La estrategia del desgaste

Opina - Conflicto

2017-05-30

La estrategia del desgaste

En los teatros de operaciones, las estrategias de los combatientes juegan un papel clave, bien para golpear al enemigo y tratar de vencerlo, someterlo o para desgastarlo. Sin duda, para el caso colombiano las técnicas de la guerra y el uso de las armas, convencionales o no, coadyuvaron al éxito de las tácticas utilizadas por los bandos en combate. Sin embargo, y a pesar de la fiereza de los enfrentamientos y de las acciones de guerra, al final, a la Mesa de La Habana llegaron los representantes de dos ejércitos que no pudieron alcanzar la victoria militar.

Ya en la negociación política para ponerle fin al conflicto armado, se apela a otros tipos de estrategias para lograr sacar el mejor provecho. Dichas estrategias tienen hoy, por la actual coyuntura, un carácter político-electoral de un enorme valor y en el que se puede alojar, con enorme facilidad, lo que llamo en esta columna la Estrategia del Desgaste (ED). La ED no es más que la confluencia de acciones, decisiones, dilaciones y hechos que al parecer no van en la dirección de agotar al enemigo con el que se negoció el fin del conflicto armado, pero que al mirarlos en el tiempo y de acuerdo con conatos y efectivos incumplimientos, en el pasado, por parte del Estado, le darían vida como una maniobra más del Establecimiento para impedir la consolidación de una paz estable y duradera.

Las dificultades que enfrentó el proceso de negociación política adelantado en La Habana entre los delegados del Gobierno de Santos y sus pares, los plenipotenciarios de las Farc, fueron apenas el abrebocas del tortuoso camino que recorrería tiempo después el país, para afianzar el fin del conflicto, construir y consolidar la Paz, y hacer posible la reconciliación nacional.

Es claro que tanto el Gobierno de Santos, presionado por una parte del Establecimiento militar, como del resto de la estructura del Estado y de actores específicos de la sociedad civil, podría estar aplicando, sin que sea una decisión del Ejecutivo, la Estrategia del Desgaste a las Farc. Son varios los hechos que hacen posible pensar en su existencia y aplicación. En primer lugar, la decisión de Santos de convocar al pueblo para que refrendara el Acuerdo Final (I), fue el primer asomo de la maniobra del desgaste que se viene aplicando a las Farc. Santos fue obstinado en este punto y al final, con la derrota en las urnas, el proceso de paz perdió legitimidad social y política.

En segundo lugar está el resultado adverso alcanzado en la jornada plebiscitaria y con este, la fuerte polarización política que desencadenó el enfrentamiento electoral de “dos países”: el que está con el fin del conflicto armado y con las transformaciones que hay que hacer de acuerdo con lo negociado en territorio cubano, y esa otra Colombia que insiste en que vivimos en la democracia más antigua y que por lo tanto, no hay nada que mejorar.

En tercer lugar, y como consecuencia de lo acontecido en ese fatídico 2 de octubre de 2016, están las modificaciones que el Congreso ha hecho al Acuerdo Final (II), después de los ajustes que sufrió la primera versión, como consecuencia de la negativa de millones de colombianos que votaron NO a la refrendación. Y en cuarto lugar, el reciente y controvertido fallo[1] de la Corte Constitucional, con el que se debilitó la columna vertebral del  Acto Legislativo 01 del 7 de julio de 2016 y se llenó de incertidumbre el futuro de la implementación de un acuerdo de paz que no solo compromete al Gobierno que lo adelantó y firmó, sino al Estado en su conjunto.

En quinto lugar, en concomitancia con los demás elementos expuestos, en particular con el lento proceso de implementación, están las condiciones logísticas en las que hoy sobreviven mujeres, niñas, niños y hombres de las Farc, en las zonas campamentarias dispuestas para la concentración de los combatientes farianos, en tránsito de dejar las armas e iniciar una nueva vida. Y en sexto lugar, la posibilidad de que el actual Congreso de la República extienda la discusión de las leyes y las reformas, a los tiempos de las elecciones de 2018, escenario inconveniente si tenemos en cuenta las amenazas[2] que lanzó Uribe y miembros del Centro Democrático, en el sentido de desconocer lo acordado, a pesar del blindaje jurídico que lo acompaña, e incluso, de “hacer trizas ese maldito papel al que llaman el Acuerdo Final”.

