Cajas de resonancia

Opina - Medios

2017-07-22

Cajas de resonancia

Dice el refrán que a palabras necias, oídos sordos.

A Colombia no le queda duda que las palabras del senador Álvaro Uribe Vélez, que parece despachar desde su cuenta en Twitter, vienen por lo general teñidas de “posverdades”, críticas y señalamientos infundados tanto al gobierno Santos, como al proceso de paz y en general cualquier persona que se encuentre a la izquierda de su espectro ideológico.

Al senador no le han temblado los dedos para escribir en su Twitter que el columnista Yohir Akerman era un “amiguito” del ELN o recientemente que el periodista Daniel Samper Ospina, es nada más que un violador de niños y un pedófilo. Tampoco titubeó en justificar, eso sí indirectamente, las ejecuciones extrajudiciales, mal llamadas “falsos positivos” bajo la premisa de que los jóvenes víctimas “no estarían recogiendo café”.

Son cientos y cientos los ejemplos del tono camorrero y revanchista en el que el senador habla de la situación del país; incluso en escenarios internacionales recientemente salió a hablar pestes de la situación actual de Colombia, echando por la borda el esfuerzo que se ha hecho de reconstruir la imagen preconcebida que tenía del país la comunidad internacional, esa imagen de estado fallido, sin dios ni ley que durante años tuvimos a cuestas.

Habla el senador con una vehemencia tal, que cualquiera que lo oyera pensaría que durante su gobierno el país era un auténtico paraíso, como si se olvidara que cada día más y más personas de su círculo cercano de colaboradores se ven en líos con la justicia.

No obstante, la mayoría de medios nacionales, tanto los grandes como los emergentes e independientes, replican, con hambre de clics y de vender periódicos, las palabras del senador. Actúan como cajas de resonancia de él y su séquito de copartidarios, y les permiten amplificar ese discurso polarizador lleno de odio y falacias, que hace que la opinión pública y la sociedad pierda de vista el proceso de paz per se, y se enfrasque en estériles discusiones sobre la inminente llegada del “castrochavismo” por cuenta de Juan Manuel Santos, o en mentirosas afirmaciones sobre sueldos y pensiones que supuestamente van a recibir los desmovilizados, exguerrilleros de las FARC-EP.

Es que resulta sumamente tedioso leer el nombre del senador en todos los medios, todos los días; de que se le endilgue un protagonismo en la agenda nacional que ya no tiene.

Da la impresión de que los medios con el afán de ganar rating, clicks, y vender periódicos hacen eco exagerado de sus declaraciones (y las de sus copartidarios), contribuyendo más a la polarización del país y poco a poco lo convierten en una versión colombiana de Donald Trump, al que por más barbaridades que diga, se le replica casi que por inercia, aumentando su presencia en redes. En últimas, así fue como los propios medios de comunicación estadounidenses llevaron a Trump a la Casa Blanca.

La invitación entonces, es a que los medios –tanto los grandes, como los emergentes- dejen de prestarse para servir de tribuna para la campaña de desinformación –y difamación- del senador Uribe Vélez. Cada persona puede hacer lo suyo evitando leer los artículos relacionados con él, bloqueándolo, silenciando sus “tweets”; por lo menos hasta que desde esa orilla no se le de altura al debate político y se haga una verdadera oposición, una oposición técnica, con críticas ponderadas y serias al modelo económico o político del país, no una oposición caprichosa que ni hace, ni deja hacer, como hasta ahora se ha venido haciendo.

 

David Acevedo
Opinión.