Dios no sabe qué hacer con nosotros

Opina - Sociedad

2017-01-17

Dios no sabe qué hacer con nosotros

No han alcanzado siglos de filosofía para explicar cómo después de una larga jornada de siete días, llenos de arduas y meticulosas creaciones, a Dios se le ocurrió el magnífico despropósito de animar con su gracia divina un pedazo de lodo inerte para convertirlo en «hombre viviente con alma racional». Seguramente nuestro omnipotente creador en su lucha cósmica por adquirir el título de trabajador del mes no escatimó esfuerzos laborales para perfeccionar hasta el límite las capacidades otorgadas a su asombroso nuevo juguete. Aun así, el ingeniero divino no estaba ni cerca de imaginar -en su mente todopoderosa- el desastre universal del que, obviamente, es completo responsable.

Después del catastrófico fracaso en el que se convirtieron los primeros dos pobladores de esta maravillosa tierra, del que por cierto Eva salió muy mal librada, a Dios se le volvió a ocurrir otra brillante idea: utilizar el vientre de una mujer como correo divino para enviar directamente a los hombres un novedoso joven dotado de liderazgo desmesurado y umbrales de dolor exorbitantes que fuera capaz de reivindicar a nivel moral la existencia degradada. No hay ni que decir que la segunda intención de Dios para mostrarnos el buen camino solo doblegó el cerebro de los clavos de hierro que se vieron profundamente tocados ante las nuevas perspectivas sociales.

Habrá que esperar que Dios piense -como se piensa en Colombia- que la tercera es la vencida. Y que se sacuda la pereza celestial que lo ha carcomido estos últimos dos mil años, para que por fin nos dé una, aunque sea pequeña, sencilla muestra de esperanza. En el caso remoto de que, dados los tiempos, se nos dé por internar al nuevo mesías en un prestigioso hospital psiquiátrico al norte de los Estados Unidos, esperamos también que Dios en su infinita sabiduría de ser supremo entienda que no hay quinto malo.

Debido a tanto hecho fortuito visto últimamente se hace necesario enviarle al mismísimo Dios en persona un derecho de petición para que se apersone de este elefante blanco de magnitud galáctica que es el hombre, porque los proyectos divinos así como los terrenales deben finalizarse en su totalidad, y no dejarse a medio construir como si fuésemos un Hospital Municipal en Yopal. En el caso de no tener respuesta, debido a la indiferencia divina, lo más lógico sería hacer estallar el arsenal nuclear por todas partes e impedir sobremanera que este desastre llegue a Marte.

Rafael Medellín Pernett
Inquisidor.