A punta de balas, mordazas y ‘chuzadas’

Opina - Medios

2016-06-14

A punta de balas, mordazas y ‘chuzadas’

El último informe de la Fundación para La Libertad de Prensa (Flip) sobre el estado de la libertad de expresión y de prensa en Colombia, publicado el 8 de febrero de 2016, describe al país como un lugar hostil para el ejercicio del periodismo, asegurando que en el año 2015 se registraron 147 ataques, dejando 232 periodistas víctimas. Dentro de esos hechos resaltan los asesinatos de Luis Peralta y Flor Alba Núñez, y el secuestro de Juan Diego Restrepo.

El panorama es muy delicado, porque se está atentando contra uno de los derechos fundamentales de la Constitución, la libertad. Es tan delicado que informar con libertad se ha convertido en un verdadero desafío en Colombia, expuesto a intimidaciones y censuras, que en muchos casos termina en la muerte.

Por eso, Colombia es un país de libertades de papel, una cosa es lo que está escrito y otra lo que se practica. Entonces, ¿realmente existe la libertad de prensa en este país?, ¿están dadas las condiciones para el libre ejercicio del periodismo?, porque las cifras demuestran lo contrario.

Además, dicho informe resalta que los tipos de agresiones más frecuentes son las amenazas con 77 casos. Pero lo más grave está relacionado con los presuntos responsables de las vulneraciones a la libertad de prensa, el documento destaca que los ataques que provienen de funcionarios públicos representan el 23 por ciento (51 casos), lo que posiciona al Estado como uno de los principales agresores, después de los particulares con el 29 por ciento. ¡Inaceptable!

Como dice el adagio popular “esto se puso color de hormiga”, porque lo que evidencian esas cifras es la consolidación de nuevas formas de agresión contra los periodistas, validadas por funcionarios públicos, como la impunidad en los delitos contra el periodismo, junto con las prescripciones de procesos judiciales; las interceptaciones ilegales telefónicas, conocidas como ‘chuzadas’; las amenazas e intimidaciones relacionadas con la corrupción y la autocensura por miedo a ser amenazado. ¿Qué se puede esperar en estas condiciones?, si es el Estado el primer responsable de velar y garantizar las condiciones para el ejercicio de la libertad de expresión y de prensa en el país. ¡Cruda realidad!

Y para echarle más leña al fuego, la Tercera Encuesta de Libertad de Expresión y Acceso a la Información en 2015, realizada por la firma Cifras y Conceptos, el Proyecto Antonio Nariño y la Flip, demostró que de los 612 periodistas encuestados el 12 por ciento afirmó que ha sufrido agresiones por parte de funcionario públicos, el mismo porcentaje indicó haber recibido agresiones por parte de grupos armados al margen de la ley. Así mismo, el 20 por ciento aseguró percibir que agentes del Estado los están vigilando ilegalmente.

La sumatoria de hechos y cifras ponen en evidencia una situación que además de ser lamentable, es de extrema gravedad y complejidad, teniendo en cuenta que el ejercicio del periodismo es fuente de democracia y principio de libertad.

El Gobierno colombiano solo se ha comportado de manera pusilánime e indiferente ante el deterioro de las condiciones para informar con libertad, como lo hace con la salud, la educación y la seguridad. Y frente a los actores de dichas vulneraciones solo ha guardado silencio.

Según la clasificación mundial que hace la organización Reporteros Sin Fronteras (RSI), sobre las garantías y libertades para el ejercicio de la prensa, Colombia en 2015 obtuvo el puesto 134 de la lista, de 175 puestos, descendiendo 6 puestos respecto al 2014, ubicándose en la categoría de situación difícil.  A Colombia le falta mucho para salir de esa “lista negra”, porque mientras se siga respaldando las amenazas y violaciones a los derechos humanos de quienes hacen periodismo, Colombia seguirá siendo un lugar adverso para la libertad de prensa.

Imagen cortesía de: elespectador.com

Imagen cortesía de: elespectador.com

Este escenario resulta alarmante en un contexto sociopolítico encaminado a la búsqueda de la paz y la solución a más de 50 años de conflicto armado, que exige la necesidad en la diversidad de voces en los medios de comunicación. Porque si no hay completa libertad de expresión e información ¿habrá paz? Resulta tan incoherente que el Gobierno desee la paz y no garantice el ejercicio del periodismo.

El 2016 no se queda atrás. Durante los cuatro primeros meses del año se han registrado 70 hechos violentos contra periodistas en Colombia, para un total de 76 víctimas, según lo denunció la Federación Nacional de Periodistas (Fecolper). Y la gota que rebosó el vaso fueron los hechos recientes del secuestro de los periodistas Salud Hernández, Diego D’ Pablos y Carlos Melo, en la región del Catatumbo por parte del Eln. Como dice el adagio popular “vamos de mal en peor”, así no se puede Señor Presidente, su actitud y la de su gobierno como si nada hubiese sucedido le hace daño a la democracia, a la libertad de expresión y a la prensa.

El Estado colombiano en cabeza del presidente Juan Manuel Santos necesita amarrarse bien los pantalones y afrontar esta situación con la creación y consolidación de una política pública, para garantizar las condiciones de la libertad de expresión de los periodistas, así como los procesos de reparación y memoria de la violencia contra la prensa.

Publicada el: 14 Jun de 2016

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Miguel Orlando
Comunicador social - Periodista de la UPB. Productor radiofónico de la emisora virtual Estación V. Reportero de la Revista Plataforma Pfm.