Los maestros salen a exigir sus derechos y los de nosotros y a enseñarnos el valor de la persistencia y la inagotabilidad por un fin de manera pacífica, se les ataca con aquel escuadrón homicida y violento como lo es el ESMAD, un escuadrón que incentiva y provoca la violencia en donde lo único que existe es vulnerabilidad.
En un delirio de egoísmo, tal vez, el presidente Juan Manuel Santos ha demostrado ser todo lo contrario a lo que ha dicho ser. Un presidente que presume de lo que no tiene y suele negar la realidad de lo que sucede en el país y tras del hecho tiene un reconocimiento mundial, nada más y nada menos que un Nobel de Paz, es el mismo presidente que ataca con represión a quién le exige en la protesta.
Presidente Juan Manuel Santos, ¿no cree usted que ya ha denigrado suficiente de la profesión de los maestros con pésimas condiciones de trabajo y con poca inversión en la educación pública? ¿No cree usted que ya es hora de aceptar las peticiones justas de los maestros? ¿No cree usted que los colombianos no necesitamos más violencia de la que ya tuvimos y que estamos mamados de su indiferencia? ¿No cree usted que el país ya se le salió de las manos?
Plantéese esas preguntas y si en verdad es usted sincero, honesto y justo, como siempre predica en sus falsos discursos, se dará cuenta que Colombia, un país hermoso con gente maravillosa, se está desbordando más de lo que parece por culpa de las pésimas políticas implementadas en su gobierno.
Presidente, Colombia le exige respeto. El país que usted mismo recibió en el 2010 y que usted mismo se ha encargado de guiarlo por el camino de la desigualdad, de la ignorancia, sobre todo, se ha encargado de crear resentimiento en una época de tranquilidad que muchos aplaudimos, es un país que hoy carece de protección, de entendimiento y de respaldo. No olvide Sr. Presidente que usted mismo prometió que los recursos de la guerra iban destinados a la educación, cosa que hoy contradice en la realidad y que demuestra lo poco consistente y coherente que usted es.
¡Santos, respete a los maestros!, no los humille más. Cúmplales, muestre al menos que su palabra tiene valor y que así mismo en verdad Colombia es el país que tanto dijo querer y del que tanto dijo apoyar.
Aunque, teniendo en cuenta que usted pertenece a esa vieja élite política populista y clientelista que solo busca beneficio personal, demuestre que lo vale al menos como Nobel de Paz; de por sí, el país le quedó grande como grande le quedó el reconocimiento mundial.
Las justas y pacíficas protestas no se reprimen ni con violencia ni con indiferencia, solo cumpla lo que prometió… o al menos cumpla con lo que nos debe, que es mucho.