No lleva una semana en su cargo el nuevo presidente de los Estados Unidos Donald Trump y ya se empezaron a ver los cambios devastadores que traerán su mandato.
Uno de ellos, sin duda, es el decreto firmado el pasado lunes 23 de enero, en el cual el nuevo presidente norteamericano prohíbe el financiamiento de las ONG internacionales que apoyan la interrupción voluntaria del embarazo. Dicho decreto fue firmado dos días después de que en los Estados Unidos y alrededor del mundo, se llevaran a cabo marchas las cuales tenían como finalidad la defensa de los derechos de todas las mujeres, sin importar su raza, sus creencias religiosas, sus afiliaciones políticas o sus preferencias sexuales. Sin duda, es un golpe bajo y una “condena” a las organizaciones que en el mundo trabajan y luchan por la defensa y los derechos de las mujeres.
Las voces de protesta debido a esta decisión, no se hicieron esperar. Según información recopilada del periódico canadiense Le Devoir, Cecile Richards, presidenta de Planned Parenthood, la red de planificación familiar más grande de los Estados Unidos, manifestó: “Las mujeres más vulnerables del mundo van a sufrir debido a esta política, la cual debilitará todos los años de esfuerzo en pro de la salud de las mujeres […] Esto provocará los cierres de clínicas en el mundo entero y por consecuencia, un aumento de embarazos no deseados y de abortos peligrosos”. De otra parte, la Unión Americana para las Libertades Civiles (ACLU por su nombre en inglés) expresó que el decreto firmado por el presidente Trump “Representa una agresión para la salud de las mujeres”. Finalmente, el demócrata Steny Hoyer pronunció: “El hecho que el gobierno de Trump y los republicanos utilicen su primera semana de organización del Estado para atacar la salud de las mujeres, dice cabalmente sobre sus prioridades”.
Comenzamos mal, Mr. Trump. La prohibición del apoyo económico a estas organizaciones que trabajan con un enfoque femenino en busca del bienestar de las mujeres, no va a impedir que las féminas dejen de interrumpir los embarazos no deseados. Por el contrario, esta situación hará que muchas acudan a lugares clandestinos, insalubres, sin las medidas médicas elementales para una interrupción segura del embarazo. Por otro lado, en el ejercicio de mi profesión hay algo que he notado y que tiene una gran tendencia a repetirse: aquellas que optan por tener los hijos (no deseados, no planeados, no aceptados) tienen un riesgo de ser madres negligentes, abandonantes y porque no, violentas; porque no hay nada peor que cargar con algo que no se quiere, así muchos digan que un hijo se quiere a más que nada. Sí, obvio, como madre sé que es cierto, pero siempre y cuando, el hijo es algo querido, amado desde antes de nacer; no algo impuesto por un sistema, un gobierno o un mandatario sacado del siglo XVII.
Sin embargo, la firma del decreto no es lo único que en lo que concierne a este tema desconcierta. Dicho decreto fue firmado en presencia de solo hombres, los cuales se han mostrado hostiles a la defensa de la interrupción voluntaria del embarazo. En el recinto no se encontraba ni una sola mujer, alguien que de verdad pudiera representar al género. Allí, en su despacho, el nuevo mandatario de los estadounidenses, estaba rodeado única y exclusivamente del género masculino, el cual, aunque lo crea, no tienen ningún derecho ni ninguna potestad para decidir sobre lo que pasa o no en el cuerpo de las mujeres.
Van pocos días y ya Mr. Trump mostró la misoginia de la que está hecho. Mucha más de la que se vio en su campaña, a decir verdad. No quiero imaginar lo que nos espera en su reinado a las mujeres, a los niños y a las personas con necesidades verdaderamente sentidas.
No quiero pensar que va a pasar con los derechos de ciertas comunidades específicas. A lo mejor, cuando él decía en su campaña Make America Great Again, se refería a violentar los derechos de las mujeres y niños. Sí, a lo mejor para él, Estados Unidos solo puede ser grande si se da una reversa a las décadas de progreso en lo que hace referencia a la salud reproductiva de las mujeres, maternal e infantil.
No entiendo como un país puede volver a ser grande con un mandatario machista, misógino y que pretende nombrar en los próximos días un juez severo que se oponga a la interrupción voluntaria del embarazo. No entiendo tampoco, como la nación más poderosa del mundo puede ser grande si discrimina y violenta los derechos adquiridos de los grupos poblacionales.
Y usted, ¿entiende la dinámica del nuevo mandatario de los Estados Unidos para hacer una nación nuevamente grande?