El 26 de junio, luego de las 4:00 p.m, la historia de Europa se dividió en dos. A partir de ese día el Reino Unido, compuesto por Inglaterra, Gales, Irlanda del Norte y Escocia, tiene exactamente dos años para salir de la Unión Europea, no por decisión política o de los gobiernos de turno, mucho menos de la Reina, sino, e increíblemente, de sus mismos ciudadanos.
Ese día se llevó a cabo el denominado Brexit, que es una abreviatura de dos palabras, Britain y exit (Gran Bretaña y salida respectivamente), el cual era un referendo que le hacía una sola pregunta, sencilla por demás, a los habitantes de este territorio ¿Debe el Reino Unido seguir siendo miembro de la Unión Europea, o debe abandonar la Unión Europea? Cuyas respuestas posibles, dos por cierto, eran aún más sencillas: A) Permanecer. B) Salir. Y como dije en el primer párrafo, la segunda opción fue la ganadora.
Más allá de si el tarjetón que debían marcar era sencillo o no, lo grave (Para muchos analistas políticos y de gobierno), fue el resultado obtenido. Más de 17 millones de personas, es decir, el 72% de los habilitados para votar, lo hacían a favor del Brexit. Diciéndole “Bye bye” a la Unión Europea.
Hasta ahí todo parecía normal, pese a las consecuencias que esta decisión traería, no solo para Gran Bretaña, sino para Europa en general. Lo curioso y preocupante fue lo ocurrido a partir del cierre de urnas. En las redes sociales, medios, calles y demás, se han manifestado miles de arrepentidos por haber votado a favor, al punto que ya se “habla en voz baja” de un nuevo referendo solicitando la permanencia en la unión de países europeos.
Muchos de los que acudieron a este llamado no sabían para qué era que estaban votando, ni mucho menos las consecuencias que traería para sus países el Brexit. Algunas, que incluso, ya se empezaron a ver.
Mientras escribía esto – y aunque no soy amante de las telenovelas – recordé la frase “Hay que leer”, pronunciada por Edilberto Reyes, interpretado por Enrique Carriazo, en la novela Los Reyes, emitida en Colombia y otros países latinos a mediados de los 2000. Y aunque en su momento fue tomado como algo gracioso, hoy cobra relevancia, no solo porque el índice de lecturabilidad de la región es mínimo, sino porque ni en momentos tan importantes y donde hay tanto en juego, como la votación de un referendo, leemos.
Desafortunadamente lo ocurrido en Reino Unido con aquellos que no sabían ni que hacían en las urnas y luego se arrepintieron, no es el único ejemplo del alto porcentaje de ciudadanos llegan al día de elecciones sin tener ni idea de a qué van. Yo llevo varios años participando en procesos electorales y cuando camino las calles de mi ciudad, o emprendo conversaciones sobre las campañas de turno, hago las mismas preguntas: ¿Conoces el plan de gobierno? ¿Has leído las propuestas de los candidatos? Y adivinen la respuesta de la mayoría.
Y así como ocurrió en Europa, donde Google reveló que justo después del cierre de las urnas, los términos más buscados por los británicos fueron “¿Qué es el Brexit?”, “¿Qué es la Unión Europea?”, y “¿Qué pasa si abandonamos la Unión Europea?”, acá pasaría algo similar si le solicitamos al gigante tecnológico que hiciera pública esta misma información, luego de elecciones. No sería raro ver resultados como ¿Qué proponía X o Y candidato?, ¿Qué hace un concejal?, ¿Cuáles son las funciones del alcalde?, por citar solo algunos ejemplos.
Muchos jóvenes y adultos no tienen idea aún de lo que hicieron ese 23 de junio, donde ya se han visto las primeras consecuencias, como la dimisión del Primer Ministro, David Cameron, o el desplome en diferentes bolsas de valores a nivel mundial. Y esto apenas es el principio de lo que se le viene a Reino Unido.
Y al igual que allá, en Colombia hemos vivido situaciones similares. Sólo nos damos cuenta de las consecuencias de nuestras decisiones electorales – y pese a todas las advertencias – cuando ya las estamos padeciendo.
Tenemos que darnos cuenta de la importancia, no solo de marcar un con una X un cuadrito de un tarjetón, sino de hacerlo conscientemente, leyendo y viendo que cada uno suma, positiva o negativamente, dependiendo quien lo mire. No vaya a ser que les pase como a muchos británicos arrepentidos, que horas después de votar, estaban diciendo “No pensé que mi voto fuera a tener importancia”.
Publicada el: 30 Jun de 2016