Buenaventura queda en Asia

Opina - Economía

2017-05-26

Buenaventura queda en Asia

La ciudad se ha configurado a manera de tierra prometida para el país, pues así como Barranquilla ha sido considerada la “Puerta de Oro de Colombia” y puerto por donde entró el progreso a la nación, hoy Buenaventura es llamada la “Puerta de entrada a Asia”, ciudad que servirá de eje para conectar a Colombia con los poderosos mercados de China, Japón, India, Malasia, Indonesia, Singapur, Corea. Un escenario que promete catapultar a los colombianos de una vez por todas al concierto internacional.

Para llegar a aquel puerto precioso circundado por el mar, el país construye túneles que escarban en las entrañas de la cordillera Central, corta montañas y bosques para ampliar el paso de camiones y trenes que llevarán y traerán mercancías desde y hacia Buenaventura. Además, levanta fuertes estructuras en sus esteros a manera de puerto, para movilizar el mundo en contenedores por los ojos de los bonaverenses. La ciudad es entonces un espacio de paso para el país, un lugar transitable donde la apropiación y el desarrollo parecen quedar a la orilla de la carretera.

Colombia es un país que se precia de su multiculturalidad y pluriétnica que lo compone y aunque su territorio estuvo más cerrado a la llegada de extranjeros que otros en América Latina, la presencia indígena, española y afro es marcada y con ello una serie de disputas y relaciones de poder difíciles a través de toda la geografía. Haciendo un repaso a grandes rasgos por la historia, luego de la abolición de la esclavitud en el país, las grandes comunidades indígenas andinas sobrevivientes a la Conquista y la colonia se establecieron en las fértiles faldas de las cordilleras que alguna vez fueron sus tierras ancestrales, mientras que las comunidades afros, en especial fueron forzadas a buscar sus espacios de asentamiento en terrenos cenagosos y pobres para la agricultura, como lo son los que se conocen en la actualidad como la región del Pacífico colombiano, franja sobre la que se establece Buenaventura.

En medio del nacimiento de una República incipiente, con gran porcentaje de poder concentrado en las élites políticas y económicas de Bogotá, Medellín y Cali, la presencia del Estado en estos territorios ha sido débil, con instituciones blandas insuficientes para contestar a las necesidades de los territorios más alejados y en los que los dramas sociales estaban más marcados. Hoy el principal puerto sobre el Pacífico que tiene Colombia es heredero de este tipo de dinámicas que se acrecentaron con el desarrollo del conflicto armado en las últimas décadas del siglo XX y primeras del XXI y que recoge el documental y trabajo de investigación de más de 15 años del Centro de Memoria Histórica, Buenaventura, un puerto sin comunidad.

El olvido y la débil presencia institucional por parte del estado Colombiano, de igual modo los intereses personales público-privados por parte del gobierno y las empresas Nacionales y Transnacionales, han hecho de Buenaventura una tierra de nadie, lo anterior dicho por algunos líderes comunitarios de Buenaventura, expresados en “Buenaventura, un puerto sin comunidad”.

La presencia de todos los actores del conflicto armado en Colombia, en especial de narcotraficantes, paramilitares y bandas emergentes ha encontrado un caldo de cultivo perfecto en un puerto que aunque representa importantes ingresos para el PIB Nacional y el desarrollo del país, presenta situaciones de pobreza e inequidad comparables con algunos países del África subsahariana. Buenaventura es hoy un claro ejemplo de lo que Consuelo Corredor Martínez, ex decana de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad Nacional de Colombia, llama “La Modernización Inconclusa. Colombia es una modernización a medias y un remedo de modernidad”.

Pues mientras las grandes obras de infraestructura se abren paso o llegan al puerto y se roban titulares de prensa a nivel nacional, la mayoría de su población parece sumirse en el abandono y la precariedad.

Imagen cortesía de: Noticiero 90 Minutos

Aunque quede al otro lado del continente, muy lejos del lugar desde donde sus ancestros alguna vez partieron para cruzar el océano Atlántico, Buenaventura conserva todavía una herencia africana palpable en sus ritos, tradiciones, organizaciones y capacidad de resistencia de sus habitantes. Los bonaverenses son conscientes y reclamantes del sentido de pertenencia y pertinencia que conservan por su territorio y sufren por los factores sociales y económicos que degradan este espacio.

Los esteros sobre los que se asienta o rodean gran parte del casco urbano de Buenaventura, han sido cercenados por un desordenado desarrollo urbanístico, casi siempre mediado por la ilegalidad o precariedad de los asentamientos y hoy por los proyectos que buscan hacer de las entradas fluviales y marítimas del puerto infraestructuras acopladas a los parámetros de productividad del sistema de mercado mundial. De entrada la configuración o repartición del territorio configura un escenario de conflicto entre los principales actores sociales de la ciudad y que se pueden ver en el documental, las comunidades afros siendo enviadas a la trastienda del desarrollo y las oportunidades.

Heredera de todos los males, donde las siete plagas bíblicas parecen caricaturas al lado de todo lo que tienen que padecer sus habitantes, para gran parte de Colombia, esta ciudad, así como gran parte del Pacífico colombiano, vino a existir solo hace pocos días cuando sus ciudadanos decidieron protestar por la desidia del Estado. Para muchos, Buenaventura queda en Asia, o por lo menos parece estar más cerca de ese continente que de Bogotá.

 

 

Jairo Andrés Vargas
Comunicador. Me mueven el periodismo, el estudio de las sociedades desde la comunicación, el análisis de la actualidad política, la coyuntura internacional, las ciencias, medio ambiente, las nuevas tecnologías de la comunicación, la literatura, geografía y los estudios culturales. Escribo de vez en cuando para tratar de plasmar las ideas y debates que revientan en mi cabeza. Twitter: @AVargasDel