La alcaldía de Bogotá con Enrique Peñalosa a la cabeza no se cansa de ir de fracaso en fracaso, así lo muestran las encuestas en las que sigue siendo el peor calificado de los alcaldes del país donde apenas el 32% de los encuestados aprueba su gestión, es decir, que 7 de cada 10 capitalinos están inconformes con el manejo que el alcalde le está dando a la ciudad, razón por la cual los helados vientos de la revocatoria tienen congelados a los directores de entidades del distrito y prueba de ello son sus constantes salidas en falso y el tener que mover influencias cooptando periodistas y medios de bolsillo para que a fuerza de “publireportajes” traten de maquillar la realidad capitalina, trabajo que cada día les resulta más y más difícil.
Esta estrategia raya en el cinismo descarado y esto sí que lo saben en la Secretaría de Seguridad que fue creada con bombos y platillos como el organismo que vendría a sacarnos del atraso en cuestiones de inteligencia criminal y de lucha contra la delincuencia. Nada más alejado de la realidad al cumplirse un año del nombramiento en el cargo del señor Daniel Mejía.
Aquí tres fracasos estruendosos de la Secretaría en su primer año de funcionamiento, partiendo del nombramiento de Daniel Mejía como Secretario de seguridad, anunciado desde noviembre de 2015 y quien inició funciones a inicios del año anterior.
Fracaso #1 Intervención del Bronx
El despliegue mediático fue más efectivo de cara a la opinión pública que los resultados obtenidos (valga decir que esos resultados son en sí muy valiosos) pero, tal parece que “mataron al tigre y se asustaron con el cuero”, pues lo que hicieron fue diseminar las bandas de microtráfico por los sectores aledaños y otras llegaron a lugares donde nunca hubo esa problemática.
Esto incrementó la delincuencia asociada al consumo y tráfico de drogas en sectores del sur, cerros orientales y bordes de la ciudad junto a un incremento notorio de “dealers o jíbaros” en cercanías a colegios buscando consumidores más jóvenes, niños y niñas que hoy sufren la improvisación de la Alcaldía en esta materia.
Al evaluar la efectividad del operativo vemos que no hay capturas de los principales cabecillas de las bandas criminales, “sayayines” y los verdaderos dueños del negocio de la droga en la capital con oficinas hasta ese entonces en el Bronx, eso sin mencionar la ola de desmanes y nuevos focos de consumo causados por los habitantes de calle expulsados de ese sector y para los cuales no había un plan integral de intervención.
Ahora pueden sacar excusas y decir que no fue un operativo netamente de la Secretaría de seguridad ya que ésta entidad aun estaba en trámite de creación, pero así como el subsecretario Mejía y Peñalosa en su momento reclamaron el crédito también deben afrontar las fuertes criticas por todo lo que les salió mal en esa planeación y que aun se niegan a aceptar.
Fracaso #2 la ola de atracos del SITP
Nunca antes en la historia de Bogotá se había sentido una arremetida tan fuerte de atracos continuos y sistemáticos en el transporte público, pero con el inicio de la alcaldía de Peñalosa se volvieron pan de cada día (noche, tarde y madrugada).
Es así como para darle la bienvenida a este 2017 habían sido reportados 51 atracos en los primeros 48 días del año. Hoy el ciudadano se siente más inseguro, y no confía en nada ni en nadie pues no hay sitio para estar a salvo de la delincuencia que se ensañó contra el SITP. Pero, ¿A que no adivinan cuál ha sido la respuesta de la Alcaldía en cabeza de su Secretario de seguridad?, por increíble que parezca sacaron lo que parece el más reciente publireportaje en Semana.com en el que ponen en tela de juicio las denuncias ciudadanas, testimonios, hechos y circunstancias en las que se habrían producido los atracos. ¿Así esperan generar confianza en la ciudadanía para que ésta denuncie? Malo, muy malo que el Secretario siga las mismas prácticas de su jefe el Alcalde, pero ¿qué podemos esperar cuando al expresar el miedo recibimos insultos y acusaciones?
Fracaso #3 Atentados, falsos positivos y masacres
Mientras toda la fuerza pública, helicópteros, drones y demás parafernalia era empleada en cuidar a los asistentes a las corridas de toros (a expensas del cierre de las principales vías de uno de los sectores más emblemáticos de la capital), al Secretario de seguridad se le colaban en sus narices los autores del atentado terrorista que le quitó la vida a un joven policía justo allí en el sector más custodiado de la ciudad ese día, cerca a la Plaza de toros La Santamaría. ¿Y dónde está la brillante inteligencia? ¿Se durmieron en la Secretaría? ¿Se quedaron de manos cruzadas o simplemente no están haciendo su trabajo? Lo peor de todo esto es que han ocurrido al menos 22 atentados en lo que va de la alcaldía de Peñalosa y solo se tienen dos capturas, que apuntan a ser falsos positivos judiciales ya que las pruebas con las que están siendo imputados los estudiantes capturados se caen por su propio peso.
Pero, no termina ahí lo de los falsos positivos, pues la tragicomedia se apodera de los noticieros cuando en la pantalla aparece el Secretario de seguridad junto al Alcalde y el Comandante de Policía de Bogotá exponiendo ante los medios la incautación de maquinaria con la que supuestamente se procesaba droga por parte de narcotraficantes. Esto resultó cínicamente falso, pues la maquinaria pertenecía a un honesto comerciante que se dedica a sacar adelante a su familia con el oficio de la panadería y a quien horas después de la exposición mediática le devolvieron sus “corotos” y hasta le ofrecieron plata para que se quedara callado y no interpusiera denuncias, no se sabe que pasó luego, pues la rectificación no pareció importarle a los medios.
Finalmente y a causa de ese desgobierno que vive la ciudad y la pésima costumbre de esta alcaldía y sus secretarios de culpar al ex alcalde Petro, buscando conspiraciones y evadiendo responsabilidades, han vuelto los panfletos que dicen “acueste a su hijo temprano o lo acostamos por usted”, la extorción de pequeños comerciantes, la apropiación de los parques por parte de los pandilleros o traficantes de droga y lo que es peor, volvieron las masacres, en las que el criminal impone su ley, como lo demuestra el reciente caso de cuatro personas asesinadas en un bar en la localidad de Fontibón al occidente de la ciudad, lo que tiene sin pistas a la “inteligencia distrital” y perplejos a los vecinos del sector, trabajadores de discotecas y la comunidad en general.
Señor Secretario Distrital de seguridad, convivencia y justicia, si su trabajo al frente de esta pomposa y necesaria entidad sigue siendo tan deficiente y orientado erráticamente, encarecidamente le pedimos que tenga la gallardía de renunciar al cargo pues por lo visto el tema de seguridad y mejoramiento en temas de acceso a la justicia le quedaron grande.