Los colombianos estamos hechos de un talante en donde convergen explosivamente hogares difusos, medios de información sesgados, mala educación, pensamiento fascista, el terror al diferente y una complacencia insana por el delito.
Por eso disfrutamos nuestra flagelación política. Asistimos impávidos al espectáculo diario protagonizado por politiqueros de pacotillas, que le han escurrido el bulto a sus responsabilidades sociales y penales.
Como en una mascarada, estos personajillos se burlan del país y en eso le colaboran los cacaos de los consorcios informativos y las poderosas empresas encuestadoras.
Rejo recibimos de esos “políticos” que ni son ni les interesa la política como la práctica desinteresada del bien colectivo, sino como negación del principio del placer. Ese principio atiende lo esencial del ser humano: sus derechos fundamentales. Sin embargo, henos aquí discutiendo por quién votar cuando el cotarro que se agita en esos consorcios informativos está integrado por personas que le han hecho mucho daño a esta sociedad y han construido un remiendo de “democracia”.
¿Qué nos pueden ofrecer personajes como Álvaro Uribe Vélez, el innombrable, Germán Vargas Lleras o Sergio Fajardo Valderrama? Este último espécimen es un “príncipe” del rancio patriarcado paisa que no se unta de pueblo; se ha vendido como el impoluto, el incorruptible, el sano y figura ante los medios nacionales como divo de la política moderna. Sin embargo, cual damisela palaciega, le coquetea a los zorros de la politiquería, los utiliza y luego los desprecia ante las cámaras de televisión.
Este yuppie, amamantado en las huestes de los business y preparado en los estercoleros económicos de las escuelas gringas (Ph.D en Matemáticas, con área menor en Economía, de la Universidad de Wisconsin-Madison – Estados Unidos), es el mejor representante del capitalismo salvaje que reniega de las políticas sociales y se instala en la fase cavernaria del neocapitalismo.
Sabemos que el insobornable de Fajardo viene insistiendo por el solio de Nariño desde que conquistó la Alcaldía de Medellín. Allí pensó que tenía el cielo cogido con la mano. Las ruinas educativas y sociales en las que dejó la ciudad, le dieron la patente de corso para aspirar al primer cargo del país. Su intento no le alcanzó y se conformó con pedalear al lado de Antanas Mockus.
Tampoco creo que sea en esta ocasión. En la primera vuelta se queda. Pero la gasolina le da para servirle otra vez de comodín a Vargas Lleras. Lo veremos como el vicepresidente anhelado de un politiquero cascarrabias y desgastado, que abusó de su cargo para jugar con una de las aspiraciones más loables, pero inalcanzables en Colombia: tener vivienda propia. Como es costumbre de estos siniestros personajes, utilizó nuestros impuestos para beneficio de su estrategia electorera.
En ese punto se da la mano con Fajardo. El reyezuelo utilizó los recursos de la ciudad en su lema huero, “Medellín la más educada”. Vaya a ver si es la más educada. De modo, que son tal para cual. Dios los cría y el diablo los junta.
Ahora bien, ¿y qué propone Claudia López Hernández, quien pertenece a esa burguesía que nunca cuestionará nuestro modelo económico y que vive placenteramente de las ruinas sociales que deja el capitalismo inmoral que se practica en Colombia?
¿Y dónde anda la izquierda? En sus peleas intestinas sin que tampoco tome un liderazgo definitivo ante la crisis. Está muy ocupada tomándose selfies con los mal llamados independientes. ¿Independientes de qué o de quiénes?
A este panorama gris, se une nuestra mala conciencia política que fustiga al Presidente Santos porque le entregó el país al castrochavismo y las Farc. La falacia la construyeron los jefes de agencias políticas y sus títeres, momias de esta sociedad que no ha salido del pensamiento inquisitorio. Esa resonancia encontró eco en los medios de información alquilados a la ideología del capital al que pertenecen.
