Yo aún no veo ninguno y en cambio personas cada vez más convencidas sobre a quién votar, y entre los candidatos y candidatas más sonadas no creo que ninguna persona sea digna de mi entera confianza.
Uno de los personajes más complicados de desconfiar es Humberto de la Calle Lombana porque su historia reciente lo eleva mucho. Sin embargo, debemos recordar que ha sido parte de la misma clase política desde hace 20 años y además dijo en reiteradas ocasiones que no sería candidato presidencial y quiere hacerlo por el Partido Liberal, uno de los grandes eufemismos de partidos porque de [pensamiento] liberal poco y nada.
Y así podría irle buscando las pulgas a las 53 personas que han manifestado su interés en la Presidencia de Colombia; pero el punto no es que tengamos razones para desconfiar de todos, sino que el estado moderno justamente se creó para no estar supeditados a las capacidades o preferencias de ningún individuo.
¿Se han preguntado qué pasaría si muere quien esté a cargo del país? Seguramente sabe ¿Y si mueren presidente y vicepresidente? ¿La persona que sigue debería poder hacer lo que se le antoje? [1] Por supuesto que no, es más: si tuviéramos un proyecto de nación de largo plazo ya habríamos salido del atolladero del subdesarrollo o hubiéramos vendido por completo el país; dependiendo de la tendencia de política económica del plan.
En el fondo, solo es importante la persona que preside en tanto podemos evaluar a qué grupo de interesados favorecerá de acuerdo a sus conexiones personales. Lo realmente importante es el programa de gobierno y la capacidad de ejecución del mismo, y ésta última se mide en términos del equipo de gobierno que nunca terminamos de conocer porque puede cambiar sin previo aviso y que normalmente es revelado después de terminadas las elecciones.
La pregunta no es ¿Qué busca en el candidato de su preferencia? Si no ¿Qué características tiene el programa de gobierno que considera conveniente? Sin esa respuesta nadie debería tomar una decisión, es un poco como comprar un aparato sin tener claro el uso que se destinará; podría resultar comprando el teléfono con la mejor cámara del mercado cuando va a pasar la mayor parte del tiempo hablando, en el mejor de los casos porque también puede resultar que lo que necesitaba era una tostadora.
Hay tres temas centrales del gobierno de cualquier nación: la política económica, los derechos civiles y la gestión diplomática; y para cada nación habrá algunos temas coyunturales de importancia como en el caso de Colombia el cumplimiento de los acuerdos de paz, la manera de enfrentar las oleadas de corrupción recientemente descubiertas o atender las crisis en las áreas de la salud y educación.
En el caso del Partido Liberal colombiano el corte de esas decisiones se parece mucho al conservador: ventajas para los empresarios, nada de libre culto y eutanasia o aborto; sí van a diferir un poco respecto a su tendencia diplomática, siempre que convenga en lo comercial van a ceder frente a otros gobiernos.
Acerca de la ultraderecha colombiana no pienso decir más que esto: se les nota demasiado lo mucho que quieren seguir concentrando el dinero y poder del país.
Respecto a la tibia izquierda de Colombia vale resaltar las luchas por los derechos civiles de diversas minorías, seguramente defenderá los acuerdos de paz y puede que quiera impulsar la educación, pero no parece tener un norte claro respecto al gobierno macroeconómico.
Los grupos de centro son bastante acomodaticios y reciben a cualquiera que aumente sus cuotas políticas, lo que los hace altamente vulnerables a los intereses de los círculos de poder, los mismos de siempre en el fondo.
Reitero: No es posible tomar una decisión sin ver siquiera los pilares de los programas de gobierno, porque además es imposible hacer control ciudadano sin eso. Alejemos la discusión de las personas y mejor hagamos las preguntas acerca de qué tienen intención de hacer.
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[1] Si bien la pregunta retórica me parece un recurso barato, en ocasiones resulta eficiente para evidenciar un absurdo.