Se abre el debate académico y político sobre el tema de la representación territorial, ¡Ya era hora! El acuerdo de paz, tan generoso en temas de inclusión, dejó por fuera los asuntos de la distribución territorial del poder, algo se vislumbra en el punto de participación política, pero sin duda será su desarrollo vía fast track lo que propiciará la modernización política y el fortalecimiento de la democracia en la fase del posconflicto.
Se ha hablado en muchos escenarios sobre la subrepresentación o sobrerrepresentación de algunos territorios en el nivel nacional, regional o local; pero echaba de menos literatura y cifras sobre la relación entre este flagelo y los asuntos de inequidad y de la geografía del abandono. Restrepo (2016) demuestra que los territorios con mayor participación en el PIB nacional, suelen tener mayor representación o sobrerrepresentación en el Congreso de la República. Los de menor participación, corresponden con la mayoría de los departamentos que han sido golpeados por la guerra: La Guajira, Sucre, Caquetá, Chocó, Arauca, Putumayo, San Andrés, Guaviare, Amazonas, Vichada, Guainía y Vaupés. De manera relacional, varias de estas entidades territoriales quedan excluidas de la representación territorial en el nivel legislativo, ya sea sin representación en el Senado o con inequitativa representación en la Cámara de Representantes.
En la misma línea, Kalmanovitz (2017) señala que los “departamentos más pobres y menos poblados no tienen representación en el Senado y sólo dos representantes en la Cámara”. Cifras corroboradas por Rodríguez (2017) quien señala que en la Cámara de Representantes también hay una sobrerrepresentación de tres entidades territoriales: Bogotá D.C., Antioquia y Valle, frente a los territorios consabidos que apenas logran dos curules. La frustrada reforma de equilibrio de poderes apenas hizo una tímida propuesta en esta materia, “un senador para departamentos con menos de 500.000 habitantes, que todavía dejaba subrepresentados a los entes medianamente poblados” (Kalmanovitz, 2016), en mi criterio la fórmula se puede estudiar y ajustar nuevamente.
Pero el tema va más allá del Congreso, al interior de los departamentos también pervive el centralismo y la subrepresentación. Restrepo (2016), analiza los casos de Santander, Cauca y Caquetá: “La capital del departamento de Santander, Bucaramanga, concentra el 47% de los asambleístas, mientras 78 municipios (el 90% del total) no tienen representación alguna. El departamento del Cauca presenta igual situación, su capital Popayán concentra el 46% de los asambleístas, mientras 38 municipios (el 83%) carecen de representación. Y el Departamento de Caquetá la concentración se acentúa porque Florencia tienen el 73% del poder en la asamblea, mientras el 81% del departamento no tiene quien los represente”.
Así las cosas, poco descabellada aunque aún tímida, es la propuesta de la Misión Electoral Especial en asuntos de representación territorial. La transformación del Estado unitario colombiano en uno más descentralizado apenas comienza y, el posconflicto es un gran escenario para ello.
Mayor descentralización implica mayor participación y representación de los territorios, para el caso del Congreso, el verdadero fortalecimiento de una cámara que represente los intereses territoriales.
Para el Senado, la Misión Electoral Especial propone conservar la circunscripción nacional con 100 senadores, además de aquellas curules propias de la política de discriminación positiva, que incluso invitan a ampliar, en aras de fortalecer la democracia. La propuesta debe revisarse seriamente, de lo contrario la “descentralización sin representación”, pervivirá en este escenario de importantes debates legislativos.
Para el caso de la Cámara de Representantes, la propuesta es más audaz pero sigue siendo polémica y objeto de ajuste, la idea central es que ningún departamento pierda representantes con respecto al esquema actual, así las cosas, los mismos de siempre tendrán un significativo número de curules, eso sí, ningún departamento podrá tener menos de tres representantes. En síntesis, una Cámara con (de 161) 173 representantes: “104 elegidos en circunscripción uninominal, 69 en lista plurinominal”.
Para el nivel local, cierre de listas para las Asambleas Departamentales y Concejos Municipales, la implementación de la segunda vuelta para los municipios más grandes de Colombia, “salvo que el vencedor obtenga al menos 40% de los sufragios y diez puntos de diferencia con respecto al segundo”, la posibilidad de que las ciudades capitales o grandes se puedan subdividir en varios distritos, la misma fórmula para el caso departamental. “En cada departamento los distritos uninominales se distribuirán entre la capital (o su área metropolitana) y el resto de los municipios del departamento, danto prioridad a estos últimos”.
El “apartheid territorial” expresión utilizada por García, para referirse a la geografía de la guerra y del abandono, bien puede aliviarse, por lo menos en asuntos de participación y representación territorial. Que inicie el debate y que el ¨fast track¨ como instrumento y el acuerdo como gran inspiración de cierre de guerra, impulsen esta significativa transformación territorial.
Textos referenciados:
Kalmanovitz, S. (5 de marzo de 2017). Descentralización sin Representación. El Tiempo. Recuperado dehttp://www.elespectador.com/opinion/descentralizacion-sin-representacion-columna-683103.
Restrepo, D. I. (2016). Dimensiones Territoriales del desarrollo, la democracia y el bienestar. Contribución a la agenda alternativa del posacuerdo. Bogotá, D.C., Colombia: Planeta Paz. Sectores Sociales Populares para la Paz en Colombia.
Rodríguez, J. A., (2017). Descentralización (y centralización) sin representación. A propósito de la composición territorial del Congreso Colombiano. Documentos FCE – CID, Escuela de Economía No 81. Bogotá, D.C., Colombia: Universidad Nacional de Colombia.