Cobro a la bolsa plástica ¿una buena medida restrictiva o un robo?

Opina - Economía

2017-07-07

Cobro a la bolsa plástica ¿una buena medida restrictiva o un robo?

La ley 1819, muy popular por estos días, establece el impuesto que se comenzó a cobrar a los colombianos por el uso de las bolsas plásticas. Esta nueva medida ha generado distintas posiciones, mientras algunos ambientalistas la consideran «de acción efectiva”, para otros ciudadanos es un «impuesto innecesario, que busca disimular la invalidez del Estado para educar y generar conciencia ambiental”

En los distintos diálogos Socráticos que se generan en grupos de Whatsapp y Twitter en los cual soy participante activo, dejó un engorroso cuestionario que invita a seguir escudriñando el tema.

¿Cuál fue la motivación para tomar esta medida?
Este impuesto surgió frente al consumo desaforado e irracional de este tipo de productos en Colombia. Estudios realizados por el Ministerio de Ambiente arrojaron como resultado que cada persona usa seis bolsas de plástico a la semana, lo que significa que en un promedio de vida de 77 años consume el total de 22.000 bolsas de plástico. Esto teniendo en cuenta que sólo el 5% son reutilizadas. Por lo que el consumo de bolsas necesitaba con prontitud una solución.

Bien, en medio de toda esta desfachatez institucional que nos gobierna, ha tomado carrera el hecho de que las medidas restrictivas son las que generan mayor efecto en la población. No podemos negar que en este país las cosas “funcionan” es con sanciones de por medio, pero debemos preguntarnos cuál es la raíz de este comportamiento.

El Estado parte de que es la ciudadanía la que está fallando y envía todas las cargas sobre ella ¿por qué no asumen su responsabilidad y se enfila contra las grandes industrias productoras y comercializadoras de plástico?

Es increíble como castran nuestra educación ambiental y después vienen con un impuesto y creen con ello que generan conciencia, que de un día para otro seremos guardianes del mundo gracias a las exiguas horas cátedras que todavía sobreviven en las instituciones públicas y privadas. Nos castigan por no educarnos, muy incoherente.

¿Cuál es el destino de estos recursos?
Según Carlos Díaz, de la oficina de Negocios Verdes del Ministerio de Ambiente, no se definió el destino de los recursos -como todo en Colombia, si es plata pública no tiene destino claro- La Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales es la encargada de administrar estos dineros.

Para los amigos ambientalistas que lean esta nota la respuesta menos esperada: La expectativa del Ministerio de Ambiente es recibir cero pesos de este impuesto, ellos son felices solo con desincentivar el uso de las bolsas platicas que se entregaban de forma gratuita en los establecimientos comerciales.

Muchos tenían la ilusión de que alguna parte de este jugoso ponqué llegara a fortalecer las verdaderas iniciativas de concientización que promueven sin ningún apoyo del Estado. Bien, nuestra experiencia nos permite imaginar, casi que adivinar cuál será el rumbo que tomarán esos dineros.

¿Qué pasará con el cambio, si la cuenta no es cerrada?
Es una de las preguntas más concurrentes y que ha creado disputas por las complicaciones que generará el cobro de la bolsa, pues en Colombia no existen monedas con denominación de 20 pesos, aunque muchos piensen que es miserable crear una nube de discordia por 20, 30, 40 o 50 pesos.

Les informo que según el experto del Ministerio de Ambiente “Lo primero que hay que aclarar es que el tributo se le cobra a los consumidores, los comerciantes serán los encargados de recaudarlo y la medida va dirigida especialmente a las grandes superficies, que es donde más se distribuyen estos artículos. En ese sentido, no va a generar una dificultad adicional, pues ya están acostumbrados a facturar con cifras que no siempre corresponden a las denominaciones de las monedas y los billetes que circulan en la sociedad”

¡Vea Pues! Según Díaz, el Ministerio nos da un parte de tranquilidad porque el impuesto en su mayoría será cobrado solo por las grandes cadenas comerciales, que están acostumbradas a robarnos los vueltos, y lo que más espanta es que a muchos le parece insignificante que nos roben consentidos por el Estado. Definitivamente estamos en Macondo. Queda la mesa servida para el debate

No creo que sea una buena medida tocarnos el bolsillo cada vez que fallen las políticas de control institucional.

En un acalorado zapateo de opiniones entre @yesyes1000, @biosierra y @andy_romeroc se llegó a la unión intercelular de ideas en el punto donde captamos en el análisis que para el Estado todo se reduce a “medias”, actividades y sanciones sin que ni el gobierno nacional, ni el departamental ni el local desarrollen una verdadera política ambiental. Al final, todo lo reducen al facilismo de un “impuesto”.

 

( 1 ) Comentario

  1. Andy
    Tu escrito se concentra en el impuesto, te preocupa a dónde va a ir a parar la plata del impuesto, porqué debemos asumir este impuesto los colombianos ante la incapacidad del estado de educarnos ambientalmente, pero existe realmente este impuesto?
    Veo otras aproximaciones al tema: el objetivo explícito de la medida es desincentivar el uso de la bolsa plástica, es eso lo que se busca y creo firmemente que lo logra al igual que otras medidas similares que ya se han aplicado aquí y en otros lugares del mundo.
    Existen otras medidas restrictivas que finalmente generan conciencia o al menos hábitos que son beneficiosos, por ejemplo, el uso del cinturón de seguridad tanto para el conductor como para el pasajero de adelante, ya la mayoría de la gente lo hace automáticamente y no cuestiona en absoluto la medida, terminamos por entender que es una medida necesaria. Claro, si no la cumplimos y somos sorprendidos, pues pagamos la multa.
    Algo similar ocurre con la bolsa plástica, si no queremos usarla, pues llevamos nuestras propias bolsas de mercado –como antaño se hacía- es decir, el impuesto es discrecional, tu escoges si lo pagas; pero finalmente este supuesto impuesto no debe ser nuestra preocupación, ya de hecho las grandes superficies nos están arrancando mucho más que la plata de las bolsas.
    La inercia de la gente en seguir utilizando la bolsa, es tal que efectivamente al principio muchos se sentirán obligados a comprarla; y es que está tan desconectada la sociedad colombiana del concepto del reciclaje, y principalmente las nuevas generaciones que desde niños vieron que el supermercado “regalaba” las bolsas. Pero no siempre fue así y debemos volver a nuestras bolsas de mercado o los carritos de mercado caseros.
    Lo realmente importante, es que al estar restringidas las grandes superficies a proveer gratuitamente la bolsa, automáticamente la producción de bolsas plásticas se debería reducir significativamente con impacto positivo sobre el medio ambiente.
    Otro resultado que sin duda se obtendrá es el impacto en la conciencia del ciudadano para que vamos entendiendo también de esta manera, que debemos reciclar.
    Ya está comprobado que el libre mercado a ultranza no funciona, el estado debe intervenir, debe regular.

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Andy Romero Calderón
Vallenato de cédula, Guacochero de nacimiento. Ingeniero de sistemas de la Universidad Popular del Cesar. Me gusta la buena crítica y política, sin caer en sus vicios y hasta donde los argumentos me dejen llegar. Amante de la buena música no de un género en específico. Todavía trato de leer y escribir. El silencio es, después de la palabra, el segundo poder del mundo.