El actual alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, maneja su cargo como si estuviese protagonizando un reality show. Uno bastante incoherente y desorganizado.
El pasado sábado 14 de enero, Federico comenzó un operativo para capturar 3 fleteros que perpetraron el robo de un vehículo en Medellín, el cual tenía las placas alteradas (muy poético el asunto).
A la par del operativo, el alcalde iba documentando a través de sus redes sociales cómo un despliegue único lograba en tan sólo 24 horas la captura de los 3 delincuentes. Vídeos con música y efectos visuales ambientaron la Ficoaventura que terminó en un show, puesto que al parecer ni el General Gómez, ni Gustavo Villegas, secretario de seguridad, ni el alcalde conocen los procedimientos contemplados en el código penal para la legalización de las capturas, y horas después de haberlas realizado, un juez debió dejar en libertad a dos de los detenidos por falta de órdenes legales para las mismas.
Puede que no nos guste, pero ese es el procedimiento: así está estipulado y aplica para todos los criminales, incluyendo los que se hagan virales y pasen a ser parte del casting del reality del alcalde. Sí, ellos también tienen derecho a lo que el sistema establece como el debido proceso.
El show, entretenido pero incoherente, tiene como protagonista a un alcalde que repite hasta el cansancio (literalmente) su interés en atacar las estructuras delincuenciales, pero que este fin de semana se dedicó a un sólo caso con cubrimiento mediático por parte de su equipo de comunicaciones, que tiene delirios de productores de Séptimo Día.
Mientras Federico persigue popularidad con uno solo de los casos de robo de ese día, en la ciudad los combos siguen siendo la justicia barrial; las cifras de desplazamiento, extorsión, robo a mano armada y homicidios aumentan día tras día, según datos de su misma rendición de cuentas. “El ciudadano reclama y con toda razón”, dice el alcalde, pero no pasa de ahí.
“Estamos dando resultados”. No, alcalde, capturar tres fleteros no mejora la seguridad de una ciudad, tampoco es un golpe a las estructuras criminales, especialmente si se tiene en cuenta que muchos de esos fleteros deben contar con permiso de alguien de más arriba en la estructura criminal para salir a robar, y que ese alguien tiene otros “elementos” listos para hacerlo.
Pese a que lo anterior debería ser un asunto evidente, y pese a que las cifras contradicen el supuesto trabajo en materia de seguridad del alcalde, en las entrevistas, cuando se le pregunta por el aumento en los crímenes e inseguridad de la ciudad, responde con evasivas o desvíos. Por ejemplo, cuando se le pregunta por qué subió el índice de hurto a personas ─según las cifras que presentan en la rendición de cuentas, el cual pasó de marcar 4.925 (2014) a 7.570 (2015)─ dice que la ciudad hoy está más insegura porque “está sacudiendo las estructuras criminales”, que “aguantemos que esto se compone”.
Lo anterior traduce que entonces mientras miramos cómo “desmonta” la criminalidad, nos debemos preparar para lo peor que, según él, ha “inestabilizado” a la delincuencia, pero esa inestabilidad aumenta los robos, sus “golpes” asustan a los criminales y de alguna manera ¿potencializan el negocio? ¿Bajo qué lógica podemos entender esto? Que alguien por favor nos explique, porque eso no tiene sentido.
“Así tenemos que actuar en cada uno de los casos”, dice el alcalde, pero eso no sucede, y es imposible: no tenemos la estructura ni los recursos para eso en la ciudad. Y que los fleteros quedaran libres el fin de semana está mal, por supuesto, pero no es culpa del juez, es culpa del alcalde y de su desorden. Es culpa de su proceder afanoso por hacerse popular y conseguir seguidores jugando al superhéroe trasnochado con unos ladrones.
Un operativo costoso que requirió la participación de más de 200 policías, con capturas ilegales y sin condenas, es el saldo que deja el reto de viernes por la noche del alcalde, producto de sus ganas de figurar ─como lo hizo en la tragedia del Chapecoense─, y obró mal pasando por alto el sistema judicial; la improvisación y la habitual y torpe conducta populista del alcalde de hacer política con la opinión popular (apersonarse de un sólo caso porque se hizo viral en sus preciosas redes sociales) se convirtieron en la institucionalidad alejada del debido proceso para capturar a los delincuentes, y permitirles después usar la torpeza de las autoridades para salir libres.
