En Colombia no existe uno solo de los “Santos” (ni Pachito ni Juan Manuel) que convoquen ni despierten tanta simpatía como el abanico de “vírgenes” del devocionario católico. Aunque dicen que la Virgen María es una sola, también dicen son muchas a la vez porque tienen vocaciones distintas.
Por eso se me ocurre que si este país ya ha sido ofrendado al “sagrado corazón”, si la Corte Constitucional sesiona al amparo de un crucifijo y si tenemos un Procurador que defiende la moral pública y los derechos colectivos con camándula y sotana, qué más da prescindir de algunos ministros de gobierno y encomendar cada cartera ministerial a una virgen distinta.
Por ejemplo, el INPEC podría adjudicarse a la Virgen de las Mercedes, patrona de los reclusos. En este sentido, The Latin Brothers logró ésta declaración esperanzadora de un representante de los presos que vería con buenos ojos este nombramiento:
Virgen de las Mercedes,
patrona de los reclusos:
Dame, si puedes,
la libertad y recursos
para salir de esta celda
donde me encuentro amargado,
pagando una larga pena
(la máxima del juzgado).
De rodillas te prometo
que al vicio no vuelvo más.
Yo seré honrado y honesto.
Me voy a regenerar.
Demás está decir que la autenticidad de dicho testimonio fue ratificado posteriormente por el ciudadano Julio Ernesto Estrada, “Fruco”.
En ese orden de ideas, se podría convocar a María Auxiliadora a la Dirección Nacional de Estupefacientes. Sería un acierto porque esta venerada mujer lleva años haciéndole seguimiento a toda la problemática de este sector. Dicen que a su santuario en el sector de la Aguacatala, en el barrio El Poblado de Medellín acuden tantos “traquetos” y con tanta fe, que los observadores más atrevidos le llaman “la mafiosita”; y es tal su experiencia lidiando con ovejas descarriadas que Fernando Vallejo en su momento le llamó la “Virgen de los sicarios”.
La Virgen de Guadalupe despertaría simpatías en la Dirección de Asuntos para Comunidades, Negras, Raizales y Palenqueras. Ayudaría en las negociaciones con la Minga indígena y además tiene raiting.
En el mismo sentido, creo que al Ministro de Transporte le vendría bien una manito de la Virgen del Carmen, patrona de los conductores. Por eso presentó el borrador de una plegaria dirigida a la Virgen del Carmen y convocó a una gran cadena de oración para que tal divinidad sea garante de los acuerdos que finalmente conjuraron el paro camionero:
Santa fe, julio de 2016
¡Oh Respetada Damisela!
Desesperados, en carestía y con riesgo de escasez, apelamos a tu carisma y al poder de convocatoria que tienes sobre los choferes de este país, que te reconocen como madre, patrona y protectora. En santuarios de aquí y de allá reportan que en tu presencia guarda silencio hasta el más lenguaraz de los camioneros.
Tú, que cada año los pones a caminar derechito y a marchar en una misma dirección; que despiertas, incluso, sensibilidades insospechadas en los hombres más rudos de este país: haciendo que tus fieles abandonen temporalmente el pecado de las grasas, las cervezas y el aguardiente, para dedicarse al delicado oficio de la limpieza y la decoración con bombas, moños y cintas en tonos pastel… ¡Blinda los acuerdos del paro!
Oh, motorizada señora.
El paro de tus devotos camioneros puso a los comerciantes “a pilar por el afrecho”, con las carreteras bloqueadas los campesinos no tuvieron cómo “llevar del bulto” y los humildes coteros ni siquiera pudieron “llevar del arrume”. Fueron tantos días en paro que los lecheros aprendieron a “no llorar sobre la leche derramada”. Tú que eres madre soltera, sabes muy bien lo que es la escasez y, como buena católica, también sabes que “botar comida es pecado”, máxime cuando hay tanto venezolano hambriento por ahí desafiando la frontera.
Los colombianos de bien te rogamos que, con tu presencia en todo el parque automotor que mueve la carga de este país y por la sabiduría con que lidiaste de manera exitosa con el difunto Diomedes Díaz, que no era propiamente un dechado de virtudes, nos asegures la buena voluntad de los camioneros que volvieron a las carreteras y que no son “ninguna perita en dulce” y la buena fe de los dirigentes que negociaron el paro que tampoco son unas “hermanitas de la caridad”.
Permite que nuestros labios eleven al QTH de tu altar una petición en el lenguaje que habitualmente escuchas:
Virgen del Carmen, si me copias,
apacigua al camionero:
Que no armen otro reguero
y nos dejen en la inopia… amen.