María Camila Arévalo es un mal ejemplo de lo que deben ser los nuevos profesionales en política. Ella y varios de sus familiares se han presentado insistentemente como candidatos a la alcaldía local de Ciudad Bolívar, una de las localidades más complejas y delicadas de administrar en el Distrito Capital.
María Camila fue la única Arévalo en aprobar el examen y se convirtió en una de las 4 candidatas a la Alcaldía Local de Ciudad Bolívar. Llegó a la terna con el apoyo de tres ediles, convirtiéndose en la cuota femenina.
Su esfuerzo se centró en mostrarse a sí misma como la candidata técnica, apolítica, aquella a quien sólo le preocupaba el futuro de la localidad. Pero su candidatura despierta varios interrogantes, sobre todo en el terreno de lo ético.
Fueron varios los cuestionamientos acerca del currículo académico de la candidata Arévalo, sobre todo, porque afirmó en audiencias públicas y privadas ser Magister del ESDEN Businnes School, lo cual no es falso en lo absoluto, pero sobre lo que le faltaron múltiples apreciaciones.
María Camila nunca precisó que el MBA consignado en su hoja de vida pública es un título privado, no válido para puestos oficiales, enfocado en moda y belleza, apellidos ambos del MBA ofrecido por el ESDEN, que en la misma descripción del sitio web oficial del centro académico afirma que “es un programa sectorial en el que aprenderás las características específicas de la Industria de la Moda y Belleza y adquirirás los conocimientos que debe tener cualquier directivo que desee desarrollar su carrera profesional en dichos sectores”.
Debe ser que para María Camila la moda y la belleza son dos necesidades básicas y fundamentales de una de las localidades más complejas en materia social y que agrupa algunas de las dinámicas culturales más complicadas de la ciudad.
Existe respuesta oficial del Ministerio de Educación, publicada por Noticias de Medio Día de Canal Uno, en el que se comprueba que no existe convalidación académica en el país del MBA consignado en la hoja de vida de María Camila, quien se defendió demostrando que su título fue apostillado, lo que claramente no lo convierte en un título oficial o un MBA propiamente reconocido en el país.
Para efectos prácticos, el apostillaje del diploma no es más que lo que es un sello de notaría para una declaración juramentada. Nadie dijo nunca que le título fuera falso, pero no es el “Magister” que convierte a Arévalo en la candidata académicamente más preparada para asumir el cargo.
Sobre ese asunto específico los ediles de la localidad redactaron un documento dirigido al Secretario de Gobierno, en el que manifestaron sentirse engañados por la candidata, quien les hizo creer a los miembros de la corporación que este MBA estaba debidamente reconocido y avalado y que se trataba de un título oficial y con todos los pergaminos, sin aclarar que lo obtuvo en apenas 9 meses, que fue puramente online y que estaba dirigido a la administración de negocios de moda y belleza.
Sobre otro asunto no menos importante, está su pose de apolítica e independiente, otra mentirita en la que no ha podido sostenerse la candidata Arévalo. En las audiencias públicas y las múltiples entrevistas realizadas a María Camila, nunca se ha cansado de replicar ser una mujer joven, sin experiencia en política y sin ningún vínculo o historial político que compartir, lo cual es falso.
Sobre el año 2009 conocí el Liceo Tommys (propiedad de los padres de la candidata) y a Jhonny, hermano de María Camila, quien me contó de la larga amistad de su familia con los hermanos Soledad y Fernando Tamayo, pero puntualmente sorprende que María Camila fue la única candidata a Alcaldía Local que se presentó el pasado 11 de diciembre a la inscripción de firmas de Germán Vargas Lleras y salió en múltiples portadas junto al candidato presidencial.
Pero más grave aún fue verla personalmente en la inscripción de listas al congreso, durante la de Cambio Radical, detrás del concejal Jeffer Vega y en la llegada de la comitiva del aspirante a cámara y exconcejal Dario Fernando Cepeda, esposo de la cabildante liberal Luz Marina Gordillo.
Dicen que en la política y el amor todo es válido y ningún de las actuaciones de esta política de racamandaca es ilegal, aunque si demuestran su doble moral y poco escrúpulo para “maquillar” la verdad en sus asuntos, y deja cuestionamientos innegables, pues si así ha dirigido su candidatura, ¿cómo se desarrollará de llegar a obtener el nombramiento del alcalde?
María Camila Arévalo mintió a los bogotanos y a la administración para llegar a la terna, ya veremos si sus dudosos métodos le darán los réditos esperados y la volverán en la mandataria de la localidad más compleja y con los mayores recursos de la ciudad, para hacerle campaña a Vargas Lleras y su Partido, Cambio Radical, de quien la administración ha tomado distancia por su extorción burocrática para apoyar a Peñalosa en los proyectos duros de la ciudad.