Tan sólo hoy realizaron de nuevo las capturas, esta vez sin vídeos, sin show, pero intentando tapar el ridículo que hicieron declarando que los ladrones se habían presentado voluntariamente ante las autoridades y por eso habían sido dejados en libertad. «Hay unos tiempos que tiene la justicia, y hay unas formas en las que hay que recaudar las pruebas (…) para que se pueda proceder a la legalización de las capturas», declaró el secretario Villegas, y esto es verdad, lo que es falso es que no hicieron mal el procedimiento y no están intentando quedar bien con todo el mundo como siempre.
Es decir, para no agrandar el oso, ya salieron a decir que los ladrones confesaron, que voluntariamente fueron a decir: «yo fui el del fleteo», ¿pero ustedes los dejaron ir? No son capaces de admitir que hicieron mal el procedimiento sino que, como siempre, el alcalde cambia las cosas para no verse como realmente es ante la ciudadanía, un funcionario torpe y acelerado.
Si bien es cierto que el sistema de justicia en Colombia es negligente, no pueden excusar con ello sus inoficiosas prácticas administrativas que sólo tienen un fin publicitario. Nada más.
Por otra parte, cuando no está grabando episodios del reality, el alcalde presume con palabras erradas que la seguridad en la ciudad ha mejorado: “Hace tres meses llegamos a estar con aumentos de 20 % y con acciones que hemos venido tomando vamos a cerrar el año con un aumento del 7 %”. Así habla el alcalde, disfrazando con mejoras, números que siguen estando en “positivos” para el crimen en la ciudad.
Él puede jugar con las palabras, pero eso no cambia los números. ¿Un aumento menor? Tal vez, pero sigue siendo un incremento que responde a la falta de atención a la seguridad, a que le quedó grande, a que parece no entender las dinámicas de la criminalidad en nuestra ciudad y mientras él perseguía tres fleteros, este fin de semana en Medellín hubo nueve asesinatos e innumerables robos (menos populares), según reporte de la policía. Disminuir sería que entregara cifras de reducción en el crimen, cifras en negativo, no en disminución en el aumento de estos delitos.
Y ese mal manejo en la seguridad de la ciudad, es sólo uno de los numerosos ítem que no han mejorado y han recibido un muy pobre manejo, tanto en administraciones anteriores, como en lo que lleva Federico en la alcaldía:
• La segunda fase de Parques del Río ya tiene proyectado un sobre costo de noventa mil millones de pesos.
• Deudas millonarias con los prestadores de salud, tan altas como los sobre costos de la mayoría de las obras en la ciudad.
• Medellín es la ciudad con más robos de motos en el país: se roban en promedio 13 motos al día (sin vídeos virales para la desgracia de las víctimas). Entre enero y junio del 2016 hubo 2.368 hurtos de estos vehículos, 194 casos más que en el mismo periodo del 2015.
“El tema de la seguridad es un tema estructural que llevaba muchos años en la ciudad y estamos haciendo esfuerzos muy grandes» ¿Cuáles? ¿Cerrar locales en el centro? Eso no evita que sigan robando y vendiendo celulares en otros sitios de la ciudad. La captura de estos tres fleteros no asusta a otros delincuentes; hasta risa les debió dar con lo que sucedió.
Cualquier experto en temas de violencia urbana y actividad criminal, va a recomendar inteligencia para grandes operativos que fracturen las estructuras de los combos, que no sólo impidan el comercio de los artículos hurtados, sino que permitan desmantelar las grandes redes de robo de los artículos y de narcotráfico; que recupere sectores, acciones que eliminen disputas barriales entre combos y fronteras invisibles, no un desgaste de recursos públicos en casos particulares sólo por ser el trending topic en redes sociales.
Pero con Federico no se han visto resultados de esa índole sino al estilo Peñalosa.
Si uno consulta su rendición de cuentas, podrá encontrar tras la página 53 la respuesta a la pregunta ¿Qué hemos hecho? Es: sembró unas maticas, limpió espacios públicos (especialmente en el centro de la ciudad, en donde más roban actualmente, pero él dice que lo está recuperando porque se ve mejor, se “ve más limpio”), borró unos grafitis, cambió unos basureros, pintaron columnas del metro; detallitos así, bonitos, pero fáciles y que no se parecen en nada a lo que él dice que ha hecho por la ciudad.
A este paso, lo único que va a hacer historia de esa alcaldía, va a ser el trabajo de su community manager.
Adenda: Dejo aquí la rendición de cuentas, no está de más.