El Ilustre visitante

Opina - Sociedad

2017-09-06

El Ilustre visitante

Nos visita Jorge Mario, Papa Francisco Bergoglio; un personaje polémico que no quiere ser un papa medieval; por el contrario, aspira a ser alguien que logre una renovación, imposible, de una institución cuya mayor fuerza es la conservación y la permanencia de su credo confesional y pretendidamente eterno.

Un portal de internet se ha referido a él de esta manera:

Jorge Mario Bergoglio es un personaje enigmático, fascinante y polémico. No evidencia el fuerte carisma que caracterizó a los anteriores caudillos eclesiásticos. No ostenta la muñeca política del cardenal Primatesta, ni la postura principesca del cardenal Aramburu, ni la actitud provocativa de Antonio Quarraccino. Sin embargo, con su bajísimo perfil, el andar apresurado y la voz tenue, el hombre se encamina a convertirse en el nuevo líder de una Iglesia que busca desesperadamente dejar atrás las sombras de un tortuoso pasado y reencontrarse en un abrazo profundo con sus fieles.

Bergoglio es un personaje polémico, decimos, porque ha sabido navegar en aguas turbias y turbulentas.

Fue elegido, según sus detractores, gracias a las non sanctas influencias de un grupo autodenominado “La mafia de San Galo”, que aspiraba a introducir con él una renovación espiritual y doctrinal en el seno de la Iglesia romana.

Claro que esa teoría conspirativa, acogida en Colombia de manera ingenua y cándida por los intonsos seguidores de Tele Amiga, fue refutada ampliamente por alguien tan autorizado como  Phil Lawler, editor de Catholic World News (CWN) y autor de siete libros sobre temas religiosos y políticos, quien al referirse a la posibilidad de que los integrantes de la llamada “mafia de San Galo, hubiesen manipulado las condiciones en que se presentó el cónclave de 2013 que eligió a Francisco recordó: “Por aquel tiempo el Cardenal Martini ya estaba muerto, y otros miembros –los cardenales Silvestrini y Murphy-O’Connor— eran demasiado viejos para participar en el cónclave”.

Pero es que además, ante la pervivencia de ciertas posiciones tradicionalistas y conservadoras del antiguo obispo de Buenos Aires, “La mafia de San Galo” asumió algunas posiciones críticas:

En efecto, al cardenal Godfried Danneels, abanderado de actitudes abiertamente liberales frente a temas muy sensibles para el credo religioso, como el aborto, el matrimonio entre parejas del mismo sexo y la comunión de los divorciados católicos, no le acaban de convencer los bandazos de su prohijado.

Porque la posiciones del cardenal Danneels contrastan con las observadas por el arzobispo de Buenos Aires, quien reprochó al entonces jefe de gobierno de esa ciudad, ahora presidente de la nación Mauricio Macri, el haber «faltado gravemente» a su deber de gobernante y custodio de la ley por no apelar el fallo judicial que habilitó el matrimonio entre homosexuales.

«La Constitución y los Códigos nacionales no pueden ser modificados por un juez de primera instancia. En tal caso corresponde al mandatario del Ejecutivo tomar todas las medidas para que haya certeza de la legalidad del acto, que en este caso no la hay, y de allí surge la obligación de apelar«, Increpó  severamente al mandatario.

Y no contento con zarandearle públicamente escribió a los monasterios de su diócesis una carta en la que los alertaba de esta manera, según informa el periódico argentino La Nación:

 «No se trata de un mero proyecto legislativo (éste es sólo el instrumento) sino de una «movida» del padre de la mentira que pretende confundir y engañar a los hijos de Dios». El cardenal fue por más al decir: «Aquí también está la envida del Demonio, por la que entró el pecado en el mundo, que arteramente pretende destruir la imagen de Dios: hombre y mujer que reciben el mandato de crecer, multiplicarse y dominar la tierra«.

Igualmente se ha reseñado la férrea oposición del cardenal Bergoglio frente al tema como la despenalización del consumo de estupefacientes. Sin embargo, hay que reseñar que fueron vacilantes en el pasado sus actitudes y manejos frente la dictadura militar de Videla, Massera, Viola y demás generales.

