Caminar hoy las por calles y avenidas de Bello deja un sabor amargo, entrelazado con la historia de aquel centro de desarrollo económico que representó esta ciudad. Entre tejidos se forjaron ilusiones, se conformaron familias y se construyeron barrios que daban certeza de un futuro próspero. Era la época de la Fábrica de Hilados y Tejidos del Hato. Don Carlos Mejía Restrepo y Don Antonio Navarro habían escogido a Bello por su situación geográfica y sus facilidades para el transporte, al mismo tiempo que aprovechaban la caída de agua de la Quebrada del Hato.[1]
Hoy es evidente la desindustrialización de Bello y del Departamento. De ser el centro industrial del país ha pasado a convetirse en una región de servicios. Una muestra son las importaciones de textiles, que aumentaron de U$75 millones en 1990 a U$947 millones en el 2006. En el mismo periodo, la población ocupada en el sector textil pasó del 11% al 8.5% en Colombia y del 24% al 18% en Antioquia. Además, el empleo manufacturero antioqueño entre 2001 y 2015 dejó de ser el 25% para pasar al 22% del total nacional.[2]
Como otra muestra del retroceso industrial, Fabricato ha decidido incursionar en el mercado inmobiliario. Se asoció con las empresas constructoras Arquitectura y Concreto y Londoño Gómez. Recibió 28.000 millones de pesos por la venta del 12 por ciento de los derechos fiduciarios del patrimonio autónomo que constituyó con el inmueble denominado Pantex. El terreno cuenta con aproximadamente 110.000 m2, está libre de cualquier gravamen y tiene un Planteamiento Urbanístico General aceptado por el Municipio de Bello.
Dicho plan se suma a la oleada de planes inmobiliarios que se están desarrollando en el municipio. Es alarmante el aumento del índice de construcción de vivienda en Bello. Para 2015, según La Galería Inmobiliaria, la ciudad se ubicó primera en el área metropolitana. Un 62% fue el crecimiento de planes de vivienda, una cifra bastante superior frente a los demás municipios, La Estrella (32%), Envigado (14%) y Sabaneta (12%). La prioridad es otorgar la mayor cantidad de licencias posibles para proyectos de estratos 4, 5 y 6. Según estimaciones, para 2020 se habrán construido 38.200 viviendas de estas características, planes que cuentan con apartamentos por encima de los 250 millones de pesos y que incluyen locales, zonas comerciales, bulevares y escenarios deportivos.
Ante este panorama, es necesario generar un debate abierto. Las garantías para estos proyectos contrastan con las condiciones de vivienda en las que viven muchos bellanitas. 2.894 viviendas no cuentan con acueducto, 1.423 del área urbana y 1.471 del área rural. Además, 8.228 viviendas no tienen alcantarillado, 3.904 del área urbana y 4.324 del área rural[3]. A lo que se suma que el municipio solo cuenta con dos hospitales públicos, Marco Fidel Suárez y Rosalpi, situación delicada, ya que para el ajuste del POT del 2009 se identificaron 63 escenarios de riesgo. El Ministerio de Vivienda emitió el Decreto 1807 requiriendo identificar los asentamientos en peligro, llamado que tampoco ha sido atendido. Por el contrario, según informe de las Curadurías 1 y 2 para grupos poblaciones en situación de vulnerabilidad, se aprobaron 130 proyectos en condiciones de precariedad, incrementando el riesgo estructural y la exclusión económica.
El llamado está hecho. No podemos esperar que ocurra otra tragedia como la sucedida en 2010 en La Gabriela. Urge construir un espacio de debate sobre la situación del municipio, atendiendo los requerimientos de todos los bellanitas. Debemos unirnos, ya es hora de dar prioridad al interés general y no a los bolsillos de los constructores.
[1] Zafrané C. Carlos. Fábrica de Hilados y Tejidos del Hato S.A. Fabricato. Recuperado de publicaciones.eafit.edu.co › Inicio › Vol. 2, Núm. 2 (1966).
[2] Núñez González, Amaury. “Razones del desplome textil antioqueño”. Disponible en: http://www.kienyke.com/kien-bloguea/razones-del-desplome-textil-antioqueno/.
[3] Fuente: Plan de Desarrollo Periodo 2016 – 2019 «Bello, Ciudad de Progreso».