No es un hashtag caprichoso ni emotivo. Tampoco es el resultado de una campaña de desprestigio soterrado contra la actual Alcaldía. Mucho menos es un ataque personal contra el Secretario privado del Alcalde de Medellín, Manuel Villa. Es un legítimo reclamo ciudadano y ante todo, una oportunidad para plantear y avivar el debate pendiente en torno a las políticas públicas de seguridad del Municipio.
Permítanme contextualizo un poco. El 19 de junio de 2016, el actual secretario privado de Federico Gutiérrez, alcalde de Medellín, posteó en su Facebook una nota del bastante polémico portal, Minuto30. El portal que se caracteriza por exacerbar por medio del sensacionalismo la justicia por mano propia, divulgó una noticia que “informa”, con una imagen de una persona tendida sobre la calle, cómo un agente de la Sijín, supuestamente resistiendo el fuego del asaltante, lo asesinó luego de un robo de una cadena de oro.
La noticia replicada por el Secretario privado fue acompañada por una frase suya que por más que quieran hacernos creer que fue sacada de contexto, es bastante clara y elocuente de la idea de seguridad que defiende el servidor público: “… para que sepan que cuando salen a “trabajar” ya no es seguro que vuelvan a casa: dado de baja por policía cuando robaba”
No pareciera necesario explicitar lo que quiere decir el Secretario. Sin embargo, para que luego no nos digan malos intérpretes, como sugirió el Secretario en el comunicado publicado en el periódico El Colombiano, conviene exponer un poco lo que se infiere del texto.
Primero, el Secretario quiere decir que, las personas que cometan delitos probablemente, no regresarán a sus casas. Ello será así porque la fuerza pública los dará de baja, es decir, los asesinará. Como si fuera poco, en su publicación, el servidor público, exalta la forma como obró la fuerza pública.
Habría que decir varias cosas más sobre el texto, pero basta con resaltar que el Secretario está diciendo que en su sentir no es necesario intentar la captura como lo disponen los protocolos del uso de la fuerza. Nos indica que para él, no es una obligación constitucional usar la fuerza proporcionalmente y nos deja entrever que desde su perspectiva de seguridad, no es necesario seguir el debido proceso. Igualmente, nos permite concluir que la norma que prohíbe la pena de muerte en Colombia, para él, servidor público, no es obligatoria.
En síntesis, la política de seguridad que defiende el Secretario privado de Medellín, es aquella que señala que a la inseguridad se la enfrenta con mano dura, incluso, saltándose las garantías penales de todo estado de derecho: gravísimo y trágico.
Pero la tragedia no termina allí. Continúa con otro servidor público, el Alcalde Federico Gutiérrez. El Alcalde, luego de enterado del asunto tomó una actitud bastante reprochable. La primera autoridad civil, encargada de defender los derechos de todos los medellinenses, guardó silencio.
Gutiérrez no quiso desautorizar a su subalterno o reprochar públicamente tan grave actitud, prefirió, como se hace en cuarteles militares, cerrar filas en torno al funcionario. Es decir, se volvió cómplice y adhirió, tácitamente, a las palabras de Manuel Villa.
Tan lamentable episodio, el cual han intentado banalizar, desnuda la perspectiva de seguridad de dichos servidores públicos del Municipio de Medellín, esta es, que para combatir la delincuencia, debe acudirse a la represión-mano dura-. Y si es necesario, vulnerar las garantías judiciales.
A todo lo anterior hay que responder con firmeza. Desde un punto de vista jurídico la perspectiva de seguridad propuesta por el Municipio de Medellín es abiertamente inconstitucional pues propicia la vulneración las garantías propias de un estado de derecho. Además, desde un punto de vista práctico los llamados a resolver el problema mediante políticas de “mano dura” y el nefasto populismo represivo, por lo general son ineficaces en reducir las estadísticas de inseguridad.
El camino eficiente y sostenible para reducir la inseguridad radica en trazar políticas públicas de seguridad que contengan dos ejes estratégicos, el estructural y el coyuntural. En primer lugar, la mirada coyuntural sugiere atacar financieramente las estructuras delictivas de gran nivel, desactivando los estímulos que se generan en el delito más cotidiano. Distintos países han demostrado que la desarticulación del crimen organizado de mayor escala permite reducir el mercado delincuencial de menor escala.
Desde un punto de vista estructural, es necesario adoptar estrategias de acompañamiento, contención y prevención social que tengan como norte el desarrollo humano de forma integral. Es decir, Medellín requiere de políticas públicas de seguridad que reduzcan la desigualdad mediante el aumento de las oportunidades laborales y de emprendimiento de la población más vulnerable ante el delito, que en Medellín, es la población joven.
Invertir en el desarrollo integral del ser humano puede ser una buena ruta para dejar de ser una comunidad agresiva, amedrentada e insegura.
Hay mejores y más eficaces políticas públicas de seguridad y no están en ese espectro ideológico. Están en otro costado.
Publicada el: 2 Jul de 2016