Hoy esta columna alisa su mejor traje; aquél que bien pudo haber utilizado el pasado mes de febrero; durante la gala de los premios Oscar 2017. Quiero colgar desde su capitel, un pendón enorme con el nombre de 3 espléndidas películas que con suficiente razón vienen sonado mucho y retumbaron aquella noche solemne. Dedicarles un par de líneas, e instar al lector a verlas; a desvestirlas y escudriñar su esencia, sería entonces mi propósito.
Así que empezaré por adentrarme en el vasto y hostil territorio de la enigmática India, concretamente en la “infecunda” Calcuta, en donde un hermoso nativo de 5 años llamado Saroo, realiza accidentalmente un extenso y “turbulento” viaje que le cambiaría la vida para siempre. Un éxodo fortuito que desde el primer segundo, atrapa e impacta profundamente al espectador.
Saroo magistralmente interpretado por el talentoso Sunny Pawar; resiste, logrando escapar de las inclemencias de un segmento de la población sediento por el tráfico infantil. Un “cachorro” que terminará convertido en un “león”, quien deberá demostrar poseer unas “garras” y un temple de acero que le permitan enfrentar su tan precioso como desgarrador pasado, sin herir de muerte un presente que lo ha tratado con una benevolencia extraordinaria. “Lion”, una cinta envolvente, basada en una historia de la vida real, que nos llevará a desaparecer en la inmensidad de insondables y muy potentes sentimientos encontrados.
Imagen cortesía de: NDTV Movies
La segunda producción que quiero “desabrigar” es aquella en la que se transpira y respira fantasía, color y amor a todo pulmón; perfecta para los amantes de musicales tipo “Grease” o “The Sound Of Music” (“La Novicia Rebelde”), dentro de los que me incluyo fervorosamente. El esfuerzo por alcanzar y fundirse en los sueños, no solo del corazón, sino de (la razón), la piel y los sentidos; el sacrificio, la devoción por lo que se ama y a quien se ama, y el estar dispuesto a todo empezando por el rechazo, hasta alcanzarlo, atraparlo y extasiarse al tenerlo; “La la land”, cuenta la historia de la bella “Mia” (Emma Stone) enamorada de sus sueños, convincente, perseverante, a veces doblegada y a punto de renunciar, pero toda una ráfaga de carisma, nobleza y constancia, dotada de una voz excelsa que cautiva lo indecible.
Música que embriaga de emoción, un coprotagonista auténtico que paralelamente también desarrolla a pulso su (en principio) nada rosa porvenir y, la intersección de los dos; en un idilio y un desamor a la vez, que saca de órbita a un auditorio que difícilmente no se maravillará con las seductoras melodías y un galanteo (y taconeo) sencillamente exquisito. Un arco iris de película para quienes quieran huir de la borrasca.
La tercera manufactura cinematográfica que quiero honrar a través de estas líneas es “Hidden Figures”; una exaltación al brío de tres brillantes mujeres afroamericanas, preciosos alfiles de la NASA, que catapultaron “tras bambalinas” la conquista del espacio por el hombre. No sin antes negarse a sucumbir en su preciado deseo por alcanzar con gallarda disciplina la gloria de su conocimiento y sobresalir en una de las entidades más orgullosas y significativas de Norteamérica y del mundo, en pleno auge de la carrera por orbitar la tierra y explorar el universo, en medio de un exasperante rezago de racismo que todavía a mediados del siglo XX soplaba hasta cauterizar la piel y los sueños.
Tres protagónicos fascinantes interpretados con vehemencia y un talento cada vez más desbordante en las bellísimas humanidades de Taraji P. Henson, Octavia Spencer y Janelle Monáe.
Tres producciones para disfrutarse al máximo. En medio de un séptimo arte tan profuso como confuso, en donde la prodigalidad no cesa y, los resultados asombrosos, tampoco. Afortunadamente.
