En un principio nadie sabía quién era este hombre llamado Nicolás Maduro hasta que llegó la muerte de Hugo Chávez, y éste pensó que por considerarse “hijo de Chávez y de la revolución Bolivariana” tenía la autoridad y el conocimiento para manejar un país, así que se fue directo a la presidencia y se le cayeron todos los tornillos de la cabeza. Este hombre de apenas 54 años tiene más ideas imaginarias que un niño de 4, con algunos delirios de persecución y convencido de que él es el único ser en la tierra que tiene la razón, todos los demás que piensen lo contrario pueden ser encarcelados (si se vive en Venezuela).
Muchos ciudadanos del país han decidido marcharse a otros lugares desde el 2013, cuando Maduro tomó el poder; otros, se quedaron para luchar por su país; algunos se encuentran privados de la libertad, como Leopoldo López y Ledezma; y otros, como el periodista José Daniel Hernández, asesinado en los últimos días y los cientos de manifestantes desde el año pasado, cuando definitivamente no pudieron más. Cansados de mentiras, malas excusas de Maduro y falsos resultados en todos los procesos electorales, engañando a la gente porque puede que, de esa forma, las personas desistan de estar en contra de su gobierno.
Maduro ha demostrado estar mal de la cabeza. Los seguidores del chavismo cómo pueden pensar que un hombre que habla de la multiplicación de los penes, y que reparte libros y libras puede manejar un país en crisis.
El problema no es el loco que los dirige, sino las personas que están detrás de ese loco.
Un hombre así, digamos que sea una persona del común con ese tipo de ideales (algunos sin sentido) va por la calle y nadie le presta atención, no obstante, los problemas comienzan cuando más y más personas empiezan a creer en lo que dice esa persona porque empieza a ganar poder y a creerse todas sus ideas. En muchos de los vídeos que están en las redes sociales vemos las incoherencias de sus discursos y cómo los chavistas, gritan y aplauden para demostrar su apoyo.
Varias veces me he preguntado si esas personas en algún momento del día ven lo que sucede en Venezuela, que ya no tienen comida, implementos, trabajo, educación y todas las necesidades básicas para que una sociedad pueda vivir dignamente, porque en Venezuela ya no se puede ni sobrevivir con lo que se gana en un salario mínimo, mientras que muchos pasan hambre por la situación, Maduro se ve como si todo estuviese bien, no ha bajado de peso, ni se ve ojeroso.
Que tan cegado hay que estar para no querer ver que el país que diriges te quiere fuera, que salgas del poder y volver a su gloria original, a los días en los que no te mataban por pensar diferente, al lugar donde había trabajo y en donde la vida era tranquila.
Es imposible pedirle a Maduro que recapacite, pero su séquito todavía está a tiempo de reaccionar, de notar por todo lo que están pasando no es por culpa de Estados Unidos ni de Colombia ni de ningún otro país, es culpa de su mandatario, de ese a quien defienden a capa y espada, que esa constituyente es el último peldaño para caer en un abismo sin fin que espero del cual puedan salir.
