Parafraseando uno de los artículos que más me ha llenado leer sobre política y la tan necesaria renovación política, decidí escribir este texto.
La promesa de renovación política es una de las tesis, teorías, más veces repetida en los últimos años, la más usada en tiempos electorales, pues ha sido una de las banderas más ondeadas por los partidos y líderes políticos como promesa de campaña. Pero como con tantas otras promesas electorales el resultado es el mismo, esa renovación política no llega, el tan ansiado relevo generacional ha sido relegado e interrumpido por el deseo de los viejos pesos pesados de la política de permanecer en el poder, que se han aferrado hasta sus últimas fuerzas a su curul (Literalmente, Roberto Gerlein del partido conservador nos puede dar fe de ello) por lo que en su afán de poder poco les queda por ofrecer a la ciudadanía.
La mayoría de las prácticas humanas son cíclicas, por eso cada tanto requiere de un ciclo natural; en la política Colombiana los dirigentes políticos han llegado un punto donde sus propuestas de gobierno y sus cosmovisiones de país se han convertido en ideas obsoletas. Por lo que no es difícil entender por qué muchos candidatos de las próximas elecciones posan ahora de independientes, de renovadores. Ellos han entendido muy bien que la gente está cansada de la forma tradicional de hacer las cosas.
Pero no nos engañan, son los mismos con las mismas formas de gobernar y las mismas visiones de país. Estas ideas ya han cumplido su ciclo vital, y lo más digno sería abrirle paso a las nuevas ideas, hacerse a un lado y abrir las puertas a las nuevas generaciones y a las nuevas ciudadanías, como un acto de valentía y, porque no, de grandeza.
¡Si lo sé, es una ilusión tremenda!, y cada que pretendemos participar en política, esa vieja guardia ¡Nos han llamado inexpertos, irresponsables, y arriesgados!
Es claro que la renovación política no siempre implica un relevo generacional, aunque este sea determinante. He conocido jóvenes con la misma actitud de vieja guardia en la política que no traducirán en cambios verdaderos para el país, por lo que estoy seguro que la renovación política, no está únicamente en la edad, está en las ideas.
Lo que requiere el país es una renovación traducida en nuevas formas de gobierno, gobiernos incluyentes con plenos valores democráticos. La participación de las nuevas ciudadanías, quienes han de actuar de manera activa y conscientes de su papel protagónico en el plano político, entendiendo a la política, no como un acto de valor, sino como un deber ciudadano.
Nos han reprochado, porque son conscientes de que un relevo generacional cada vez es más necesario, por lo que “cada vez somos menos inexpertos, menos irresponsable, cada vez somos más arriesgados y eso nos define como distintos a generaciones pasadas. Nos arriesgamos pero nos estamos preparando para estar a la altura de afrontar los nuevos desafíos”.
