Según la RAE, “hasta el tuétano: adv. fig. Hasta lo más íntimo o profundo de la parte física o moral del hombre”. Sí, como lo dicen los abuelos desde su sabiduría popular, hay males arraigados hasta el tuétano, hasta lo más profundo de la moral del hombre.
Así puede retratarse la historia de los representantes de nuestra sociedad colombiana que ostentaron una cuota de poder y a partir de allí usaron sus influencias para llenarse los bolsillos aun a causa de la muerte y el dolor ajeno, secuestrando, extorsionando y matando; otros más sofisticados cobrando coimas y vendiendo el país a su antojo con órdenes que salían desde el propio palacio presidencial, cortes, ministerios, notarías y cuanto cargo burocrático existe.
Recibiendo sobornos de Odebrecht, despilfarrando plata de empresas del Estado como Reficar, entregando dineros públicos a terratenientes haciéndolos pasar por subsidios como Agro Ingreso Seguro, amañando fallos judiciales, atentando contra la salud y gastando los impuestos en las EPS donde tienen acciones o intereses; y así se cuentan infinidad de casos, que se dan tanto en los pueblitos más apartados donde se roban los recursos de las regalías diciendo que un kit escolar de 20 mil pesos cuesta 20 millones, hasta llegar a la capital, donde llevamos más de 20 años pagando por las losas con sobrecostos de un Transmilenio pensado solo como negocio, y ad portas de lanzarnos a un hueco fiscal inmenso que endeudará a la ciudad por otros 20 años a causa de la construcción de un metro que no tiene ni pies ni cabeza (ni estudios) hecho con la genialidad y terquedad del mismo que nos condenó a pagar esas losas y quien desechó los estudios aprobados por el Banco Mundial sin que nadie lo detenga ¡Genio!
Hoy tan solo hay despojos, el desperdicio de lo que quedó después de feriar la riqueza de nuestro país, resultado de la repartición que hicieron los más ricos, cuando antes y después del llamado Frente Nacional decidieron que el poder estaría en manos de los mismos con las mismas, pasando el mando a sus parientes, hijos, nietos y bisnietos quienes por generaciones han permanecido en el gobierno.
Casos como el de los López, que llevaron a la presidencia al Alfonso López Pumarejo dos veces (1934 y 1942) y luego al hijo Alfonso López Michelsen, hoy la candidata presidencial Clara López nos demuestra que ese apellido aún sigue vigente (cuestionada por sus “camaradas” al militar en los partidos de izquierda democrática).
A López hijo se le cuestiona porque en su gobierno impulsó la industria y el empresariado pero redujo el presupuesto que debía destinarse a programas sociales y a quien se le acusó como jurista por presunta influencia en el gobierno de su padre en la compra, venta y nacionalización de acciones de empresas extranjeras a las que representaba y que le reportaron luego una multimillonaria ganancia.
A su turno, los Ospina, con Mariano Ospina Pérez, ya desde esa época en 1946 los liberales y conservadores se repartían los puestos del gobierno por mitades. Para sorpresa de muchos en su mandato pasó algo similar a lo que ocurre hoy en Venezuela, cuando por causa de una disputa entre liberales y conservadores por adelantar las elecciones a la Presidencia en 1949, ya que los primeros habían obtenido mayor votación en las elecciones legislativas de ese año y se sintieron con los bríos para implantar un nuevo orden mediante un proyecto de ley para tal fin.
En pleno debate en el Congreso se inició una disputa que terminó en balacera dejando muerto al representante liberal Gustavo Jiménez, por lo cual se propuso un juicio político a Mariano Ospina Pérez, quien fiel a su talante se adelantó, declaró el Estado de sitio, clausuró el Congreso y censuró a la prensa (vea pues, en el fondo no somos tan distintos a Maduro), luego la historia nos mostraría en la Presidencia a su hijo Pedro Nel y a su turno a su nieto Mariano, otro nieto, Rodolfo Ospina Baraya alias “el chapulín” estuvo en el ojo del huracán acusado de tener vínculos con el Cartel de Medellín.