Esa trinca, medios, que llamaría más bien “inter medios”, agencias de poder y capital formaron un pobre imaginario colectivo al que al hombre de a pie asiste impertérrito a los cambios sociales, pero se resiste a ellos.
En el fondo de nuestro inconsciente social lo que subyace es un miedo terrorífico al cambio y al diferente, viniere de donde viniere, alimentado por ese imaginario. Resulta muy paradójico el debate sobre guerrilleros, homosexuales, la adopción y el derecho a la alegría, con una complacencia casi enfermiza a los paramilitares y sus acciones.
Por ejemplo, mientras los medios y la sociedad civil lapidaron a Piedad Córdoba por su amistad con los insurgentes y con Chávez (su fantasma todavía nos ronda), no se cuestionó, con la misma vehemencia, las oscuras amistades del innombrable, ni los desfalcos que sus funcionarios le hicieron al Estado. No señores, eso es persecución política. Le hemos creído semejante desafuero. Comerse ese cuento es la mejor radiografía de una pobre conciencia política.
De modo que nuestra sociedad se encuentra atascada entre el pensamiento lumínico de Alejandro Ordóñez, de Viviane Morales Hoyos y el séquito de seguidores del Centro Democrático, una agencia electorera que ha hecho del fanatismo religioso, de nuestro acrisolado machismo y de la exacerbación de nuestra alma fascista, la mejor arma para manipular la mentalidad colombiana.
Si votamos por ellos, nuevamente terminaremos muchos más frustrados que quienes dieron su confianza a Federico, un alter ego de Álvaro Uribe Vélez y una caricatura bufonesca de Sergio Fajardo.
¿Cuándo será que este sufrido pueblo colombiano deja el atraso moral y político que acusa, para asumir su propio compromiso histórico?
que comentarios mas apasionados y abruptos. No se le ve sino la hiel. No se ven argumentos, solo comentarios llenos de odio.
Las posturas deberían ser más reflexivas, hablar mal de una persona sin tener pruebas que ha actuado mal políticamente no es objetivo,darle la postura de neoliberal incapaz de gobernar a Colombia porque se preparo en una universidad de USA es muy ruin, nos maman con su discurso del capitalismo aplicado a personas que se han podido preparar en otro país, ser rico para los de izquierda es sinónimo de ser malo, lo mismo que ser hombre no es sinónimo de ser machista, hay personas seres humanos de usa mejores que colombianos, así que dejen tanta estupidez fanática intelectual llena de mierda, Aristóteles decía que gobernar para solo pobres es demagogia y excluir a los ricos es una aberración, todos somos colombianos, mejor ayuden a generar luces para mejorar el sistema pero no contra personas, no defiendo a Fajardo, pero no generalicen a las preguntas por haber tenido acceso y posibilidades contra ellos no debe ser la pelea, PETRO es un demagogo populista oligarca que usa zapatos de millones y vive como los ricos pero sino hay más opción votaría x el con miedo, no es frase de cajón pero Venezuela esta acabada por el fanatismo político por la exclusión de una clase, se gobierna para un pueblo y para ciudadanos, su discurso que no propone nada.
…el tema es nuestro nivel de IGNORANCIA Y de CONSCIENCIA (Mejor decir INCONSCIENCIA POLITICA)…. por eso la mayoria no entiende el mensaje…
Nunca había leído, ni sentido, tanto nihilismo en un mismo texto. Tanto pesimismo debe ser dañino, porque termina alejándose de los argumentos.
El papel lo aguanta todo, descalificar sin probar es una estrategia política y se puede caer en practicas politiqueras, lo cual es paradójico teniendo en cuenta su articulo; ya que no veo sustentos en sus denuncias, conceptualizar sobre especulaciones propias y sin argumento alguno también es un tipo de corrupción. según usted …apague y vámonos…el país esta sumido en la oscuridad total y sin salida? yo no creo…..yo creo en un mejor país; en un país donde quepamos todos, con paz y justicia social; acaso no se vale ser optimista?