A pesar de todos los tropiezos señalados, la dirigencia de las Farc insiste en que la paz no tiene marcha atrás, al tiempo que sus voceros recalcan que como organización están cumpliendo con lo pactado en La Habana y firmado en el Teatro Colón de Bogotá. Sin embargo, hay que señalar que la Estrategia del Desgaste no va dirigida específicamente contra los miembros del Secretariado de las Farc, sino contra los guerrilleros y guerrilleras rasos concentrados en las 26 ZVTN y los dos PTN.

Y es allí justamente en donde la Estrategia del Desgaste se hace fuerte en la búsqueda del objetivo de agotar, desgastar, cansar, debilitar y ablandar la decisión tomada por la guerrilla de abandonar la guerra.  Y es claro que la Estrategia del Desgaste tiene en el guerrillero raso a su principal objetivo político. Aquel, que a pesar de la formación recibida y la permanente comunicación y discusión de documentos con la dirigencia de las Farc, se siente prisionero y presionado por sus propios miedos e incertidumbres.

Imagen cortesía de: semana.com

Los testimonios recogidos de guerrilleros de las Farc que pernoctan hoy en el PTN[3] de la vereda Monterredondo de Miranda (Cauca), dan cuenta de una total confianza y obediencia a sus máximos comandantes. Llama la atención la mística y el convencimiento del paso dado. Sin embargo, no pueden ocultar la desazón que les produjo el reciente fallo de la Corte Constitucional y el temor que les asiste porque los incumplimientos en la adecuación de los campamentos se extiendan a las amnistías e indultos y al conjunto de medidas, normas, decretos-ley y leyes adoptadas, aprobadas y sancionadas, para dar cumplimiento a lo acordado.

Si bien la guerra ya dejó de ser una opción de vida para muchos de estos guerrilleros que hoy están ad portas de continuar su lucha política sin armas, no descartan regresar a la confrontación militar ante un generalizado incumplimiento del Gobierno y del Estado.

Por todo lo anterior, y ante la posibilidad de que exista o se consolide la Estrategia del Desgaste, los cuadros máximos de las Farc deberán redoblar sus esfuerzos políticos (discursivos) para mantener el control del mando sobre una tropa que no solo  se siente agotada por el encierro, sino acosada por la incertidumbre y el miedo que producen al imaginar que ante un eventual triunfo de Vargas Lleras, o del regreso de Uribe en cuerpo ajeno, se traicione la palabra empeñada por sus comandantes.

 

Adenda: en su alocución, el Presidente dio 20 días más para la entrega de armas de las Farc y extendió la vigencia de las ZVTN hasta el 7 de agosto de 2017. Sin duda, el Presidente quiso mandar un mensaje de tranquilidad a las Farc, en el sentido en que la paz no tiene marcha atrás y que su Gobierno va a cumplir lo acordado en La Habana.  Ojalá sea suficiente y la ED no logre afectar la unidad de mando de las Farc y se produzcan más disidencias y abandonos masivos de las  zonas campamentarias.

 

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[1]Véase: http://germanayalaosoriolaotratribuna.blogspot.com.co/2017/05/el-duro-golpe-de-la-corte-constitucional.html

[2] Véanse: http://laotratribuna1.blogspot.com.co/2016/08/a-proposito-de-la-amenaza-del-centro.html y http://germanayalaosoriolaotratribuna.blogspot.com.co/2017/05/se-destapo-la-ultraderecha.html

[3] Véase: http://germanayalaosoriolaotratribuna.blogspot.com.co/2017/05/despues-de-53-anos.html

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Germán Ayala Osorio
Docente Universitario. Comunicador Social y Politólogo. Doctor en Regiones Sostenibles de la Universidad Autónoma de Occidente.