De ahí que en Argentina aún  recuerden su poco solidaria actitud ante el secuestro por parte del tenebroso escuadrón militar del ESMA de los jesuitas Orlando Dorio y Francisco Jalic, quienes trabajaban en el Bajo Flores y  de los cuales afirmó la testigo, María Elena Funes, una catequista que trabajó con ellos, que antes de ser detenidos ilegalmente habrían quedado sin protección institucional por orden de Bergoglio.

«Nos están pidiendo que nos vayamos de la villa y nosotros queremos trabajar con los más pobres», fue la respuesta de los sacerdotes a un reclamo de Bergoglio, recordó la testigo durante la audiencia.

Claro que, caída la dictadura, sancionados los culpables, el padre Jalics contó cómo, años después de su liberación y de haber salido de  Argentina, habló sobre lo sucedido con el arzobispo de Buenos Aires, a quien perdonó: «Después celebramos juntos una misa y nos abrazamos solemnemente. Yo me he reconciliado con lo sucedido y considero, por lo menos por mi parte, el asunto cerrado»

Pero en la mente de la gente quedó en entredicho la actitud del cardenal quien, en contraste con la posición enhiesta y valiente de otros purpurados como Hélder Cámara o Monseñor Arnulfo Romero, se mostró genuflexo ante al poder militar.

No obstante,  Bergoglio ha evolucionado y hoy se muestra portador de un discurso más abiertamente renovador, contestatario incluso. Su  continente humilde y la bondad de su imagen remiten de inmediato a la entrañable imagen de Ángelo Giuseppe, Juan XXIII, Roncalli, ese sí líder auténtico de la renovación.

Entre tanto, en Colombia, sospechosamente muchas aristas opositoras se han erigido contra la visita del Pontífice. Voces que no se levantaron para protestar por la geoestratégica presencia de un individuo de tan cuestionable figura como Karol, Juan Pablo II, Wojtyla, se hacen escuchar hoy día, y se muestran muy preocupados por los costos de la visita papal, como si la de Montini o la de Wojtyla hubiesen sido gratis. Esconden tras ese discurso populista y demagógico, su miedo a que Bergoglio avale el proceso de paz que estamos coronando a fuerza de tesón y esperanza.

Claro que hay también otros portavoces provenientes de lo más profundo de la caverna religiosa, como el antediluviano Galat y sus seguidores, quienes se patean las nalgas de la rabia porque Francisco encuentra audiencia para sus posiciones progresistas. Estiman que se trata del diabólico anticristo que ancestralmente han entrevisto en sus apocalípticos sueños, simplemente porque el argentino no le marcha del todo a su discurso de anatemas y exclusiones.

Pero no. Francisco, con todas sus vacilaciones y humanas contradicciones, es un hombre de su época, de su siglo, del siglo XXI.

Intenta una renovación imposible, en una corrupta  y vetusta estructura que sigue viva aunque está mandada a recoger hace quinientos años. Pero lo hace, según todo indica,  con limpieza de corazón.

Y sus palabras y su visita a Colombia resultan oportunas, dado el momento histórico por el que atravesamos.

Si el tránsito de Francisco, Papa Bergoglio, por nuestro territorio, contribuye de alguna manera a consolidar la paz y a que en Colombia cese definitivamente el enfrentamiento fratricida y el derramamiento de sangre inocente, habrá valido la pena gastar los millones que cuesta su visita y, en ese caso, ¡Bienvenido, Ilustre Visitante!

 

 

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FUENTES CONSULTADAS:

http://www.elortiba.org/sm12.html

http://www.lanacion.com.ar/1203695-bergoglio-macri-falto-gravemente-a-su-deber-de-gobernante

 

( 1 ) Comentario

  1. No estoy seguro, ni puedo refutar los datos en cuanto a su presencia anterior en Buenos Aires, pero si me consta el liderazgo y coherencia que son verdadero ejemplo que Papa Francisco nos deja con sus actos. En cuanto a su opinión de que «..Intenta una renovación imposible, en una corrupta y vetusta estructura que sigue viva..», pienso que se le fueron las luces en señalar tan absoluta opinión. Hay miles de ejemplos en la Iglesia Católica que dan muestra de lo contrario, tanto en renovación como en conciencia social y cumplimiento ético de su apostolado.
    No se puede generalizar.

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Armando López Upegui
Historiador, Abogado, Docente universitario y Maestro en Ciencia política.