Hace unos días se hizo tendencia en Twitter #ElPabloTobónSomosTodos, el hashtag respondía a una propuesta de la Junta Directiva del teatro encaminada a solicitar la renuncia del director actual, Sergio Restrepo. Llegaron muchos mensajes de apoyo a su gestión y manifestando incomodidad por un intento de manoseo politiquero por parte de miembros de la Junta, compuesta por delegados de la Alcaldía de Medellín, la Gobernación de Antioquia, Comfenalco, entre otros.
Cuando un teatro se convierte en escenario cultural con audiencia y discurso.Aparecen políticos para dar un manotazo #ElPabloTobónSomosTodos
— Pascual Gaviria (@rabodeajip) November 21, 2016
No puede ser más claro en Medellín: #ElPabloTobónSomosTodos pic.twitter.com/doFg4MJWjh
— La Ciudad Verde (@LaCiudadVerde) November 21, 2016
Si quieren "recuperar" el centro, cómo no respetar lo que hace uno de los mayores faros de cultura que tiene? #ElPabloTobónSomosTodos
— lunareja (@dianalunareja) November 21, 2016
Contrastan testimonios de vecinos, amigos y visitantes, frente a intentos de declaraciones de miembros de la Junta Directiva que hablaron con diferentes medios de comunicación. Ninguno da claridades, por el contrario, dejan entrever un desconocimiento de lo sucedido, lo cual permite dudar de las verdaderas intenciones y de sus capacidades; y peor, no reconocen la gestión evidente de Sergio en estos seis años al frente de este importante espacio cultural.
Mientras doña Edilma López, vecina del teatro le dice a El Mundo: “El director que llegó es un muchacho muy amable. Todo el tiempo hay cosas ahora en el Teatro. Mi nieto le dice ‘El Pablo’, y va a muchas cosas, hasta aeróbicos ha hecho ahí en la entrada, porque es como nuestro parque. Le pude quitar a mi marido la idea de irnos para Laureles, poco a poco, cuando fue viendo lo que estaba haciendo el muchacho”, delegados de entidades que tiene asiento en la Junta ni siquiera hacen uso de una buena sintaxis para hacerle el quite al asunto.
Hablé con Luis Miguel Úsuga, exsecretario de Cultura Ciudadana, quien presidió la Junta Directiva del teatro por 3 años. Asegura que “el teatro con la dirección de Sergio ha sido notable, extraordinario. Es un modelo de cómo se debe gestionar una institución cultural y cómo se vuelve una herramienta de cohesión social y de apropiación del espacio público. No hay ningún argumento administrativo, jurídico o de ineficiencia que sea justificable por parte de la gobernación o de la alcaldía para pedirle que se vaya. Si ponen como director a una persona con criterio político se acaba ese proyecto y un modelo que ha articulado entidades culturales y sociales”.
Escribo esta columna con desconcierto y descontento por otro intento más de borrar lo que otros hacen bien. Conozco y aprecio a Sergio Restrepo, he conocido su quehacer como director y leído su informe de gestión, del cual cito los siguientes apartes:
“Días de Playa; nació en el año 2014 con el objetivo de volcar la atención de nuevo hacia esta importante avenida. Pero además es un piloto de construcción de ciudad y ciudadanía, pretendiendo cambiar el paradigma de planeación y diseño de los proyectos en nuestras ciudades: desde un esquema cerrado a puerta cerrada, hacia uno colaborativo, abierto y de código libre y lograr que la ciudadanía se apropiara de ella.” En la etapa 1, esta apuesta por pensar la ciudad tuvo 28 días de programación, más de 40 actividades reseñadas y 348.751 personas beneficiadas y la inversión fue de 1.200 millones de pesos.
Actualmente se ejecuta la etapa 2 de Días de Playa, la cual se realiza el primer fin de semana de cada mes. Es decir, “12 fines de semana con programación en la sala del Teatro, el Café Teatro, y activaciones tanto en la Glorieta de la Vida como en espacios públicos alternos; esto con el objetivo de potenciar la discusión sobre La Playa como eje articulador del Centro de la ciudad”.
