Cada vez que se celebra el día del trabajo, los personajes políticos del país dan cuenta de sus logros o de los retos que hay que alcanzar en el ámbito laboral. Salen a defender o denigrar de la actual situación que presenta el país en este campo, pero entre uno y otro mensaje reluce un interés por captar la atención de los votantes para las futuras elecciones, desconociendo que muchas de las políticas que apoyaron en el pasado son desastrosas y perjudiciales para el presente.
Es el caso del senador Álvaro Uribe Vélez, quien en redes sociales manifestó lo siguiente:
«Saludo a ciudadanos que trabajan. Mejor pagar salarios dignos y bajar impuestos. Por una relación fraterna, contraria al odio de clases»
Y acompaña este mensaje con un video en donde defiende un trabajo sostenible y con un salario digno. Lo que causa asombro al leer y escuchar este mensaje es el nivel de contradicción tan evidente que aflora del senador. Su discurso parece olvidar todo lo que hizo en sus ocho años de gobierno. Es como si sufriera de amnesia selectiva: borra con ahínco sus mayores desaciertos y luego intenta repararlos con mensajes flojos y trillados.
Ubiquémonos. Colombia es el país de Suramérica con el mayor índice de desempleo. Además de esto la tercerización y los contratos a término fijo han hecho que trabajar sea sinónimo de incertidumbre: hoy estás en tal empresa, mañana quién sabe. Miremos las cifras: según el DANE hay 21.8 millones de colombianos con trabajo, contando aquí los trabajadores informales; mientras que la cifra de los desempleados es de 9.7 %, es decir, alrededor de 2.4 millones de personas.
¡Eso es casi todo Medellín sin trabajo!, sabiendo que Medellín cuenta con 2.5 millones de habitantes en la actualidad. Sin embargo, el presidente salió eufórico manifestando que el índice de desempleo bajó en comparación al mismo mes del año pasado que se ubicaba en 10.1 %. Casi que nos hace creer que el problema del desempleo estaba resuelto con la baja de estas décimas expuestas por el DANE. ¡Qué osadía!
Esta situación no es actual, se viene presentando con más persistencia en los últimos 14 años, pues muchas políticas de los anteriores gobiernos hicieron que el trabajo fuera inestable y con pocas garantías para cualquier colombiano. Por esa razón sorprende el discursito del senador Álvaro Uribe Vélez.
Se le olvidó que fue él, siendo presidente entre 2002 hasta 2010, quien subió el IVA del 10% al 16% para algunos bienes, haciendo que en la canasta básica se encarecieran hasta los huevos, para sostener los tres que él siempre defendía. Acaso borró de su mente que en su gobierno mantuvo el impuesto llamado 4×1000, es decir, por cada mil pesos retirados del banco sacan 4 pesos que son llevados a las arcas del gobierno.
Así mismo, siendo senador en 1990 propuso la Ley 50, que modificó las luchas que habían ganado los trabajadores, puesto que con esta se crearon los empleos temporales, se claudicó la estabilidad laboral luego de estar 10 años en una empresa y otras maravillas propias de este digno senador. No contento con esto, también olvidó que amplió la jornada ordinaria de trabajo hasta las 10 p.m. con la Ley 789 de 2002, evitando que muchos empresarios paguen horas nocturnas, dizque para dinamizar la economía. ¡Vaya dinamismo!
Por esta razón no solo es una arbitrariedad, sino un desparpajo escucharlo decir que es “mejor pagar salarios dignos y bajar impuestos”, cuando siendo presidente hizo lo contrario: subió los impuestos y volvió el trabajo en algo indigno. Molesta tanta contradicción.
¡Por favor, alguien debe enseñarle al senador el significado de la palabra coherencia!, eso de que hoy dice algo, pero mañana lo olvida y dice lo contrario es lo que se llama oportunismo.
Y de sus labios solo están saliendo discursos amañados, dispares y poco convincentes para cooptar a un grupo de ciudadanos despistado de que él tiene la razón y los otros no. En democracia el tuerto es el rey, y este, no contento con ser tuerto, es amnésico.
Tampoco se puede defender este gobierno, ya que subió el IVA de 16% a 19%, e hizo que los huevos encarecidos lo fueran más. Además de esto, está sumergido en una cantidad de actos de corrupción que si se hubieran evitado, el IVA hubiera regresado a ese antiquísimo 8%. También ha permitido que algunas empresas extranjeras impongas las normas laborales, mientras se llevan mucha de las riquezas de nuestro suelo. ¡Mejor dicho, no hay de qué hacer un caldo!
Por esta razón es admirable que los sindicatos, trabajadores, organizaciones no gubernamentales –ONG-, líderes sociales y comunales y ciudadanos, marcharan el 1 de mayo exigiendo una mejor situación laboral y un mejor salario. Colombia requiere de personas más conscientes y comprometidas con las realidades que vemos a diario. Necesita de jóvenes que entiendan que este es el país que estamos construyendo y que los que posan de líderes políticos y de conocedores de esta sociedad, encubre sus intereses y sus necesidades electorales en discursos poco convincentes y contradictorios, como lo hace el tan respetado senador.
Si en verdad esta sociedad desea acercarse a un territorio en donde aflore la paz, es necesario empezar a desenmascarar a aquellos políticos que polarización y desean con empeño imponer sus verdades desconociendo las otras. La paz se logra cuando los jóvenes tengan estabilidad laboral y comiencen a evidenciar que sus potenciales y habilidades aportan a la integración de Colombia, cuando los políticos dejen de ver al ciudadano como un voto andante y comprendan que son sujetos con derechos y que requieren de protección y acompañamiento del Estado.
La paz se logra cuando hay un salario justo para tener una vida digna. La paz se alcanza cuando el trabajo no sea mentir y decir contradicciones para ganar adeptos, como lo hace el senador Uribe.