Como estas tierras montañosas no se salvan de la eterna maldición colombiana de repetirnos, somos víctimas de los mismos problemas ambientales tan solo un año después.
En 2016, a escasos meses de posesionarse en acto pomposo como alcalde, Fico tuvo que enfrentarse a la Alerta Roja por contaminación que se decretó en la ciudad. En ese momento nos quisieron meter el cuento de que las arenas del Sahara y los incendios forestales en Venezuela eran los culpables de la contingencia, y hasta el alcalde salió furioso a pedirle respeto a la Revista Semana por usar en un titular la iniciativa de los ciudadanos en redes #Medehollín. Tiempos aquellos en los que a muchos se les salió el arriero y protestaron junto al alcalde porque insultar a la ciudad innovadora es pecado mortal.
Después vinieron otras noticias, Feria de Flores y diciembre y aquí nadie volvió a pensar en el tema hasta este momento en que continuamos en Alerta Naranja y el humo nos invade. Un año después nos repetimos, solo que esta vez no está la excusa de las arenas del Sahara creería que como mínimo respeto a nuestra inteligencia.
¿Qué pasó en este año? ¿Qué medidas se tomaron para evitar que pasara lo que está pasando? ¿Dónde está el pico y placa de todo un día? ¿o las ciclorrutas que tanto menciona el alcalde en sus entrevistas? ¿Dónde está el control al parque automotor? Porque en esta ciudad hay más carros que gente, así como más esmog que aire.
¡Un año!. Los incendios forestales en Venezuela hace rato se extinguieron y al parecer aquí nos quedamos con el humo. La ineficiencia del alcalde y de la secretaría del medio ambiente saltan a la vista, al no ser capaces de tomar las medidas necesarias para hacer frente a la crisis.
Porque sí, aquí los ciudadanos tenemos responsabilidades con el cuidado del medio ambiente y el uso del transporte público, pero la administración tiene la mayor carga de responsabilidad en el tema, porque precisamente se les paga como funcionarios públicos para que busquen la mejor manera de garantizar la calidad de vida para los ciudadanos, así eso represente decretar medidas impopulares que desde hace un año se comentan (Como el pico y placa 24 horas). Pero no, la vanidad pesó más que la salud de miles porque tal parece que es más importante mantener altos los índices de popularidad que las 8 muertes al día ocurridas en el Valle de Aburrá relacionadas con problemas respiratorios o cardiovasculares.
Y como si ya no fuera suficiente con el círculo vicioso en el que se está convirtiendo el tema de la contaminación en la ciudad, Federico repite historia refutando de nuevo a Semana por otro titular que no le gustó, como si los medios tuvieran la obligación de consultarle a un político sobre el título de una nota. De pronto sí tendrán que preguntarle al empresario de la chequera, pero eso ya todos lo sabemos.
A Federico no le da el más mínimo de vergüenza de hacer el reparo por el titular de la entrevista, pero cuando le preguntan en la misma si ha pensado en tomar medidas más estrictas antes de llegar a una crisis, se limita a decir: “Es un tema que estamos revisando”… ¿Necesita otro año señor alcalde?
Un año de redes llenas de fotos con luz y zonas verdes, un año más de videos de persecuciones, un año más personificando esa pendejada paisa de creernos la ciudad más bella e innovadora de la que está prohibido hablar mal, un año más de proyectos de construcción que talan indiscriminadamente y afectan el habitat de animales, un año más de buses que parecen chimeneas por nuestras calles.
En #Medehollin no podemos seguir esperando, porque ni los vagones del Metro que van a llegar en noviembre ni la tan anhelada construcción de 42 kilómetros de ciclorrutas parecen serán suficientes para frenar el humo que estamos respirando.
Por el momento nos seguiremos repitiendo, ya llegará el Pico y Placa sábado y domingo como la vez pasada, la suspensión de las clases de educación física en los colegios y la foto del flamante alcalde llegando en bici a la Alcaldía… ¡Momento! Creería que falta poco para verla o que le di una muy buena idea a su encargado de comunicaciones.
Y mientras las arenas del Sahara se calman de nuevo y llega la Feria de Flores, el alcalde se las arregla para hacerle el quite al tema y nosotros nos olvidamos del asunto hasta el próximo año cuando ya no nos podamos ver ni las narices de cuenta del tapabocas.