Por ese mismo camino viene la familia Lleras, primero con Alberto Lleras Camargo en 1945 y 1968, como primer Presidente del Frente Nacional, y Carlos Lleras Restrepo quien ocupó la Presidencia en 1966, éste último abuelo del ex vicepresidente y hoy candidato presidencial Germán Vargas Lleras quien aspira a instaurar la “República del coscorrón”; es el jefe del Partido Cambio Radical, el más cuestionado y con más miembros acusados y detenidos por corrupción y nexos con grupos paramilitares, en los que se cuentan el exgobernador de La Guajira, Juan Francisco “Kiko” Gómez, a quien incluso se le condenó por homicidio.
No se nos puede olvidar que Carlos Lleras Restrepo por aquello del amiguismo llevó a su gobierno al muy conocido Julio Cesar Turbay quien sería Presidente en 1978 y en cuyo periodo se dio el verdadero auge del narcotráfico, los secuestros, el resurgimiento guerrillero (el M19 le propinó varios golpes apropiándose de armas del ejercito usadas luego para su consolidación militar) y se disparó la deuda externa causando daños irreparables a la economía colombiana.
Precisamente y bajo la ilusión de un gobierno de equidad, Turbay creó el primer sistema de subsidios cruzados a partir del cual surgen los estratos socioeconómicos que más que ayudar en temas de subsidios a los más pobres, les puso un lastre hasta nuestros días donde todo se mide de acuerdo al lugar donde se vive y las condiciones de la vivienda que se habita, es el estigma que le recuerda a cada colombiano y sobre todo a los más humildes cual es el lugar que ocupa en la sociedad.
En la actualidad para ofender a alguien se le dice que: “Se le nota el estrato”, y esa frase puede resumir esta política clasista. Hoy su nieto Miguel Uribe Turbay es el Secretario de Gobierno de la Alcaldía de Bogotá siendo uno de los menos preparados y sin experiencia en ocupar este cargo ¡suertudo!
Están también los Pastrana con Misael, en 1970, último Presidente del Frente Nacional, padre de Andrés Pastrana Arango. Este par nos dejó una difícil misión: tratar de saber cuál de los dos fue peor en su cargo, el primero endeudó a los colombianos con el UPAC, impuesto con el que millones ilusionados por tener casa propia perdieron sus ahorros, su casa y su ilusión con hipotecas en bancos; y el ultimo, que le entregó a las FARC el Caguán quedando como la novia plantada en la puerta de la iglesia y hoy tiene el cinismo de atacar visceralmente a quien consiguió lo que él no pudo: poner fin a la existencia de esta guerrilla.
Hablamos de Juan Manuel Santos quien tampoco se salva de este entuerto, hijo de Eduardo Santos, Presidente en 1938 y uno de los fundadores del Frente Nacional que usaron para alternarse el poder, dividirse ministerios y repartirse la burocracia de forma vil y descarada. Esa burda práctica quedó incrustada en el sistema de Gobierno colombiano, mezclando lo electoral con el tráfico de influencias, llamado amiguismo, clientela, pago de favores y hoy conocida como “mermelada”.
Por décadas, todos ellos armaron toda una maquinaria a base de cargos públicos y en las grandes empresas privadas donde tenían incidencia, compraron conciencias y medios de comunicación, diseñaron un sistema acusatorio acorde a sus necesidades clientelares donde entre ellos se eligen y entre ellos se juzgan.
Por eso “entre ellos se hacen pacito”, se anquilosaron en los organismos de control como Fiscalía, Procuraduría, notarias, y un largo etcétera, poniendo funcionarios y comprando testimonios con jueces, fiscales y magistrados de bolsillo, cargos ocupados por fichas claves como hijos, nietos o amigos cercanos para que defendieran sus intereses y se convirtieran en intocables, corrompiendo incluso a los que llegaban precedidos con la mejor reputación y confiabilidad.
Transformaron la institucionalidad a su acomodo para que nadie pudiera juzgarlos en caso de que todo lo demás fallara. Esto explica porqué a ellos la justicia no los toca, pues a estas alturas al interior de los gobiernos operan las mafias que arreglan juicios, destruyen pruebas o tumban procesos que nunca terminan en nada, por eso Ernesto Samper y su Proceso 8000 burlaron al país, por eso hoy por los falsos positivos solo caen mandos medios, y es que cuando las cosas se agravan actúan sin temor desapareciendo personas para que muchísimos años después sus casos sean declarados crímenes de lesa humanidad pero sin culpables, como lo hicieron con Gaitán, Galán y Garzón ¡Total impunidad!
