista a guardar silencio. Como hombre rechazo cualquier agresion hacia las mujeres, pero con un poco de lógica y haciendo de abogado del diablo, ¿Creen ustedes capas al Expresidente de un acto como este, teniendo el mundo a sus pies, y las mujeres que quisiera ?
No soy sicólogo,siquiatra , forense , pero al observar detenidamente la cara de Uribe, unido a la respuesta al periodista de RCN, no se me deja muchas dudas.
El Polígrafo ??
En honor a la nobleza femenina y en aras de sacrificar hasta el propio miedo, situación entendible frente a bestias disfrazados de «Hombres» con «poderes» para violar hasta lo mas sagrado, con todo respeto le solicito reivindicar a tantas mujeres calladas por el horror de estos salvajes y «Usa el Miedo como motor, no como Freno». Respetuoso saludo: PLINIO RIASCOS SÁNCHEZ.