La Historia nos habla al oído

Opina - Conflicto

2016-09-14

La Historia nos habla al oído

Quienes votaremos por el Sí no necesitamos convencernos entre nosotros mismos con risibles actos de suficiencia de que tenemos la razón. Son los demás, los que votarán por el No, a quienes debemos hacer cambiar de parecer, pero para lograrlo debemos acercarnos a ellos de otra manera, sin la arrogancia que a muchos nos ha caracterizado.

La mayoría de esos otros, de quienes decimos a la ligera que son unos idiotas, fanáticos o analfabetos, son nuestros semejantes, y como yo, como muchos del Sí, también tienen miedo. Si miramos bien, ellos y nosotros no estamos tan alejados en el círculo. De los que defienden el No, son pocos los que obtendrán algún beneficio económico o político de la guerra pues la mayoría de ellos son como todo el mundo, se levantan muy temprano a trabajar, a estudiar, a luchar por arrancarle un pedazo de felicidad a la vida en un entorno muy hostil, entorno favorecido en no pocas ocasiones por el Estado.

Los del Sí y los del No nos parecemos también en lo más importante: no queremos más FARC, y con los acuerdos, sencillamente, las FARC dejarán de existir. Eso no significa que obtendremos la paz como equivocadamente recalca la campaña barata del gobierno o de la guerrilla, no, la paz solo puede obtenerse con justicia social, pero al menos evitaremos miles de muertes más.

La macabra élite de este país se beneficiará tanto del Sí como del No, basta con mirar quiénes apoyan cada una de esta opciones, todos ellos unidos en su oda de amor al capital; pero la diferencia radical que implica votar por el Sí, la que debería volcarnos a todos por esa elección, es que morirán asesinadas menos personas, y una sola vida salvada es razón suficiente para un Sí: un soldado que regresará a casa, un agricultor que verá crecer a sus nietos, un guerrillero que pisará por primera vez el siglo XXI (sí, un guerrillero, un colombiano más a quien le quitaron la posibilidad de construir futuro).

Imagen cortesía de: yahoo.com

Imagen cortesía de: yahoo.com

Muchos del Sí y del No que libramos nuestra lucha en las redes sociales con ferviente obstinación, citadinos y profesionales, no somos más que los pocos privilegiados de un sistema brutalmente injusto. Es por ellos, los ultrajados por la miseria, nuestros hermanos pisoteados por la modernidad, que debe decirse Sí.

Ahora que la Historia nos habla al oído, nuestros actos deben honrar nuestra propia humanidad. Si gana el No, la guerra se revelará triunfante, no porque las balas sigan zumbando, sino porque el odio habrá primado sobre el dolor de los demás.

Todos tenemos algún familiar, amigo o compañero de trabajo que votará por el No, hagámoslo cambiar de idea, vamos tras él, cautivémoslo. Y no necesariamente con la razón. Hay que renovar mitologías, remover las fibras del imaginario. La senda que se abre con los acuerdos exige inteligencia, pero también mucha creatividad. Por primera vez en este azaroso camino de construirnos como nación (ese delirio geográfico), estamos a punto de experimentar en el campo de la política, como pueblo, lo que nuestros artistas y deportistas logran continuamente para todos nosotros: la más gloriosa de las victorias.

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Jacobo Cardona Echeverri
Antropólogo y escritor. jacobocardona.com