La Guajira, un territorio de sufrimiento y desigualdad

Opina - Política

2017-02-25

La Guajira, un territorio de sufrimiento y desigualdad

En Colombia hemos pasado por malos gobiernos, así no más. Nos han venido gobernando los mismos de siempre porque los colombianos -así en general- no tenemos un sentido de diferenciación entre los mentirosos y los no tan mentirosos. Quizá el problema no es creer en quien no es, sino creer en quienes nos han mentido año tras año, aunque parece ser la misma cosa.

El gobierno en Colombia se ha caracterizado por dar la espalda a sus ciudadanos cuando más lo necesitan. Cada periodo electoral significa una esperanza para el colombiano pobre que cree ciegamente en lo que el político rico promete, y esa es otra razón: la sed de poder y la carrera por la alta distinción política lleva al mal político, y victorioso, a fin de cuentas, a prometer cosas que nunca han sido de su interés.

Podemos ver actualmente un gobierno transparente, pero no en la transparencia que todos los colombianos esperamos, sino transparente, casi invisible, en los hechos que se necesitan para el cambio y que representen la equidad como su principal labor, ya después es más acertado el tema de estabilidad y bienestar social.

Actualmente, Colombia ha sido denominado el país del año por la revista The Economist,  debido a la incansable labor por poner fin a una guerra que nos ha privado de lo maravilloso de este país. Igualmente, el presidente Juan Manuel Santos ha sido galardonado con el Premio Nobel de Paz, debido a su intención por una paz verdadera en Colombia, es entonces donde nos preguntamos, ¿es tan cierta la intención de paz del presidente que parece indiferente a la muerte de las nuevas generaciones de una comunidad?

Era abrumador, lo es todavía, que los titulares en las noticias fueran especialmente dirigidos a muertes de niños en La Guajira. Pero, más abrumador aún, es que el gobierno ha parecido estar inmerso en un solo tema descuidando los demás.

Es cierto que el tema de la Paz es un tema esperanzador de una mejor Colombia, pero también es cierto que la paz es relativa al bienestar de la sociedad. El gobierno no sólo debe centrar su atención a ese tema donde la esperanza y la ilusión resultaron siendo el discurso y el debate de algunos políticos para lanzarse victoriosamente a la Casa de Nariño, sino también ver que hay otro tipo de pilares que sostienen nuestra sociedad, pilares como la educación, la salud, la vivienda, entre otros temas. El hambre y la muerte no son elementos de paz y la paz no será completa si el hambre y la muerte siguen siendo el diario vivir de las personas.

La sequía, la hambruna y, por ende, la desnutrición y la muerte han sido los castigos que han recibido en su morada los Wayúu, castigos que resultan siendo consecuencia directa del abandono por parte del Estado a esa comunidad y el festín que los corruptos supieron darse en su momento a costa de los habitantes del departamento.

Según un artículo publicado en El Heraldo, en el año 2014 murieron 48 niños y en el año 2015 murieron 37, si bien, comparamos en término porcentuales, respecto al 2014 el incremento fue de 83,3% y un 137,8% fue el aumento de muertes por desnutrición de niños en La Guajira durante el año 2016.

Imagen cortesía de: La Guajira Hoy.com

Igualmente, en el 2014 se dio a conocer algunos datos alarmantes presentados en una Tutela por el director del departamento administrativo de planeación de La Guajira. Resulta que entre el año 2008 y 2013 murieron oficialmente 2.969 infantes, por desnutrición habrían muerto 278 y el restante habría muerto por otras patologías, según el artículo del El Heraldo.

Otro de los problemas que enfrenta el departamento es que tres municipios de quince que lo componen suministran agua apta para consumo, una cifra que representa preocupación en términos sociales.

La pregunta que ahora podemos plantearnos es: ¿Qué ha hecho el gobierno para evitar las muertes por desnutrición? A lo que podemos responder: El gobierno poco o nada ha hecho en este tema. Para La Guajira este gobierno ha sabido dar muy bien la espalda, aún más cuando la indiferencia del máximo jefe de este gobierno predomina cada vez más.

Lo último que se ha sabido en torno a La Guajira ha sido la urgente intervención por parte del Gobierno Nacional, es decir que, por lo menos, tres años, el gobierno asumirá el manejo de todos los recursos de educación, salud y agua potable que destina la Nación al departamento.

Esperemos que el gobierno Nacional deje de ser el gobierno del olvido, cuya indiferencia es la raíz de la enfermedad que ha hecho de La Guajira un territorio de sufrimiento y desigualdad, un territorio que sólo se menciona para malas noticias y en su estado más crítico. La Guajira es Colombia y la indiferencia de algunos, como bien hemos visto, lleva a la muerte de otros.

Esta columna la escribí porque como colombianos, como un mismo pueblo, no podemos permitir que inocentes que abundan en la miseria por malos manejos mueran por culpa de otros. Debemos despertar y exigir respeto como pueblo.

 

Gustavo Malagón
Consultor corporativo y de proyectos. Administrador de empresas, Esp. en evaluación y desarrollo de proyectos de la Universidad del Rosario