La corrupción detrás del «yo voto por el que Uribe ponga»

La baraja de Uribe es bastante amplia, sin embargo sus cartas están llenas de trampas y no confío en el as bajo la manga de él. Infortunadamente la mayoría de su baraja está salpicada y no hay de donde escoger con transparencia.

Opina - Política

2018-05-04

La corrupción detrás del «yo voto por el que Uribe ponga»

Ya no es noticia en redes y en muchas voces que apoyan al Centro Democrático que para las próximas elecciones en el 2018 votarían por el candidato que ponga el senador Álvaro Uribe Vélez. Si bien esa estrategia hoy les cuesta, porque Santos fue el que puso Uribe hace siete años y hoy le llaman traidor y dizque “castrochavista” (si es el presidente más neoliberal que hay), resultaría complejo confiar a cabalidad en el personaje que decida escoger Uribe para manejarlo como marioneta. Pero para que me entiendan les voy a exponer lo siguiente:

En un programa de La Tele Letal, donde volvieron al aire Martin de Francisco y Santiago Moure, se realizó una entrevista donde este último acompañó la marcha contra la corrupción organizada por el Centro Democrático. Una de las preguntas irónicas pero certeras de Moure fue qué tipo de corrupción le gustaba a la gente.

Y sí, aunque parezca extraña la pregunta, la situación nos demuestra que en el país la corrupción se viste de todas las maneras posibles, porque si bien no se niega que en el gobierno Santos han existido innumerables casos de corrupción, en el gobierno Uribe definitivamente no hay nadie que se salve o termine limpio de tanta corrupción que salpicó a sus altos funcionarios y a sus más allegados.

Para aliviar un poco la memoria, aquí van unas cuantas píldoras. Empecemos por los que fueron ministros:

  • Andrés Felipe Arias, Ministro de Agricultura, condenado a 17 años por el escándalo de Agro Ingreso Seguro.
  • Diego Palacio, Ministro de Protección Social, acusado por el escándalo de la Yidispolítica.
  • Sabas Pretelt de La Vega, Ministro del Interior y de Justicia, acusado también por el escándalo de la Yidispolítica.
  • Juan Manuel Santos, actual presidente y Ministro de defensa, acusado por el escándalo de los falsos positivos.

Ahora vamos con sus secretarios:

  • Bernardo Moreno, secretario durante el primer gobierno, acusado por el escándalo de las chuzadas del DAS a periodistas y funcionarios del Estado.
  • Alberto Velásquez, secretario entre 2002 y 2004, salpicado también por la Yidispolítica.
  • Edmundo del Castillo, secretario jurídico entre 2006 y 2010, señalado de tener nexos con paramilitares, específicamente con Alias Job.
  • Luis Guillermo Giraldo, secretario del Partido de la U, encargado de la campaña de reelección de Uribe en 2006, es investigado por el manejo de recursos.
  • Flavio Buitrago y Mauricio Santoyo, jefes de seguridad de Uribe en distintos periodos, fueron acusados por nexos con paramilitares como Macaco y Papero (el caso de Buitrago) y por la entrega de dineros a narcos (el caso de Santoyo quien entregó una cifra cercana a los cinco millones de dólares).

Y ni hablar de los directos implicados en las chuzadas del DAS, María del Pilar Hurtado y Jorge Noguera, quienes no solo permitieron la persecución y el seguimiento a varias personas en Colombia sino que también, en el caso de Noguera, se investiga la filtración de paramilitares en el Departamento. Ni hablemos del caso de Mario Uribe y de Santiago Uribe, primo y hermano respectivamente del actual senador de la República. Ambos están acusados de nexos con paramilitares.

Personajes como Oscar Iván Zuluaga y Luis Alfonso Hoyos también tuvieron el escándalo del hacker Sepúlveda en las elecciones del 2014. Allí se demostró a través de un video publicado por la Revista Semana, cómo entre los tres estaban infiltrando la información de los Diálogos de La Habana entre el gobierno Santos y las FARC.

Este como un primer punto para Zuluaga, pues hace poco se demostró que también está implicado en el caso de corrupción de la empresa de Odebrecht, pues tanto a Zuluaga como a Santos, la empresa ofreció grandes sumas de dinero para financiar sus campañas para la presidencia.

Aunque el ex procurador Alejandro Ordóñez no sea una ficha específica del Centro Democrático, para nadie es un secreto que puede resultar en alianza con el candidato de Uribe, pues en ocasiones anteriores se han visto muy cercanos para conseguir una estrategia que le regrese el poder a la extrema derecha en Colombia. Menciono a Ordóñez porque es otro que no se salva de casos de corrupción, pues precisamente su destitución como procurador surgió de varias irregularidades en su reelección causadas por tráfico de influencias dentro de la Procuraduría.

Ahorita sus fieles guardaespaldas, y no me refiero al cuerpo de seguridad de Uribe sino a personas como Iván Duque, Paloma Valencia y María Fernanda Cabal, han logrado ejercer una oposición con un poco de más de transparencia aunque con la misma cantidad de cinismo del ex presidente. Desde negar la calidad en los procesos de paz de las FARC con Santos y de los paramilitares con Uribe, hasta descacharse con la figura de Gabriel García Márquez, la historia de la URSS y el trato a las víctimas del conflicto que han pisado los pasillos del Senado, han sido escenarios donde se ha demostrado que estos personajes centran su “oposición” en un fanatismo exacerbado por las ideas y las posturas de Uribe.

El despotismo del ex presidente, que no le permite aceptar que otros sean quienes le brinden garantías al país, ha despertado en sus trabajadores una ceguera que los ha vuelto tercos y hasta odiosos con la transformación del territorio nacional en estos días.

La baraja de Uribe es bastante amplia, sin embargo sus cartas están llenas de trampas y no confío en el as bajo la manga de él. Infortunadamente la mayoría de su baraja está salpicada y no hay de donde escoger con transparencia.

Dado lo anterior queda entonces en el aire la reflexión acerca del peligro que hay tras la afirmación “yo voto por el que ponga Uribe”, debido a que, primero, el que debemos poner en el poder somos nosotros y no los que ya están ahí (aún cuando la historia nos demuestra que en el poder siguen las mismas familias); segundo, que si van a votar por el que ponga Uribe pues primero cerciorarse de que esa persona no tenga antecedentes penales o morales, después terminan tildando de traidor y de “castrochavista” a cualquiera que llegue al poder y no diga lo que Uribe diga; y tercero, procurar que la política no se convierta en el escenario donde los más sabios sean los que mejor saben utilizar títeres.

Así, con todo lo anterior yo me pregunto: ¿No hay algo mejor que lo que Uribe ponga?

 

 

Imagen cortesía de La Otra Cara.

 

Andrés Osorio Guillot
Estudiante de filosofía y letras. Interesado en reconstruir historias y narrar al país desde el periodismo. Trabajo temas en cultura, sociedad, memoria, conflicto y literatura.