El problema actual es que empezaron a surgir nuevos y pequeños clanes y familias en las regiones que están peleando de tú a tú esos espacios de poder con sus mismas prácticas políticas movidas entre la prestancia y la ilegalidad, algunos buenos y otros perversos con apellidos conocidos, por nombrar solo algunos como los Char, Uribe Vélez, Araujo, Blel, Vives, Diazgranados, Mejía, los Gneco, los Guerra de la Espriella, Pineda, Barguil, Hoyos, Ríos, Bechara, Jattin, Elías, Besaile, Lyons, Bula, estos últimos muy reconocidos por el escándalo de Odebrecht que está sacando a flote lo peor de nuestras instituciones y sus nexos con la criminalidad donde ni el presidente ni sus opositores han salido limpios.
Lo peor es que de no ser por la justicia gringa y brasileña hoy nadie estaría hablando de esto, todos seguirían tan campantes siendo: corruptos “hasta el tuétano”.
Nuestro país siempre ha sido corrupto, desde tiempos inmemoriales, lo que pasa es que en colombia impera la ignorancia y el fanatismo, fenómenos que inciden y contribuyen a la ingenuidad e indiferencia del colombiano, que a diferencia del venezolano, este si pelea por sus riquezas y patrimonio nacionales, mientras que el colombiano queda es pasmado e indiferente frente al saqueo de que es objeto el patrimonio nacional. Hasta curas y pastores se aprovechan de esa ignorancia para engañar y esquilmar al pueblo, o acaso, cuando las iglesias se han pronunciado en contra de esa vil corruptela y hamponeria que reina en este país???. Cuando la han condenado???. Cuando han estado a favor del pueblo engañado y traicionado por politiqueros picaros y hampones???. Por el contrario callan y hasta la patrocinan!!!
Hoy, con la misma «democracia» que hasta ahora hemos heredado y consciente de todos estos problemas, debemos votar por un senado que sea ejemplar. Es decir, con candidatos que no salgan de los partidos corruptos (Liberal, Conservador, La U, Centro Democrático, Cambio Radical). Hay que votar por los otros, en mi opinión VERDE es mejor. Si no, seguiremos leyendo en 20 años esta misma crónica con cambio de protagonista.
Es el nepotismo el que no permite que otros lleguen y si los llegan a apoyar con su fatídica maquinaria política es porque está comprometido » hasta el tuétano» por lo tanto acceden a cargos donde se manejan los presupuestos y tienen certeza que no serán investigados y menos juzgados y condenados.
Y Colombia sigue sin despertar y los que han despertado, grupos de izquierda o rebeldes que se dieron a la lucha armada primero con grandes ideales pero se dejaron infiltrar por los grandes mafiosos poseedores de grandes latifundios dedicados al narcotráfico la peor enfermedad de la sociedad moderna pero de descomunales ganancias económicas. «ESO ES COLOMBIA» y aún así debemos luchar por ella no con armas si con trabajo y conciencia tranquila que nos de la posibilidad de elegir de forma correcta a quien entregar la dirección del país. «VOTO DE CONCIENCIA».
¿Luego juampa no es nieto de Eduardo?
Juan Nanuel Santos no es hijo de Eduardo Santos, es sobrino-nieto, hay que corregir esa pequeña imprecision.
Se le olvidó que Carlos Lleras Restrepo fue uno de los que le robó las elecciones presidenciales de 1970 a Gustavo Rojas Pinilla para entregársela a Pastrana Borrero, declaró estado de sitio, toque de queda y callar a tuttire mundache. El 19 de abril de 1970 nació el M-19, cuyos dirigentes hoy en día son títeres de bolsillo de la oligarquía como el tal Navarro Wolf…..
Lo que nos está matando es ese maldito centralismo y el pueblo enceguecido eligiendo los mismos con las mismas, ahora viene la porquería de Vargas Lleras. Todos rolos vende patrias y nosotros quebrandonos el espinazo para poner a vivir a esta manada de ladrones. Que Horror.