Si usted es de los que cree que un guerrillero es un troglodita que no piensa ni siente, lo invito a leer detalladamente esta columna.
Después de la marcha del 1 de abril teníamos la percepción de que la sociedad colombiana en general, creía que los guerrilleros eran unos asesinos castrochavistas que estaban dispuestos a envolver al país en una dictadura igual a la de Venezuela, en la que gobiernen los homosexuales y se pierda el valor de la familia. Al menos esa era la idea que teníamos 17 estudiantes de distintas universidades bogotanas que salíamos desde CATAM hasta Valledupar para finalmente dirigirnos hasta la Zona Veredal Transitoria de Normalización (ZVTN) de San José de Oriente, en el Cesar.
Pero al llegar a la zona de recepción de la ZVTN nos encontramos con otra cosa, algo totalmente diferente, nos recibieron cerca de 256 guerrilleros con los brazos abiertos y dispuestos a hablar con nosotros; nuestro viaje obedecía a la iniciativa de un grupo de estudiantes de la Universidad de los Andes, quienes nos extendieron la invitación a las demás universidades presentes. Y el fin de esta iniciativa no solo consistía en llevar los mensajes de la cuidad a los guerrilleros concentrados en dicha zona veredal, con libros, dedicatorias, y con cerca de 40 cartas, sino que también consistía en ser comunicadores de las preocupaciones y de las percepciones del grupo guerrillero, concentrado en esa zona del país, a la sociedad colombiana, queriendo pues retratar las falsedades en las que ha caído el uribismo para ir en contra del proceso de Paz.
A través de un espacio didáctico de construcción colectiva que nuestros amigos de “Historia entre todos” se pensaron, pudimos interactuar con los guerrilleros rasos de la zona, en total fueron 60 los que trabajaron con nosotros; para nuestra actividad era necesario despojarnos de los prejuicios y de todas aquellas expectativas que tuviéramos de nuestra visita y de los propios guerrilleros para lograr un espacio que representase una “acción sin daño”.
Y despojarse de los prejuicios no es fácil, darles la mano no es sencillo, y mucho menos lo es hablarles como iguales, porque se nos ha hecho entender como colombianos que la guerrilla de las FARC-EP es causante de la violencia en Colombia y efectivamente lo es, pero no nos hemos detenido a pensar que es también una consecuencia de la violencia estructural del Estado que durante años y décadas llevo a la “Colombia profunda” desigualdad y muerte, algo que el uribismo se ha negado a reconocer.
Durante el taller, la primerísima conclusión que uno puede sacar luego de despojarse de los prejuicios que nos acompañaban desde la cuidad, es que son campesinos, campesinos armados, sí, pero gente humilde que durante mucho tiempo sufrió todo tipo de atropellos y que gracias al proceso de Paz tienen la esperanza de volver a vivir con su familia e hijos y sin la necesidad de la guerra.
Una vez cerrado el espacio jugamos fútbol, lenguaje universal que une a las gentes; volvimos a Bogotá con un gran número de goles, pero un poco más conscientes de la otra Colombia, y para nadie es un secreto que para entender este conflicto hay que conocer lo que pasa en las regiones.
Habrá que encontrar la forma de hacerle entender al pueblo colombiano que existe una brecha enorme entre el campo y la cuidad, pero sobre todo que los guerrilleros que a mediados de este año dejarán las armas son seres humanos, no una especie de seres desalmados que aman y disfrutan la guerra, son tan colombianos como usted y como yo y ese será el primer paso y el más importante para lograr la reconciliación.
Sería bueno que todos los estudiantes plasman en artículos lo que vieron, lo que conocieron y hablaron con los alzados en armas y que los ciudadanos honestos y de buena fe, salgamos de los engaños en que movimientos políticos, religiosos y sociales nos han vendido, a los que la no conocemos a estas personas.
Sí, los guerrileros rasos son misioneros desclazos de la hermandad del amor y la misericordia, que socorren al desvalido y ayudan al que sufre. Siempre alimentando, educando, acompañando y protegiendo al prójimo necesitado, con el corazón oprimido por el dolor del hermano y la mirada puesta en un horizonte de valores que elevan la condición humana. Agradezcámosle los favores recibidos y tengámoslos como ejemplo viviente y fieles representantes del alma de esta nación.
Maria, soy feliz por el sueño de paz que vendrá. Los guerrilleros no serán hermanas de la caridad, pero son seres humanos, no entiendo bien todo lo que afirmas, seguramente tu podrás retratar que todo lo que nos indicas es cierto, no lo se, pero quería comentarte lo siguiente: la guerrillerada me genera muchos sentimientos contradictorios. No comparto sus medios, no comparto los crímenes de lesa humanidad.
los respeto, les reconozco que estar en el monte no pudo ser fácil, les reconoceré otras cosas por seres humanos y no una especie de demonios.. pero no los admiraré, ni les deberé nada.