El turno ahora es para Lunes de Ciudad, “un espacio abierto a la ciudadanía”, en el que “las múltiples visiones de la urbe, las diferentes experiencias y percepciones de expertos y ciudadanos invitados, permiten hacer de este un laboratorio de construcción ciudadana.” 50 tertulias abiertas a la ciudadanía, 1.500 beneficiados directos y 300 millones de pesos cuantificados es lo que detalla el informe. Además, resalta que este programa se ha replicado en diferentes ciudades de Colombia como Bogotá, Barranquilla, Villavicencio, y Cali; y en el año actual ha empezado también a realizarse en ciudades fuera del país Tabasco (México) y Quito (Ecuador).
Otra apuesta, un poco más reciente es Zona de distensión, la cual “surge para encontrarse y discutir las diferencias utilizando la palabra, el gesto y las expresiones estéticas como elemento común. Es un reconocimiento a que el arte puede o no ser social, y el hecho de que se comprometa o no con la realidad debe ser exclusivamente una decisión del creador. Una vez establecidas sus posiciones, el arte permite dar miradas múltiples a la realidad y sumergirnos en escenarios alternos para abordar lo que somos”. Ha tenido 9 eventos en el marco del programa, con 13.200 beneficiados directos, 112 artistas en escena y 140 millones de pesos ejecutados.
Martes por la educación, Caminá pa’l centro, el costurero, el ilustrador del mes, tardes de ajedrez, yoga, salón del tango, clases de bailes populares, libros escogidos, circulart, la matraca y novenas navideñas, entre otras muchas más actividades y acciones de apropiación de la discusión y el espacio público, se han desarrollado bajo la dirección de Restrepo. Puede ver las evidencias en su informe de gestión, asistir a los encuentros sin costo y percatarse de la calidad y seriedad de estos.
Luego de revisar el informe, preguntarle a amigos que asisten de manera asidua al teatro y hablar con personas cercanas a apuestas culturales y sociales, puedo asegurar que no existe ningún argumento que valide la solicitud presentada a la Junta y que merezca el estudio el próximo 6 de diciembre. Lo que sí es evidente es que si Sergio se va de “El Pablo”, muchas de las acciones que se han llevado a cabo, seguramente se perderán. No son solamente actividades, sino discusiones profundas como la de 2014 cuando Sergio le entregó al entonces alcalde, Aníbal Gaviria, un Monopolio acompañado de la frase “con el centro están jugando monopolio y nos están haciendo trampa”. Se refería a un supuesto negocio inmobiliario que estaban adelantando inversionistas y bandas delincuenciales en el centro de la ciudad. O los debates serios que se dieron en la pasada campaña electoral con los diferentes candidatos a la Alcaldía de Medellín, en los que se brindaron garantías a los diferentes candidatos, generando un ejercicio de participación política libre que le permitió a los asistentes (presenciales y virtuales) conocer de cerca las propuestas e interactuar con su candidato (preguntando y votando).
No es que Sergio tenga que quedarse atornillado en ese puesto, por supuesto que algún día tendrá que llegar otra persona a dirigir el teatro, pero los hechos dictan que este no es el tiempo. Desde 1967 cuando se inauguró, el Pablo Tobón ha tenido tan solo 6 directores, no le demos el tinte electorero de acabar con buenas apuestas por celos y miedos. Perderíamos sectores sociales y culturales, perdería la ciudad la posibilidad de seguir construyendo ciudadanía en un espacio icónico que hoy sentimos como propio.
Que el afán por cobrarle alguna ligereza política a Sergio no le gane a la Junta Directiva, que pesen más los argumentos que da la gestión del director y menos el deseo, como dijo Pascual Gaviria en su trino, de darle manotazos a un espacio que hoy cuenta con audiencia y discurso.
Publicado el: 24 Nov de 2016